lunes, enero 28, 2008

¡Viernes con Billy Branch!

De nuevo, en Ruta 61...
Billy Branch,

el mejor armonicista de Chicago
Viernes 1 de febrero
Fue hace poco más de seis meses, en junio de 2007, cuando Billy Branch se presentó por segunda ocasión en Ruta 61 (esto, sin contar sus visitas en colectivo, con otros grandes del blues de Chicago). Dije entonces que el bar se ha convertido en un excelente escaparate musical, capaz de convencer a figuras de primera línea para que vivan la experiencia de tocar en nuestra ciudad: John Markiss, Deitra Far, Luis Robinson, Graná Louise, Dave Specter, Carlos Johnson, Peaches Staten, Lurrie Bell, Charles Mack y... Billy Branch, entre otros.

A fe de múltiples notas periodísticas, el gran momento del segundo día del Festival de Blues de Chicago del año pasado fue, precisamente, la celebración de los treinta años de The Sons of Blues, en el Grant Park. Durante más de dos horas, Billy Branch y sus compañeros de banda (entre ellos, dos conocidos de Ruta 61, Lurrie Bell y Carlos Johnson) tocaron como lo que son, ya por sangre, ya por causas de honor: los hijos directos del blues, segunda generación que ha sabido mantener el espíritu de sus padres y de sus tutores.

Vieja Estación, por su parte, está a la altura del compromiso que significa acompañar como banda a un músico formado en la mejor tradición del blues, y ha mostrado y demostrado cómo la belleza siempre pende del talento y la capacidad expresiva de los músicos. Billy puede decir su discurso gracias, en gran parte, a que Ignacio Espósito, José Luis Sánchez, Mauro Bonamico y Santiago Espósito ejecutan con exquisito acierto el repertorio del armonicista: Bring it on home, Grown mery, The blues follow me around, Crazy mixed up world, Everysight to the blind, Crank it up sckecht my beck, Boom Boom, Crazy mixed world, Got my mojo working, Key to the Highway y otras.

Es probable que Ezequiel Espósito, voz principal de Vieja Estación, suba al escenario en algún momento de la velada. Entonces, escucharemos dos voces sin otra geografía que la isla del blues.

Las presentaciones de Branch en Ruta 61 se distinguen por crear momentos extraordinarios: abarrotado el bar, Lalo Serrano tiene que dar instrucciones para bajar la cortina y, así, evitarse la pena de decir a los rezagados que ya no cabe ni un alfiler. Billy Branch se da entero, sin condiciones, incluso sobrepasando los límites de la bondad y la complacencia: no sólo toca blues como los grandes (porque él es un grande), sino que, además, se da tiempo para dictar cátedra y expandir la idea de que el blues es más que un género musical: es un gesto humano, una sudoración, un brote universal del alma.

En realidad, ésta será la quinta visita de Billy a México, pues a las presentaciones de febrero de 2006 y junio de 2007 en Ruta 61 hay que añadir su participación en uno de los festivales de blues organizados por Raúl de la Rosa a fines de los setenta y principios de los ochenta, así como su reciente intervención en el X Festival de Blues, en noviembre del año pasado, en el Teatro de la Ciudad y el Monumento a la Revolución. Asimismo, queda en la memoria de todos nosotros la escapada que en esos días se dieron Branch y una docena de músicos divinos para improvisar una fiesta histórica en Ruta 61, donde doña Marie, viuda de Willie Dixon, nos dio la bendición y nos regaló su sonrisa permanente.

¡Y, además, tenemos un aperitivo para gustos de conocedor!
LAS SEÑORITAS DE AVIÑÓN,
cuyo progresivo refinamiento ha convertido las noches de Ruta 61
en verdaderos cobijos para quienes desean música cierta.


Es conveniente hacer reservaciones anticipadas para cualquiera de los tres días, llamando a los teléfonos de Ruta 61: 5256-0667 Y 5211-7602 (o escribiendo a eduardo@ruta61.com).

Otras delicias de la semana

Jueves 31 de enero, Víctor Méndez y Domicilio Conocido
Viernes 2 de febrero, Sammy Boy y Vieja Estación
Y recuerda que los miércoles hay jam session, sin cover (súbete al escenario con músicos de extraordinaria calidad).

jueves, enero 24, 2008

La vida... como va.

De espejos y dioses
por Octavio Herrero
Versión estenográfica

Fragmento de las palabras pronunciadas unos segundos antes
de que Las Señoritas de Aviñón comenzaran a tocar
dentro del Homenaje a Gerardo María Aguilar Tagle,
un hombre necesario.



…el otro –el hermano, la madre, el amigo- es como un espejo en el que uno se ve. Y uno es siempre el que los otros le dicen.

A mí me gusta ser quien soy, me siento orgulloso de mí mismo. Y aprendí en un espejo que se llamaba Gerardo, en un espejo que se llama Agustín. Fueron dos espejos importantes que nos dijeron que la vida había que tomarla como va. Y quienes tomamos la vida como va, somos los cínicos.

Yo soy un cínico e, insisto, me siento profundamente orgulloso de mí mismo. Pero no soy más cínico que el hombre más cínico del mundo: Gerardo, un hombre que tomó la vida como venía. Y caminándola hizo a Ger, hizo a Alejandra, hizo a Maru, me hizo a mí, hizo a sus hermanos, nos hizo a todos nosotros. Y, por supuesto, hizo a ese apéndice suyo, ese apéndice esencial que es Agustín.

Morir de Amor (Parir chayotes)
por Sandra Redmond


Hace poco más de un mes, el 21 de diciembre, dejó esta vida terrenal Gerardo María Aguilar Tagle, guitarrista y compositor que en la década de los 70 perteneció a un grupo de jóvenes mexicanos que encabezaban la escena del rock mexicano y que en ese momento eran los dueños del mundo.

En un homenaje - misa - tocada de rock and roll y blues, efectuada en el más importante sitio del blues en México, el bar Ruta 61, Octavio Herrero, líder del grupo Las Señoritas de Aviñón, entre rola y rola, lo recordó así:

En 1973 entré a la Prepa. Llegué a empezar a saborear de la música y en mi salón había un hombre alto, delgado, con cara de caballo. Le decían horsito, porque tenía la cara larga y el cabello hasta acá --señala su espalda--. Mi padre era un hombre curioso, me dejaba hacer muchas cosas pero decía 'el pelo largo no es de hombres’, y yo tocaba con él.

Y continuó su relato: En una fiesta, llegó ese hombre con unos pantalones que tenían las campanas más largas que ha habido en la historia, y yo quería tenerlas. El pantalón holgado le llegaba un poco más allá de lo tolerable, pero estaba bien ajustado, y tenía un abrigo inmenso, que sus hermanos deben recordar y que se lo ponía siempre, aunque hiciera calor. Y ese hombre estableció un vínculo conmigo porque decía que le gustaban los Stones y cuando él dijo eso yo pensé: puedo ser amigo de este cuate.

Y así, la vida siguió. Me presentó a su hermano gemelo Agustín, y juntos conocimos a Chuck Berry, a Arturo Macías y a tanta gente. Ustedes no lo saben, pero en los setentas éramos los dueños del mundo.

En su oportunidad, su gemelo precioso, Agustín Aguilar Tagle, al encabezar la misa de rock and roll presente recordó algunas rolas de Gerardo quien era la personificación del rock y su himno era Morir de Amor (Parir chayotes). Así, con Las Señoritas de Aviñón, interpretó Ausencia, cuya letra es de Agustín, la música de Gerardo y los arreglos de Octavio Herrero. Y M’ Amor (no me dejes solo), otra pieza emblemática compuesta para su esposa, Marugenia Sámano. Y también recordó algunos pasajes de su trayectoria en el grupo de culto Mamá-Z.

Con el grupo de blues y rocanrol Vieja Estación, Agustín asumió el personaje de Gerardo, Wichily McCoy, y continuó la interpretación de muchas otras piezas para cerrar el homenaje con un sentido No me importa, con el que la comunidad bluesera y rocanrolera le dijo ¡Vuelve pronto!

Y aunque quizá en breve se produzca una compilación de lo mejor de Gerardo Aguilar Tagle que tendrá por nombre Yo soy la mosca, Mamá - Z deja para lo posteridad tres discos: Mamá-Z, LP editado en 1985; Esa viscosa manera de pegarme las ganas, de Discos Pentagrama en 1987 y Mójame el alma entera, en 1991.


Fotografías cortesía de Sandra Redmond

lunes, enero 21, 2008

¿Qué sigue?

Hace exactamente un mes,
Gerardo María Aguilar Tagle regresó con mamá, Diosa Omniscia.


Intensísima liturgia, Su Santísima (hermano cardenal).

Y el Espíritu Santo habitó entre nosotros,
no como lenguas de fuego, sino como whisky multiplicado.
Y habitó también en nuestros ojos, como un mar entero,
con su camisa y su sombrero de vaquero.
Juan Carlos Aguilar Tagle


Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre,
allí estoy yo, en medio de ellos.
Mateo, 18, 20


Gracias a Lalo Serrano y a los músicos de casa, la noche del 18 de enero, en Ruta 61, fue plena: Raboní Gerardo, Mi Gran Señor, estuvo ahí, en todos y cada uno de los rincones del bar: en la mesa de su familia, en las de su banda blogera, en las de sus hermanos, en la de sus amigos de toda la vida, en la de sus amigos argentinos, en la barra, en el escenario, en el baño de los caballeros y en el de las damas también, en Las Señoritas de Aviñón y en Vieja Estación, en el llanto contenido de Octavio y en cada una de las notas tocadas en su nombre, en su honor, en su amor, en su humor.

Ya hay en la red, lector pescador, dos bitácoras que hacen referencia al homenaje: la de Rodrigo de Oyarzabal y la de Víctor Castillo. Por su parte, Judith Bravo (Colibrí) transcribe el discurso introductorio, el mismo que aparece en esta entrega pero con una linda serie de imágenes. Y Luis David Contreras alimenta el mito Tlacuiloco con sus recuerdos, sus sospechas, sus dudas y sus convicciones. Sería bueno que te dieras una vuelta, para que comprobaras –con todos los casos- que esa noche Gerardo tocó el corazón de los hombres buenos... y de las mujeres más buenas.


¿Qué sigue? Yo soy la Mosca, la caja con dos discos compactos y algunas sorpresas. El primer disco contendrá las grabaciones orginales del rocanrol de Gerardo, mientras que el segundo disco reproducirá las canciones del mismo Tlacuiloco interpretadas por Las Señoritas de Aviñón y Vieja Estación (Ausencia, M’amor, Chayotes y No me importa), así como Wichily McCoy, la balada compuesta por el hermano gemelo de Dios.

El mes tentativo para el lanzamiento de Yo soy la mosca, es marzo. Veamos si es posible cumplir con los tiempos. De cualquier manera, se advierte que se hará una edición limitada: cien ejemplares numerados. Si deseas apartarlo de una vez, lector voraz, envía tus datos (nombre y direcciones -tanto física como electrónica-) a bastaturostro@gmail.com

Esta primera edición no tiene precio, es decir, los cien ejemplares serán entregados personal y gratuitamente por alguno de los integrantes de Tlacuiloco Family Trust (Marugenia Sámano Valenzuela, Gerardo Aguilar Sámano, Alejandra Aguilar Sámano y Agustín Aguilar Tagle), el último de los cuales pone una sola condición para la entrega: que sea en Ruta 61 y frente a un vaso de Jack Daniel's.


EL ESPEJO ROTO

Palabras pronunciadas el viernes 18 de enero,
durante el Homenaje a Gerardo María Aguilar Tagle.



Mamá, ¿dónde escondiste a mi hermano?
¿Y dónde te escondiste tú?
¿A qué estamos jugando?
¿Por qué me he quedado ciego, de repente?
Tengo miedo.

El pasado 21 de diciembre, Gerardo María, mi hermano, mi gemelo precioso, mi amigo, mi héroe, mi diálogo, mi vida, tuvo la ocurrencia de modificar ligeramente su constitución atómica para reintegrarse a un complejo universal donde la conciencia parece no tener cabida, al menos la conciencia individual formada y sostenida por una serie de neurotransmisores con un centro de control llamado encéfalo...

Y si existe algo como una Conciencia Universal capaz de funcionar sin energía bioquímica, ni metabolismo celular ni reacciones neuronales, si existe, digo, esa Cosa Omnipotente y Eterna, ese Pajarito Mandón del que hablaba Cortázar, ese Tribilín Metafísico al que muchos insisten en considerar Dios; si existe ese Coágulo Infinito de Caprichos Truculentos, digo, de eso sólo puedo decir, como Voltaire, que su indolencia y su desprecio por el sufrimiento humano lo vuelven mierda divina, detritus teológico, Caca Grande a la que no pienso dirigir una sola plegaria por el Eterno Descanso de Nuestro Señor Gerardo, cuya vida siempre será mucho más importante que su muerte.

Y es precisamente para eso que estamos aquí: para demostrar con hechos y presencias que un hombre como él sigue vivito y coleando en el amor apasionado de Marugenia, su mujer (a quien se entregó en cuerpo y alma durante los últimos treinta años); en la veneración absoluta de sus hijos Gerardo y Alejandra (dos ejemplos claros de cómo el hippismo, el gauchismo y la gitanería son fuentes naturales de belleza e inteligencia); en la rabia enternecedora de sus siete hermanos; en la tristeza amarga de todos sus amigos; en sus dibujos, en sus canciones, en su bondad irresponsable, en su desparpajo cotidiano, en su pasión escandalosa por lo minúsculo y hasta por lo imperceptible…

Cierta noche de 1964, cuando apenas había yo consiliado el sueño, Gerardo encendió la luz de la habitación y me despertó con el típico susurro del chingaquedito:

-Tino, Tino, ¿sabes qué?
-¿Qué?
-Que entré al baño y me encontré un periódico.

Me mantuve callado y esperé el final de su relato. Pero Gerardo se metió a la cama y no dijo más.

-Lalo, entraste al baño, te encontraste un periódico… ¿y qué?
-No, nada más. Déjame dormir.

Ahí entendí que mi padres habían decidido darme la felicidad complicándome la existencia: Nada mejor para el niño Agustín, para que forje su espíritu, que darle por compañía un espejo viviente y paradójico, como todos los espejos.

Arturo Macías, uno de nuestros amigos hermanos, se la pasó diciendo durante la segunda mitad de los setenta: ¡Pero si son un par de cabrones igualitos! Eso se terminó, querido Arturo: Gerardo y yo dejamos de ser iguales. Él es hoy árbol, nube, agua, pollito, cenizas, whisky, jabón chiquito en hotel de paso, torta de jamón de colegiala morelense, lluvia vespertina en tarde melancólica, todo, todo, todo. Yo, en cambio, como ustedes, amigos y hermanos, soy sólo una ilusión óptica en medio de otras ilusiones ópticas. Y nuestra tragedia cotidiana es la de observar cómo se van diluyendo los espejismos que llamamos familia y amigos. Eso acaba de pasarme a mí: la más hermosa creación de mi mente acaba de desaparecer.

Sin embargo, algo puedo afirmar: me tocó compartir la vida con un niño psicotrópico, con un niño iluminado que siempre encontró entre los pliegues de la existencia motivos para asombrase ante lo pequeño y ante lo que ni siquiera tiene nombre. Dice el italiano Giovan Battista Marino que É del poeta il fin la maraviglia, el fin del poeta es el asombro. Y Gerardo fue, toda la vida, un niño poeta, cuya atención podía dirigirse, un día, hacia las más altas cimas de la filosofía, y otro día hacia el pasmo que produce la belleza de lo invisible. Sin haber leído ni antes, ni entonces ni después a Kant, el niño Gerardo preguntaba al niño Agustín:

-¿Por qué todo y no nada? A ver, dime… ¿por qué todo y no nada?
-Porque Dios, en su infinita bondad, decidió crear el mundo.
-No, Tino, en serio, ¿por qué todo y no nada?

No estoy seguro de poder responderte, gemelo precioso, Quetzalcótal. Yo sólo soy tu hermano ajolote, Xólotl, una criatura a medio hacer. Pero ahora reproduzco una explicación del universo y de la vida, que te va a gustar, Gerardo, como el periódico que encontraste una noche en el baño.

¿Por qué todo y no nada? ¡Porque sí! Además, estoy absolutamente convencido de que ahora tú eres todo, mientras que la nada es esta ilusión de gente que se ha reunido en esta ilusión de lugar para escuchar a esta ilusión de músicos tocar, desde tu totalidad física, tu música y la música que siempre amaste.

No hay mayor dolor, amigos, hermanos, que ver morirse a uno mismo… y seguir vivo. Pero quiero que me ayuden a convertir mi dolor, su dolor, nuestra tristeza por la falta de Gerardo, en música y en amor. Ayúdenme a juntar los pedazos de este espejo roto: somos Gerardo… y juntos podemos reflejarlo.

viernes, enero 18, 2008

Gerardo María en Ruta 61

Del Evangelio según Luz Elena
por Luz Elena Videgaray Aguilar, sobrina de Gerardo.
Nota: En casa, a Gerardo siempre lo llamamos Lalo, y al abuelo lo llamamos Pane.

Soñé que hoy íbamos a festejar a Lalo. El homenaje seguía igual, pero era sólo un cumpleaños, y él estaba aquí. Yo aún vivía en casa de Pane. Lalo y tú habían salido a no se dónde y regresaban temprano a la casa. Pero Lalo llegaba borracho y feliz, y tú lo estabas apresurando porque querías enseñarle cierto DVD. Le decías, una y otra vez, que tenía que ver eso, que le iba a encantar. Lalo estaba despeinado, eufórico, borracho... y feliz de que al día siguiente hubiera un homenaje para él, de que sus canciones volvieran a estar en donde pertenecen: el escenario. Lalo tenía tantas ganas de volver a subirse, que estoy segura de que ahorita está feliz y emocionado. Estoy muy contenta de haberlo soñado tan feliz.

Muchos besos

P.D. Me pediste que te recordara que llevaras su guitarra. ¿Quieres que lleve la foto enmarcada o ya no es necesario?

jueves, enero 17, 2008

Gerardo tiene mucho Tiempo Libre

Del Evangelio según Gabriela
Gabriela Marentes Garza

Maru y Agus, no me es posible acompañarlos el viernes. Ustedes y Gerardo son responsables, en una gran medida, de lo que soy en este momento porque son parte de mi vida. Pero, por ahora, tengo que arreglar mi casa -la interna- porque los últimos acontecimientos, que incluyen la muerte de Gerardo, dejaron las paredes en el suelo, los muebles regados por el techo y todavía de adentro de los closets y de los cajones tengo que recoger la arena del naufragio. Me consuela pensar que Gerardo está donde la muerte no existe y su música acá, haciéndole cosquillas a nuestras vidas, que sin él se vieron sin alegría. ¡A su salud, pues!

Maru, ante tu pérdida sólo se me ocurrió tomar estas palabras de José Saramago:

Dicen que la vida es breve,
pero no es cierto.
En ella cabe el amor eterno,
y aún sobra vida.


Gerardo María Aguilar Tagle
a las puertas de Ruta 61.
Lo acompañan, entre otros, Ezequiel, Santiago e Ignacio Espósito
(miembros de Vieja Estación),
Goyo, Male Rouge, Claudia Ostos y Eduardo Serrano,
dueño del bar.


Tocada en homenaje...
Artículo de Judith Bravo (Colibrí) en el número 1445 de Tiempo Libre

El pasado diciembre obtuvo su pase al reino de los inmortales el querido Gerardo María Aguilar Tagle, gran luchador y entrañable guitarrista de la desaparecida banda de culto Mamá-Z. Gerardo fue miembro fundador, junto con su gemelo precioso Agustín Aguilar Tagle, Octavio Herrero, Jorge Escalante y Óscar Fernández, del Laboratorio de Teatro Experimental y Taller de Autoayuda Mamá-Z, grupo esencial del rock mexicano de los ochenta (vetado en todas las estaciones decentes de la radio mexicana, por supuesto) y autor de rolas memorables como Ausencia, M'amor (no me dejes solo) y Morir de Amor (Parir chayotes), entre otras.

El próximo viernes 18 de enero, a partir de las 21:00 horas, aparten un lugar especial en sus agendas. El conocido bar de blues Ruta 61 rendirá un homenaje especial, con la participación de dos extraordinarias bandas: Las Señoritas de Aviñón y Vieja Estación. El concierto para Gerardo Aguilar Tagle (1955-2007) será una auténtica Misa de Blues y Rocanrol en Honor a un Hombre Indispensable. Nos aseguran que el consumo de esa noche generará indulgencias especiales.

Para los jóvenes de ahora y los de siempre, será la oportunidad dorada para revivir la música y presencia de una banda que, sin dudarlo, es leyenda del rock and roll hecho en México por hombres que componían la música de la vida, en mundos habitados por el rock, el blues y más, con letras inteligentes en las que siempre hubo esa dosis de humor negro y un tanto macabro que los mexicanos utilizan sabiamente. La noche del viernes, en especial, iremos a escuchar esa música elemental y primera, sencilla y primitiva que marca el principio y final de la vida: la del adiós. La presencia de Vieja Estación y Las Señoritas de Aviñón hará vibrar las cuerdas de las guitarras con sonidos milenarios arrancados de la tierra. Mañana, a partir de las nueve de la noche, en el centro de la mismísima Catedral del Blues de la ciudad de México, no habrá distancia entre el cielo y la tierra; todos conviviremos sobre un escenario, haciendo música y alegría. Será la noche de los tiempos en donde conjugará lo gozoso con lo entrañable. Se reunirán el rock y el blues, creando un nuevo concepto intraducible y metafísico porque no se dará cabida a la tristeza sino a la nostalgia, ese estado del alma que tiene que ver con el estupor del mundo. Será un funeral pero al revés, mucho más ameno y colorido, gracias a cada improvisación genial que, por su magia, hace que el mundo siempre recomience.

No falten el 18, porque esa noche repiquetearán las campanas como un telón tejido de sonidos metálicos, rasgueo de guitarras y mucho blues… y mucho rocanrol.

martes, enero 15, 2008

Huellas de Gerardo

Ilustro esta entrega con la serie Deseos,
de Gerardo María Aguilar Tagle.


Del Evangelio según Juan Carlos
por Juan Carlos Aguilar Tagle

Poca actividad durante esta semana, hermano. Supongo que estarás preparando los acordes precisos y preciosos para este viernes. Bueno, mientras tú te has estado alistando, yo he extrañado cada día más a Lalo. No sé si soy de efecto retardado y si apenas vengo reparando en que con cada despedida que sufrimos es también que vamos muriéndonos a cachos.

Hoy he subido un breve video al blog que recientemente inauguré. Es quizá un rincón que me he preparado yo mismo para depositar las lágrimas que me ocupan hoy en día, aunque haya nacido con la intensión de ser un homenaje a Lalo. Espero que tú, como yo, lo disfrutes. Te mando muchos besos.

Del Evangelio según Ricardo
por Ricardo Axel Márquez

Existen muchas formas en las que el recuerdo de algún conocido o familiar se instala en la memoria. Gerardo María Aguilar Tagle no fue amigo desde la infancia, ni compañero de colegio, ni de profesión. Gerardo fue una de esas amistades que extrañamente se adquieren en la adultez, cuando el mundo de las personas pareciera estar construido y delimitado; y sin embargo nos dimos la oportunidad para que ésta floreciera. La sembramos aquí, en la red.

Posterior a una noche que aprovechamos Monik y yo para marcharnos de solteros a disfrutar de nuestra presencia y de nuestra charla, y a paladear los sabores de algún restaurante de la Condesa, salimos con cuerda para la diversión, aunque sin tener definido un lugar donde parar. Camino a casa, la casualidad permitió que me desviara de la avenida Insurgentes, sobre Baja California. Entre la charla y la sonrisa de Monik, descubrimos el rótulo que anunciaba al Ruta 61. Ante mi pregunta, mi amada compañera asintió:

-¡Entremos! Finalmente lo importante es que lo descubriremos juntos…

Así que entramos al sitio, sin saber que pisábamos la misma Catedral del Blues en la Ciudad de México. La banda sonaba con una calidad pocas veces disfrutable en un bar. El nombre de la misma nos parecía de un ludísmo rayado en lo absurdo: Las Señoritas de Aviñon.

Entre copas y rolas, andaba un tipo disparando a diestra y siniestra su cámara fotográfica. Era evidente que disfrutaba el hecho de capturar imágenes de la banda y de los parroquianos, al mismo nivel que disfrutaba la música producida por la banda y el whisky con el que de vez en vez humedecía el paladar. Uno de los gestos que acompañaban su casi permanente sonrisa, me recordaba al personaje de la ancestral serie de televisión Los Locos Adams, al mismo galán Homero Adams, aquel que era seducido por las frases que en francés solía pronunciar Morticia.

Cuando la segunda banda, Vieja Estación, interpretaba alguno de los blues que más disfruto (quiero creer que era The thrill is gone), el personaje se nos acercó y, sonrisa mediante, pidió anuencia para fotografiarnos. Monik -que es una incrédula- y yo, que ya había sacrificado mi alma, seguros de que no podría capturar alma alguna, aceptamos.

-¿Dónde he visto a este tipo?, fue una pregunta que rondó nuestra mesa por el resto de la noche. Ya iniciada la mañana, salimos con todo y nuestra alegría del bar… y nos dirigimos a casa. Antes de que el sol anunciara formalmente el inicio de la mañana sabatina, creí recordar algo. Me levanté y busqué entre los casi fosilizados acetatos y vinilos de 33 revoluciones. Pero no encontré nada.

Seguimos asistiendo, casi religiosamente, al bar.

Pasaron los días, hasta que de forma causal, disfrazada de casual, encontré la página del Ruta 61, y ahí la liga al blog de El Blues de La Estufa Divina. Leí algunas líneas, y debí retirarme por asuntos meramente mundanos (entre otros, la hora de la comida).

La imagen del fotógrafo y el nombre del blog se habían estacionado en el hemisferio cerebral, justo donde inconciente y desordenadamente guardo las cosas relativas a la memoria. De súbito, recordé parte de la historia contenida en una rola, donde una calenturienta muchacha cree descubrir en el piloto de su estufa al mismísimo Espíritu, y no precisamente el de San Luis, para desilusión de Lindbergh, sino el Espíritu Santo en persona, ese que según la tradición pintó de cornudo al tal San José de Costa Rica, cubriendo la falta con el inició de la mítica virginidad mariana.

El fenómeno recordatorio también trajo el tarareo de alguna rola, donde escuchaba, como disco rayado una frase: No voy a votar, no, no, en los comicios… y algo más: voy a cambiar la tornamesa de lugar..., ignorando el inicio, el nombre y el final de la misma. Con ella, apareció la imagen de un tipo vestido de sacerdote católico cantando algunas rolas cuyas letras y ritmos no recordaba, pero que me arrojaron finalmente un nombre: Mamá-Z.

Con las horas, los recuerdos, aunque vagos aún, trajeron más nombres; Botellita de Jerez, Rockotitlán, el Hotel de México, el Altillo y muchos más. Recordé, con el paso de los días, dos cosas más: la cara de mis amigos cuando, tocadiscos de por medio, les hacía escuchar la rola antes recordada, Parir Chayotes, y les preguntaba si no la consideraban un himno al amor. Nunca lo entendieron. De hecho, sigo creyendo que se requiere de un espíritu verdaderamente lúdico y un mínimo de bagaje cultural para disfrutar los trabajos de los mamacetos.

El siguiente recuerdo recuperado fue del poseedor del 50% de mi infinito nepotismo: Ricky. La otra mitad pertenece a Axel. ¡Mis amados hijos! Una mañana dominical, Monik y yo decidimos levantarnos un poco más tarde. Escuchamos al niño (hooligan en ciernes), quien recién había aprendido a caminar. Bajó de su cama y se dirigió al librero donde colocaba mis discos, tiró algunos al suelo y divertidamente se paró sobre los discos, imitando a Nureyev.

Al levantarme y descubrir la escena, su sonrisa me mostró que Alá es dios y Mahoma su profeta. Esta divina visión evitó que me convirtiera en un moderno Herodes. Sin embargo, vislumbré las razones del hijo de Antípatro el Idumeo.

Las perdidas de tal batalla fueron numerosas y bastante dolorosas, mi Pearl Harbor resultó, entre otros discos destruidos, el de Máma-Z y el Ombligo de la Luna de Luis Pérez. Sin hacer mención de mis discos italianos.

Entre mis recuerdos, volvió el de la sonrisa del fotógrafo de Ruta 61. Sin duda, era la misma que la del santo cantante de algunos lustros atrás.

Por esos días, hice caso a Manolito Dávila y aperturé mis blogs, iniciando los comentarios en el blog de quién hasta entonces supe se llamaba Agustín Aguilar Tagle. Curiosamente, quien contestó algunos de mis comentarios fue Tlacuiloco (Gerardo María Aguilar Tagle). Así conocí su blog, e iniciamos un intercambio de comentarios.

Algunas semanas más tarde, cuando las visitas sabatinas al Ruta 61 eran parte de la diversión de fin de semana, asistí al lugar en compañía de mi hijo Rick, quien había escuchado alguna charla con mis amistades, lo que despertó su curiosidad por conocer el lugar y escuchar al guitarrista de las Señoritas de Aviñon, el señorito Octavio Herrero.

Era la primera vez que mi hijo y yo tomábamos una copa. Él me hacía algunos comentarios sobre la técnica de Octavio y las diferencias con la forma de tocar de Santiago Espósito, guitarrista de Vieja Estación. En esas disertaciones ponía toda mi atención, cuando pasó junto a nuestra mesa un tipo enmezclillado y pelo largo. Pensé en Agustín con peluca. Cuando volvió a pasar junto a nosotros le pregunté:

-¿Tú eres Tlacuiloco?

Por respuesta me obsequió una sonrisa y me ofreció la mano:

-Tú eres....

-Axel, completé la frase.

De inmediato, se dirigió a mi hijo y le contó muchas lindeces sobre mi persona. Aunque varios de los calificativos empleados para describirme me eran absolutamente desconocidos, me hizo sentirme orgulloso de la persona que describía. Adopté las flores con todo y maceta. Sonriendo remató con un ¡Cuídalo mucho!

-Ahora charlamos un poco, Axel, dijo en tanto se dirigía a su mesa.

Minutos más tarde, Maru (su esposa) y LuzE (su sobrina) conversaban con nosotros, como si nos conociéramos de mucho tiempo antes. Mi hijo estaba gratamente sorprendido, y su sorpresa aumentó cuando le dije que era la primera vez que nos estrechábamos la mano e intercambiamos saludos. Seguimos escuchando la música. El ambiente se había tornado mágico, casi inverosímil.

Debió subir Rick al sanitario (las bebidas exigían el acostumbrado tributo al mingitorio). Cuando volteé, en la mesa de junto estaba un tipo semisentado, con los codos apoyados sobre la mesa y deteniendo su cara entre las manos. Al encontrarse nuestras miradas, sonrió con esa mirada infantil y pícara que se dibuja en la cara de Jaime López. Una vez más, intercambio de sonrisas y saludos. Minutos antes, Gerardo me había anunciado que lo esperaba. Cuando terminaron de tocar los músicos de Las Señoritas de Aviñon, Octavio, que ya nos veía como parte del reciente inventario del bar, se acercó a saludarnos. En ese instante, Gerardo desde su mesa expresó:

-¡Axel sabe más de Mamá Z que tú! Evidente broma, ya que Octavio es cofundador y guitarrista de dicho grupo.

La velada continuó intensa. Cerca de las tres y media, mi hijo y yo nos despedimos, y dejamos a Gerardo con su compañera y amigos en pleno disfrute. Después nos enteraríamos que Gerardo había pulsado la guitarra para interpretar un par de rocanrroles. Lamentaríamos no habernos quedado más tiempo.

El humor nos permitió disfrutar la vida en varias ocasiones. Pero las charlas sobre temas sustantivos siempre estaban presentes, desde diversas ópticas. En los siguientes tiempos, asistimos a concentraciones políticas.

La forma de ser y los compromisos de ambos impidieron en más de una ocasión la asistencia al teatro o al cine: generalmente, cuando tengo un tiempo, llamo a mis amigos y en ese mismo instante programamos algo; Gerardo, en cambio, debido al cuidado que requiere su padre, no podía tomarse ese tipo de libertades.

Sin embargo, al finalizar la marcha en la que se decretó el plantón de Reforma, aceptó acompañarnos, con todo el grupo de Contreras (algunos de actitud y otros de apellido) a nuestra casa, la cuál siempre hemos tratado la hermosa Monik y este su charro vengador de hacerla la casa de todos.

La amistad mostró los brotes propios del cultivo. Llamadas teléfonicas, visitas con cierta frecuencia e incluso una invasión gourmet-punitiva en busca de El Perfecto Chile en Nogada a las tierras de la antigua Tlaxcala, donde David Tlacaelel Contreras y su bella familia nos recibieron como solamente ellos saben hacerlo.

En una de las visitas a casa, pidió a mi hijo Rick que le mostrara sus adelantos en la guitarra, y después de escuchar algunos acordes se volteó y me dijo:

-Quiero tocar con ellos. Me gustaría escuchar mis rolas al ritmo de los jóvenes- y se dirigió a Rick -Invítame a tus ensayos, quisiera juntar una banda, pero de chavos, y tocar en algunos sitios.

Días después, me dio un CD para que los muchachos lo escucharan. El tiempo impidió concretar el proyecto.

En julio de 2007, recibí una llamada de Gerardo. Planeamos algunas cosas, charlamos un buen rato… y cuando parecía que terminábamos la plática, me dijo que quería hacerme algunas preguntas sobre algunos cambios en su estado de salud. Me preocupó lo que me contaba, y debido a ciertos compromisos míos, prácticamente le supliqué que fuera de inmediato al consultorio de Monik, cosa que prometió hacer inmediatamente. Hablé con Monik y le informé de los antecedentes que por teléfono me había descrito Gerardo, coincidimos en que podría ser algo serio...

Fue en esas circunstancias como se inició nuestra cara amistad, misma que nos llevó a conocer a otra serie de personajes (quienes también eran atraídos por el magnetismo y la sonrisa franca de Gerardo y su Marugenia) y a andar por varios caminos, marchas llenas de esperanza, protestas donde desfogábamos nuestra frustración política y alimentabamos el deseo del cambio, charlas donde había cabida y respeto para quienes disentían o mantenían una posición de crítica. Amistad que creció al amparo del pan, el vino y la sal compartidos.

¡Tenía una forma de hacer sentir bien a la gente! A cada llamada, respondía con un Estaba pensando en ustedes, les iba a marcar ahora mismo, lo que me hizo creer en mis poderes adivinatorios.

En alguna de esas llamadas, me dijo que celebraba su cumpleaños y me expresó el deseo de ir a Tlaxcala, en pos de La Santa Nogada. Ante la imposibilidad de ir, le dije que le haría un obsequio. Tras aguantar una serie de preguntas acerca del mismo, le dije que sería algo para comer.

El día acordado debí atender algunos compromisos, así que recibí tres llamadas de él, la última informándome que saldría a la esquina, pero que no tardaría, por si yo llegaba en ese lapso. Ya por la tarde, cuando finalmente llegué a su casa, su cara se iluminó y afloró una enorme sonrisa al descubrir que el platillo que le llevaba era una ocurrencia mía, un sustituto de los chiles en nogada, calabacitas rellenas y bañadas en salsa de nogada.

El día 6 de diciembre pasado, le llamé y después del protocolo antes descrito -y ante nuestra insistencia de que visitara al médico tratante para que analizara el desarrollo de su operación-, me dijo que marcharía el sábado 9 a Acapulco.

El 13 llamé a Acapulco. Un sorprendido Jerry me contestó que su padre aún se encontraba en México. Algunos días más tarde, volví a llamarlo, ahora a su casa de México. Me anunció que esta vez sí iría a Acapulco, no sólo para visitar al doctor sino para arreglar su residencia de vuelta en el puerto.

Me explicó que el acostumbraba vivir por ciclos de más o menos tres años en cualquier lugar. Era un nómada.

El sábado 16, aunque algo tarde, decidí visitarlo. Lo encontré animado con su viaje, aunque reportó algunas molestias. Hicimos algunos comentarios sobre su régimen alimentario, tomamos café y acordamos desayunar a la mañana siguiente. Después del desayuno, viajaría a Cuernavaca, donde arreglaría algunos asuntos antes de continuar a Acapulco. Cuando me despedía, me dijo picadamente:

-Axel, cometí un pecadillo por ahí: Maru y yo festejamos nuestro aniversario, y comí pastel de chocolate; pero ya mañana se lo contaré a Monik…

A la mañana siguiente, lo llamé para anunciarle que pasaríamos por ellos; pero se excusó diciéndome que le habían ofrecido llevarlo a la terminal de autobuses y que quería aprovechar el tiempo para ordenar todo. Quedamos de festejar su regreso con una comida. Monik, que había escuchado la charla telefónica, les volvió a marcar para despedirse de ellos y desearles buen camino. Cuando habló con Gerardo, el le comentó que tenía algunas molestias digestivas, que insistió se debían al pastel.

El viernes 21, Monik me preguntó si tenía algunas noticias de Gerardo. Llamamos al teléfono celular, no obtuvimos respuesta.

El sábado 22 me levanté raramente temprano y vine al ordenador con la intención de leer algunos blogs y quizá escribir alguna cosa en los abandonados blogs míos. Lo primero que abrí fue Ruta 61 y la liga de Agustín Aguilar, dónde anunciaba la desaparición de su querido hermano.

La lectura me dejó paralizado, llamé a Monik y de igual forma se sorprendió. Nos abrazamos, sin saber que decir ni que hacer. Solamente pude llamar y expresarle a Agustín nuestra solidaridad.

Con los días sucede algo extraño: no podemos hablar en nuestra casa de Gerardo en tiempo pasado. Constantemente viene a mi mente su imagen, con esa sonrisa pícara del infante que ha hecho alguna maldad. He llegado a pensar que su desaparición es una broma, o bien que terminado su ciclo nos encontraremos en alguna marcha o en un plantón, para que al término de éste vayamos a arreglar el mundo en medio del la comunión del pan, la sal y una copa de whisky.

Por lo pronto, Gerardo, no faltes el 18 de enero al Ruta 61. Maru, recuerda que aquí tienes a dos amigos. Recibe un saludo y un doble abrazo.

domingo, enero 13, 2008

Del Evangelio según Renato

Carta a Wichily McCoy
por Renato, Cazador de Tatuajes
Epístola ilustrada por Tlacuiloco

Querido Gerardo, escucho una melodía larga y caótica; las notas que la componen son tantas, que podría originar una infinidad de historias. A mi mente, sólo viene tu rostro.

Tlacuiloco, lo sabes bien, en esta enfermedad terminal de transmisión sexual que llamamos vida, nunca nos conocimos. No fuimos presentados, a pesar de que yo fui, soy y seré amigo de la mitad de tu esencia, tu partner in crime, tu gemelo Agustín (mi gurú y mecenas). Quiero pensar que esto implica que de alguna manera, nos conocimos.

Lloré mucho el día de tu muerte, Gerardo, como siempre que enfrento ese amargo y cochino sabor a irreversibilidad que los vivos sentimos en el fondo de la garganta al enterarnos de una partida. Lloré sin duda por el dolor que nuestro amigo y hermano transmitió en el momento de anunciarlo; sin embargo, admito que lloré también porque te fuiste... y yo no pude estrechar tu mano, no pude decirte que te admiro por una enorme cantidad de razones, porque no pude emborracharme contigo ni escuchar tus anécdotas del underground mexicano, si tal cosa existe. Te pido disculpas, los que aún respiramos somos unos egoístas.

Hoy, unos días después, creo que me sentiría triste si mientras estuviste con nosotros hubieras sido uno de tantos oficinistas grises, inmersos en una vida que asemeja la rueda de un ratón. Pero como mientras respirabas estuviste cantando, tocando, amando, pensando y creando, definitivamente vivir como tú viviste, es morir de amor (parir chayotes) y es estúpido llorar por alguien que vivió tanto y tan intensamente.

Ahora, mientras vuelve a comenzar la melodía, veo la escena final de todo western que se respete: al misterioso forastero que cabalga lentamente hacia el atardecer. Nunca nos dijo su nombre – piensan los que lo despiden - pero sin duda limpió este pueblo.

El nombre del forastero -explica el director en el comentario del DVD remasterizado - es Wichily McCoy, la voz más rasposa del Oeste: El está vivo, nosotros, aún no existimos.

Yo soy la Mosca, la Verdad y la Vida
Concierto para Gerardo María Aguilar Tagle
1955-2007
Misa de Blues y Rocanrol en Honor a un Hombre Indispensable
Viernes 18 de enero de 2008

Ruta 61
Celebran Las Señoritas de Aviñón y Vieja Estación


jueves, enero 10, 2008

Del Evangelio según Pedro Miguel

Muerte y resurrección de un bloguero

Fragmento de Navegaciones, de Pedro Miguel
La Jornada
Jueves 10 de enero de 2008
Ilustro las palabras del autor con viñetas de la serie Ego,
de Gerardo María Aguilar Tagle



Lo estoy diciendo a gritos:
Faltan puentes.
Lo principal de todo son los puentes.
(Colgantes, subterráneos, levadizos.)
Hagamos puentes, puentes, puentes.
Ángela Figuera Aymerich

En el de Guadalupe-Reyes perdimos a otro puente fundamental: Gerardo María Aguilar Tagle, Wichily McCoy, roquero histórico (compositor y letrista de Mamá-Z y de Las Moscas de Metepec, por ejemplo), dibujante delicioso, bloguero dedicado y empeñoso, manifestante terco y amigo singular del que navega: no se conocieron casi nunca, o se vislumbraron apenas en una marcha o en un café, pero en la segunda mitad del año pasado se desarrolló entre ellos una amistad entrañable y buena por los senderos misteriosos del intercambio de posts y comentarios en sus respectivos blogs, el correo electrónico y unas cuantas conversaciones telefónicas.

El 25 de julio, Gerardo escribió en un post enigmático:

Fuera de circulación hasta nuevo aviso. Los dioses, enojados por mis oraciones blasfemas, me han dejado postrado y acompañado únicamente por demonios que se divierten estrujándome las entrañas
.

Después supimos que le había sido detectada una mala onda en el páncreas y que había sido sometido a cirugía. El 23 de agosto, desde su cama de hospital, hizo postear una viñeta para tranquilizarnos y en los días siguientes dio a conocer al mundo unas fotos tremebundas de la ídem tajada que los galenos le habían practicado en la panza. El 23 de octubre festejó su cumpleaños número 52, siguió ofreciéndonos, vía blog, sus ilustraciones asombrosas, y todo indicaba que su recuperación iba lenta, pero firme. El 11 de diciembre subió un último post:

Tengan para que se entretengan: tengo el doble de la edad que tú tenías cuando yo tenía la que ahora tienes. Cuando tengas la que ahora tengo, entre los dos sumaremos 63. ¿Que edades tenemos actualmente?

Diez días más tarde, el viernes 21, se murió.

Agustín, su gemelo precioso, anunció el 30 la resurrección del Tlacuiloco y el primero de enero fundó La Iglesia del Buen Gerardo (Diversiones Ateas, SA de CV). Para festejar ambos acontecimientos, el próximo viernes 18 de enero, en Ruta 61 (Baja California 281, colonia Hipódromo Condesa, 5211-7602) se presentará el concierto Yo soy la Mosca, la Verdad y la Vida, con Las Señoritas de Aviñón y Vieja Estación.

Del Evangelio según Colibrí
por Judith Bravo

...Y Agustín, ying sin yang, polo opuesto que un aciago día nemontemi amaneció sin contraparte, hoy camina (o apenas se arrastra) en una atmósfera fría, oscura, con una procesión en el que la Muerte (por delante) toca una campana, mientras se escucha un miserere. Corre 2008 y sufre el desamparo, la ausencia de su mitad. Él, incapaz de acostumbrarse al vacío. Cuando se ha dado tanto, la vida toda, nada es relativo, todo es total. El amor es absoluto.

Jala Agustín el ataúd con los restos de Gerardo. Las cenizas van dejando el rastro de su paso inmortal por esta tierra. Y en el aire un susurro se deja escuchar : Sólo duermes.

Traicionar el amor es traicionar a Dios, y entonces nos queda claro cómo amar a Gerardo, Agustín…y lo vas a lograr: sublimar la parte del corazón que te amputaron. Sólo por el valor que tienes para vivir el dolor y demostrar el amor con la frente en alto, te mando un abrazo, porque ya comprendo lo que es...

Del Evangelio según Juan Carlos
por Juan Carlos Aguilar Tagle

¡Claro que la vida es injusta! Si cuando apenas le estamos agarrando la onda es que se acaba. ¡Y claro que la muerte es injusta! Si es un pasillito muy angosto por el que nos tenemos que ir de a uno por uno. ¡Qué bien para los que ya pasaron!, pero que friega para los que seguimos formados. Pero ni me apuro, porque si Lalo se burlaba tanto de la vida y en ella burló tantos infortunios, siempre con éxito, no tengo duda de que también ha burlado la muerte. ¡Qué envidia nos das, Lalo! Una enfermera llegó a los cuneros donde estabamos los ocho, y fue a ti a quien te llevó primero a los brazos de mamá. Tu ya estás con ella, calientito, mientras nosotros seguimos chille que chille. Bueno, papá se ha quedado a cuidar los cuneros y también estamos bien por acá. Algún día los cuneros quedarán vacíos y todos seremos plenamente felices.

lunes, enero 07, 2008

A mitad del desierto

Wichily McCoy y su hijo Jerry Damage

Wichily McCoy
Versos para un hombre indispensable


¿Dónde estás, hermano? Habíamos quedado de llegar juntos
al pueblo de los viejos, que aún está muy lejos,
y allá no hay espejos
para mirar tus ojos de regreso.

Llevo tu caballo. Lo llevo de la brida, sin la silla
ni el sarape de tus sueños (somos los dueños,
de tus cenizas, tus dibujos,
tus cigarros y tus recuerdos).

Tú no me puedes hacer esto.
Te fuiste sin decirme todo.

¿Dónde estás, hermano? Habíamos hablado de morirnos
de flojera y de la risa. ¿Cuál era tu prisa?
¿Llegar antes a misa y beberte
el vino a escondidas?

Ya estarás contento, mamando leche tibia
de una Luz Eterna (entre sus brazos).
¿Cómo es su sonrisa? ¿Se acuerda ella
de que fuimos dos al mismo tiempo?

Tú no me puedes hacer esto.
Te fuiste sin decirme todo.


Wichily McCoy y su amorosa familia

Desde niño y hasta el final de sus días, Gerardo María insistió en ser considerado un vaquero, un cow boy; mejor dicho, un pistolero bueno, de esos que, al cruzar el pueblo polvoriento, provocan miedo, admiración... y suspiros.

El nombre real de
Gerardo María en el Viejo Oeste es Wichily McCoy, y los versos de arriba van para él, para mi héroe. Trataré de cantarlos el viernes 18 de enero, en Ruta 61, durante el Homenaje a Gerardo María Aguilar Tagle, acompañado de Vieja Estación, cuyos miembros -igualmente westernianos- le agarraron un cariño muy especial, profundo, sincero. Asimismo, la otra banda favorita de Gerardo, Las Señoritas de Aviñón, ha aceptado entusiasmada la idea de tocar en vivo dos piezas que no se han hecho en escena desde hace veinte años: Ausencia y Morir de amor (parir chayotes).

Ojalá, lector indolente, decidas ese día asistir al homenaje. Sólo puedo decirte, como advertencia, que no habrá una segunda edición, que este tipo de celebraciones sólo se realiza una vez cada dos mil siete años.

Yo soy la Mosca,
la Verdad y la Vida

Concierto para Gerardo Aguilar Tagle
1955-2007
Misa de Blues y Rocanrol
en Honor a un Hombre Indispensable
Viernes 18 de enero de 2008
Ruta 61
Celebran Las Señoritas de Aviñón y Vieja Estación
El consumo de esa noche genera indulgencias especiales.


RESERVACIONES
5211-7602 y 5256-0667
eduardo@ruta61.com

De Choluis (Trolebús)
Desde Sevilla, España.

Gerardo, mi carnalísimo mamaceto, quizás fue porque tú también viajabas en sentido contrario que nos conocimos en una huelga universitaria del CEU, allá por 1986. Aquella tarde en que alternamos Dugs Dugs, Trolebús y Mama-z, recuerdo que te acercaste a mí y, con el corazón en la mano, me dijiste que éramos la banda del DF más antifresa que había escuchado. A partir de ahí hubo muchas tocadas conjuntas, palomazos, chelas, tequilas, chistes, comidas, intercambio de ideas, libros, grabaciones y rolas y más rolas que salían a borbotones de nuestros tocadiscos y de nuestras guitarras.

En los noventas… quien sabe qué paso, que nos desconectamos inexplicablemente. A tantos años de distancia, me parece muy cruel que te hayas desprendido definitivamente de estas dimensiones temporales y físicas. Ahora sí que nos has puesto a parir chayotes. Porque mientras nosotros estamos aquí, llorando por tu asusencia, seguramente tú te la estás pasando a toda madre, aventándote un palomazo con Rockdrigo, Julio Haro, Pepe Iglesias, John Lennon, Frank Zappa, John Lee Hooker, etc.

Así que estés donde estés, pásala chido carnal. Porque has burlado la muerte incrustándote en la memoria de nuestro rock nacional y en el top ten de muchos corazones. Mientras nosotros seguimos acá abajo, sucumbiendo en esta agonía constante que llamamos vida.

De Carli (Bufones Dementes)
Desde Argentina

En el próximo recital de Bufones Dementes, nuestro tema Quemado por tu amor estará dedicado a Wichily McCoy.
Mis saludos desde el culo del mundo.


De Toufic Hanono


Agus, acabo de volver a México, después de un par de semanas fuera. Al revisar mi correo, me encontré con la noticia que enviaste y me dio mucha pena y quise escribirte unas líneas para saludarte y enviarte un abrazo.

He leido lo que escribiste. Así, por los demás amigos que mencionas -y sin conocer a Gerardo-, me doy cuenta de que su partida es una pena gigante para quienes lo conocieron y también para quienes ya hemos perdido la oportunidad de hacerlo, pues sus palabras y dibujos muestran un alma con mucho que aportar a todos.


En la religion judía (que no puedo decir que la sigo, pero es la que conozco mas que las demás), cuando alguien fallece, hay un luto al que se llama Shiva (sí, así como el dios hindú), que en hebreo significa siete, por los siete dias de luto que los familiares directos pasan sentados en el piso, mostrando así que se dan cuenta que la vida ha cambiado ahora y que quieren estar cerca de la tierra, a donde ha regresado un ser querido. Es obligación de los amigos y familia de los deudos, visitarlos, acompañarlos a rezar y darles de comer.

Hay un dicho que se utiliza en estas fechas, al darle un dulce o postre a alguien cercano a la perdida, que en español sonaría como Ojalá que este dulce ayude a endulzar tu corazón, para que en tu dolor no pierdas de vista todas las cosas buenas que tu hermano trajo a tu vida. Así que éste es mi deseo para ti. Y, la próxima vez que nos veamos, te cambiaré el postre por una cubita que endulzara tu alma, mientras brindamos por Gerardo.

LeChaim

De Luz Roa Torres

La vida no se pierde, se transforma. Y, por tal motivo, tenemos que preparar el show de hoy, y el de mañana también, y así, día a día, ir construyendo más vida. Es impresionante cómo vamos conociendo a las personas y cómo las vamos haciendo inmortales. O bien, cómo la vida se va alargando y transformando. Gerardo sigue vivo, y la gente que lo conoce lo sabe, y los que apenas lo empezamos a conocer nos damos cuenta de la gran energía que proyecta. Te mando muchos saludos y te deseo lo mejor de la vida.

De Prismático

Mis ojos están al borde de derramar lágrimas. ¿Cómo es que alguien que no conocí personalmente me haga sentir esto? Pocos hombres valen la pena por sus actos y valentía. Gerardo era artístico y pasional, fuerte y con principios. Deseo que donde esté le vaya bien y que, además, sus principios e ideales sigan jovenes.

De Sandra Flor Redmond Ortiz

He puesto en casa una veladora para que ilumine los pasos de Gerardo y le sirva de guía para llegar al lugar que el Creador le tenga destinado, y para que lleve al corazón de sus corazones conformidad y aliento para seguir adelante.

De Arturo Esparza


Donde quiera que estés, carnalito, siempre estarás presente en mis adentros.


martes, enero 01, 2008

¡Nace una religión y aparece una iglesia!

Olvida ya tus dudas existenciales,
descarta ahora mismo tus angustias metafísicas...
La Iglesia del Buen Gerardo presenta
Diversiones Ateas, S.A. de C.V.

Por mamá, con ella y en ella,
a ti, Gerardo Omnipotente,
en la Evidente Gemelidad Eterna,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.
Amén.

Hermanos y hermanas en Gerardo,
quedan todos invitados al primer acto litúrgico con cover.

Yo soy la Mosca, la Verdad y la Vida
Concierto para Gerardo Aguilar Tagle
1955-2007
Misa de Blues y Rocanrol en Honor a un Hombre Indispensable
Viernes 18 de enero de 2008
Ruta 61
Celebran Las Señoritas de Aviñón y Vieja Estación
El consumo de esa noche genera indulgencias especiales.
RESERVACIONES
5211-7602 y 5256-0667
eduardo

Primera Epístola de Santa Luze a los acapulqueños

Querida Maru, queridos primos Ger y Ale:

(...)

Y al final de cuentas, los planes cambiaron para ustedes y para mí por el loco e impulsivo de su papá. No era mi papá, pero casi. Tino y Lalo son lo más cercano a un papá para mí. Pero bueno, uno de ellos se fue entre sus berrinches y sus desmadres. Genio y figura... Pienso cada ratito que cuando fui a llevarle el disco, me dijo que ya había roto la dieta. "¿Con qué?", le pregunté, y me contestó: "dos hamburguesas y una torta de bacalao de Biarritz". Luego me enteré de que también comió pastel de chocolate. Me da gusto que se haya ido así, porque así vivió. Para él, lo importante era el momento. Ya sé que sueno a tarjeta de Sanborn's, pero en verdad lo sentía así. Muchas veces, cuando nos tomábamos algún whisky (a veces sustituido por mezcal de 20 pesos), me decía que una de las razones grandes por las que él no creía en Dios era porque para él esos momentos, los que pasaba así, platicando y escuchando música con las personas a las que amaba, eran suficientemente maravillosos, por lo cual él no necesitaba esperar ni un Cielo, ni una vida después de la muerte, ni nada.

Ya saben que yo no hablo en términos religiosos. Sí creo, sin embargo, que está vivo. Está adentro de nosotros. Ahorita el dolor es grande, pero creo que poco a poco vamos a poder encontrar el lugar en que se quedó (en nuestro interior) para que podamos ir a platicar con él. Y él estará en los momentos importantes de nuestras vidas, y nos ayudará a tomar decisiones. La gente pensará que nosotros solos supimos qué era lo correcto, pero nosotros entenderemos que él nos ayudó a pensar. Insisto, no es cosa de ángeles ni de estrellas, es sólo que hay personas que siembran tanto en uno, que las plantitas ahí se quedan. No cualquier persona, pero Lalo no era cualquiera: yo lo viví en carne propia y he visto cuántos amigos tenía, incluso gente que no lo conoció en persona.

Vamos, primos. Vamos, Maru. Sé que hace falta Lalo. Tal vez esto nos haga pensar que la vida es injusta, que ustedes merecían estar juntos porque son una familia feliz. Puede ser, no sé. Quién sabe si la vida sea justa o injusta... Yo lo que quiero decirles es que siempre los he admirado mucho como familia, porque siguieron juntos siempre, a pesar de la distancia. Hay familias entre las cuales no hay distancia y de todas maneras no están unidas. Yo hace poco decía que ustedes eran la única familia funcional que quedaba entre los Aguilar. Ustedes o alguien que los conozca más podrían decirme que había problemas, que no todo era hermoso... ¿Quién no tiene problemas, no? El hecho, para mí, es que ustedes estaban juntos (a pesar de los kilómetros) por voluntad propia. Y eso yo lo admiro. Quédense con eso. Quédense con la tranquilidad de que son una familia bien lograda, aunque ahorita parezca que falta Lalo y que fue poco tiempo.

No quiero aburrirlos ni empalagarlos. Sólo quisiera encontrar algunas palabras que calmaran su dolor, aunque sé que no se puede. Sepan, entonces, que estoy con ustedes. Ya saben que los quiero muchísimo. Les mando muchos besos y abrazos. Que tengan un 2008 muy hermoso. Nos vemos pronto.

Luz E.

(...)