viernes, febrero 03, 2006

Billy Branch II

What a night!, me dice Ignacio Espósito, evocando así la sensación de bienestar de un famoso baterista de Liverpool. What a band!, le respondo, con la certeza de que la noche esta sostenida por un alma universal que tiene su ombligo en la Ciudad de México, y dos cordones umbilicales cuyos extremos tocan Chicago y el barrio de Palermo, en Buenos Aires.

Billy Branch y Vieja Estación mostraron la belleza del blues cuando éste pende del talento y la capacidad expresiva de grandes músicos. El armonicista de Chicago pudo decir su discurso gracias, en gran parte, a que Ignacio Espósito, José Luis Sánchez, Mauro Bonamico y Santiago Espósito ejecutaron con sorprendente acierto las piezas que apenas si habían ensayando uno o dos días antes: Bring it on home, Grown mery, The blues follow me around, Crazy mixed up wild, Everysight to the blind, Crank it up sckecht my beck, Boom Boom, Crazy mixed world, Got my mojo working, Key to the Highway y otras.
En la segunda parte de la noche, Ezequiel Espósito fue llamado por Billy Branch, y pudimos entonces escuchar dos voces sin otra geografía que la isla del blues. También subieron Betsy Pecanins y Male Rouge, descritas por Branch como “my princess” y “a sexy girl”.

Como era de esperarse, el lugar se llenó; y entre los presentes no faltaron músicos extraordinarios y figuras de la farándula: Jaime Holcombe, Betsy Pecanins, Iván Lombardo, Ingrid Ojos de Mar (que acaba de llegar de Argentina y que me trajo un hermoso recuerdo de Villa Gesell), Malena Fonrouge (Male Rouge), Hernán Silic (Pelusa), Raúl de la Rosa, Octavio Soto (El Charro) y Javier García, entre otros.

Lalo Serrano, dueño del lugar, hizo milagros para que el servicio estuviera a la altura de las circunstancias. Apenas un día antes, el bar man (Adrián) se había despedido; sin embargo, Lalo fue pulpo que atendía todas y cada una de las solicitudes de su equipo, al que, a propósito, se integraron dos nuevas y lindas meseras: Mariana y Dannet.

Esta noche seguimos. Y la cosa promete mucho, porque son Las Señoritas de Aviñón quienes abren la velada. ¿Y qué otra cosa puede hacer un pobre muchacho como yo, más que escuchar buen blues este viernes?





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