martes, marzo 18, 2014

La flauta que hacía falta

Noche de sábado, cálida y apacible; noche para el deleite de los oídos; noche iluminada y ensimismada; noche de jazz y anexas; noche de Ricardo Benítez en Ruta 61. ¿Qué más puede pedir un melómano?

En esta ciudad, quien busca música la encuentra. ¡Pero de veras música! Porque a las tonaditas chatarra no hay que rastrearlas, simplemente están ahí, en las bocinas del doctor Simi y en los vergonzosamente tolerados puestos de piratería. Ahí están, decimos, inmediatas, sofocantes: son princesas malolientes en las calles sitiadas por el ambulantaje, son moscas atarantadas, gordas de tanto aceite, que nos golpean las sienes y nos aturden, y nos hacen dudar de que en esta ciudad sea posible la existencia de lugares con música de verdad. ¡Pero los hay, por supuesto que los hay! Son muchos y variados. Es cosa de buscarlos.

Uno de esos lugares es Ruta 61, y una de esas músicas verídicas es la de Ricardo Benítez (flautista nacido en Cuba y radicado desde hace un cuarto de siglo en México), quien hace un lustro se presentó por vez primera en nuestro lugar, los viernes 20 y 27 de febrero de 2009, noches en las que ofreció dos fascinantes espectáculos. Ya antes habíamos obtenido la gracia del gozo al escuchar los aires célticos de Félipe Hartasánchez Frenk (Innis Mòr). Esta vez, la brisa cálida del Caribe, mezclada con otros vientos, hizo del bar su casa.

Con Ricardo Benítez, discípulo de Luis Bayard y de Miguel Salas, el hallazgo se vuelve descubrimiento y asombro. Tanto en sus discos (Charanguero y Pa´Malanga) como en sus conciertos vivos, flota la flauta desde el jazz libérrimo hasta el danzón necesario. ¿Y qué sucede? Que Benítez prende el espacio con las llamas de cada nota y con la destreza de quien conoce los pliegues secretos de la belleza.

Sin embargo y aunque nuestras palabras merodeen el fenómeno, es necesario escucharlo, vivirlo personalmente: sólo entonces –y no necesariamente en el silencio (porque el viaje con Benítez nos empuja al aplauso frecuente), solo entonces –decimos- se entiende el concepto de epifanía estética del que alguna vez habló Ananías Hortoneda (un grado arriba de la catarsis).

Agotados del ruido que nos ofrece a diario la calle, nos asilamos en el corazón de Ricardo Benítez y su banda, y quedamos debidamente protegidos.


Fue hace trece años cuando, en su columna Jazz, Antonio Malacara habló sobre Pa´Malanga, disco en el que el crítico advierte la acertada interpretación (a veces incluso fusión) de la música afrocaribeña con las herramientas del jazz: Sin perder el rumbo (…), el flautista nos entrega una vision universal y ciento por ciento contemporánea de sus raíces musicales. Y esas raíces, añadimos nosotros, se tocan bajo la tierra con el mismísimo blues, a tal grado que Benítez no duda en incluir en su repertorio piezas del género cobijado por Ruta 61 durante los últimos diez años. (Benítez) sabe a dónde quiere llegar –escribe Malacara-, sabe del poder de su sangre cubana, de su bagaje rítmico y armónico, de su carga genética; pero sabe también que, ante todo, está en plena construcción del nuevo jazz cubano desde México.

Ricardo Benítez hace música con ventanas hacia todas partes, y vemos crecer el Danzonete Cubanete de Pepe Hernández, El Malagueño de Mayito Patrón, y el sabrosísimo danzón Fefita. Pero no sólo eso, sino que también flotan en el paisaje los espíritus de Charlie Parker, Robert Johnson y Miguelito Valdés.

Este próximo sábado (22 de marzo de 2014), Ricardo Benítez llenará la noche de Ruta 61.

miércoles, febrero 12, 2014

Giles Corey en Ruta 61


Giles Corey es uno de los guitarristas más excitantes de Chicago. Su presencia en el escenario es ardiente e inspirada. Además, estamos ante un cantante excepcional. Pierre Lacocque, de Mississippi Heat.


Como ya es costumbre, Ruta 61 vuelve a tender uno de los puentes que desde hace diez años lo unen con Chicago, Buenos Aires, Galicia, Barcelona, París y otras partes del mundo, y trae a escena al extaordinario guitarrista Giles Corey.

Quienes tuvimos la fortuna de estar en en el Monumento a la Revolución aquella noche de noviembre de 2006 en que se clausuró el X Festival de Blues, fuimos testigos de la presencia en el escenario de un cúmulo milagroso de músicos chicaguenses (chicagoans es el gentilicio en inglés). Todos juntos, hicieron de la velada una de las más hermosas en la historia general del blues y en la historia nocturna de nuestra ciudad.

Entre esos músicos estuvo Giles Corey, quien ofreció música bien hecha y cátedra de virtuosismo.


Giles Corey combina su voz áspera y apasionada con espléndidos solos de guitarra en un espectáculo lúdico e irrepetible. Con 40 años de edad y veintitrés de carrera profesional, Giles es ya una referencia obligada en la escena musical de Chicago. Ha participado en giras y grabaciones de grandes del blues y el rocanrol (Bo Didley, Billy Branch, Magic Slim y Otis Rush, entre otros), y ha tocado en conciertos y festivales internacionales (su primera visita a México fue en noviembre de 2006, como guitarrista de la banda de Billy Branch, en el X Festival de Blues, y entonces descubrimos a un guitarrista excepcional, exquisito, fino y esplendoroso).

Corey se presentó por segunda ocasión en el Distrito Federal los días 11, 12 y 13 de octubre de 2007, acompañado entonces por miembros de Vieja Estación, banda mexicano-argentina que ha demostrado a lo largo de los años no sólo talento y calidad, sino, además, una sorprendente capacidad para sostener el alto nivel de músicos de la estatura de Lurrie Bell, Carlos Johnson, Billy Branch, Dave Specter, Deitra Farr, Peaches Staten y Charles Mack, entre otros (el armonicista Billy Branch afirma: Vieja Estación es mi banda en México).

Ahora, casi siete años después, Corey ofrecerá en Ruta 61, el viernes 14 y el sábado 15 de enero, un espectáculo de música pocas veces visto en la Ciudad de México. No tengo información sobre los músicos que lo acompañan.

Es conveniente hacer reservaciones anticipadas para cualquiera de los dos días, llamando al 5211-7602 (o escribiendo a eduardoserranojasso@gmail.com).

Lalo Serrano, Giles Corey y Jaime Holcombe
Entre bastidores / Domingo 26 de noviembre de 2006