domingo, febrero 12, 2006

Ruta 61 en Horizonte 108

Este jueves 16 de febrero, Radio Horizonte (108 de FM) transmitirá en vivo desde Ruta 61, la música de tres de las mejores bandas de la ciudad: Vieja Estación, Las Señoritas de Aviñón y El Charro y sus Moonhowlers.

Yo todavía no sé que hacer: sintonizar la estación, de las ocho a las diez de la noche, acurrucado en mi cama, con un plato de Rice Krispies, un sanguich de jamón y un choco milk en vaso de café de chinos, o darme una vuelta por el bar y comenzar desde ese día el fin de semana, para disfrutar no sólo de los grupos sino también del buen servicio que ofrece siempre nuestra querida casa de blues.

Lalo Serrano, cuya sonrisa es siempre la mejor bienvenida, ha formado un excelente equipo de trabajo.

Pablo, el capitán, es además dueño de otro lugar, el Che Gaucho (Aguascalientes 225, colonia Roma), restaurante de comida argentina donde me gusta pedir bife de chorizo o ravioles rellenos de espinaca, con un vaso del mendocino Magallanes.

Gabriela es hermana de Pablo, y, desde que ella está en la cocina, los Dedos de Pollo me saben de veras exquisitos. Yo no sé si Gaby interviene en su preparación –acaso es Memo quien se encarga de ellos-, pero... ojos que no ven corazón que siente lo que quiere.

Guillermo, argentino, es la salvación de la cocina. Tuvimos malas experiencias, cuando los platillos los trabajaba una señora fea y malencarada, una mujer con profundos resentimientos de vida. Todos estábamos pagando su amargura en nuestro paladar. Luego vino Ernesto, admirador de Charles Atlas. Por último –y con la esperanza de que dure mucho tiempo-, llega Guillermo, cuyo toque cordobés siempre se agradece.

José Luis es, sin duda alguna, el mesero estrella del bar. Su experiencia en el ramo del servicio al cliente, lo ha vuelto un elemento indispensable para que la noche pase sin contratiempos. Desde que la gente llega y hasta que Lalo grita ¡vaaamonooos!, Pepe no descansa un segundo: sube, baja, distribuye pedidos, se mueve entre la gente con la agilidad de quien conoce perfectamente el campo de acción. Cuando quiero ser atendido como si fuera rey, es a Pepe a quien le asigno mi cuenta. Otra de sus múltiples ocupaciones es, fuera de Ruta 61, la venta de seguros para padres que quieren garantizar los estudios universitarios de sus hijos desde que éstos son unos escuincles (si tienes, lector, niños pequeños... no dudes en llamar a Pepe, que él sabra explicarte las bondades del programa de becas).

Claudia de la Concha no sólo es una buenísima mesera, sino que además canta delicioso (era la voz de Matera, banda que ya desapareció). Por eso, Las Señoritas de Aviñón la invitan seguido a subirse al escenario, para hacer los coros de Unchain my heart o Mustang Sally (antes, se echaba The spider and the fly, pero creo que Claudia ya se hartó de hacerlo).

Lorena, nuestra hostess, con sus ojos grandotes y su sonrisa de niña formada en escuela de monjas, es la ternura andando. El primer beso que recibo en Ruta 61 es el de ella, un beso que anuncia sana diversión.

Eric, que maneja los asuntos de caja, tiene absoluto control de lo que entra y de lo que sale. A pesar de la gran responsabilidad que lleva a cuestas, siempre anda con esa tranquilidad que tanto nos sorprende. Además, ¡qué paciencia tiene para esperar a que los últimos parroquianos decidamos abandonar el bar!

Celeste y Jimena, cordobesas como Guillermo, son –además de meseras de Ruta 61- estudiantes de medicina que llegaron a la Ciudad de México a curarnos el hastío.

Mariana es estudiante de etnología en la ENAH. La otra noche, esta lindura de niña con sangre colombiana me estaba platicando de Bronislaw Malinowski y de Claude Lévi-Strauss, cuando llegó Pablo y le recordó que, además de La Tía Juanita, había otros clientes esperando ser atendidos. Para colmo de gracias, Mariana nos dijo a José Luis Sánchez (Josefáin, tecladista de Vieja Estación) y a mí que le encanta Frank Zappa. Fácilmente podrás imaginar, querido lector, que ambos –devotos del Prodigio de Baltimore- quedamos patidifusos y boquiabiertos, al comprobar que Dios es grande.

Dannet es la más chiquita de todo el equipo. Su cara de pecosa traviesa me hace pensar en Dennis the Menace. De cualquier manera y a pesar de su juventud, Dannet puede convertirse en una excelente mesera apenas descubra que las propinas pueden ser muy pero muy buenas.

Rafael Martínez es el ingeniero de sonido de Ruta 61, y gracias a su destreza podemos escuchar la música en muy buenas condiciones acústicas. Hace algunos meses, unió su talento a la experiencia de Octavio Herrero y a la calidad extraordinaria de Vieja Estación, para que esta banda grabara un nuevo disco, que está a punto de salir a la venta (es conveniente apartar un ejemplar, porque se trata de una edición especial y limitada; así que si te interesa, melómano lector, pregunta por esta joya en Ruta 61... o llama al 04455-2309-7187).

Y Francisco, el nuevo bar man, ocupa el lugar que dejó nuestro estimado Adrián (antes de él, la barra estuvo en manos de Gaudencio, hijo de la señora fea que entonces estaba en la cocina; resentido y amargado como su madre, el tal Gaudencio no tenía ni la menor idea de cómo tratar a la gente ni cómo servir un buen vaso de whisky). Aunque acabo de conocerlo, Paco me parece todo un profesional, a tal punto que con él he decidido cambiar de Johnny Walker etiqueta roja a Chivas 12 años.

A este gran equipo se une en ocasiones especiales Jessica, esposa de Pablo. También y como gesto de profundo cariño, los miembros de Vieja Estación y Hernán Silic se arremangan a veces la camisa y realizan labores de casa. ¿Por qué? ¡Porque Ruta 61 merece eso: que excelentes músicos rindan homenajes prácticos a Lalo Serrano!

Ya decidí: el jueves voy a Ruta 61.

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