domingo, diciembre 30, 2007

¡Nuestro Señor Gerardo ya resucitó!

No lo reconocimos al caminar.
Ahora sí, en la fracción del pan.
Lucas 24, 13-35

He is the first, the last, the best and the most.
People loves him from coast to coast.

Paráfrasis que hace Gerardo Aguilar Sámano
de una canción de Bo Didley.


Yo soy la Mosca, la Verdad y la Vida
Concierto para Gerardo Aguilar Tagle
1955-2007

Misa de Blues y Rocanrol en Honor a un Hombre Indispensable
Viernes 18 de enero de 2008
Ruta 61
Celebran Las Señoritas de Aviñón y Vieja Estación


Su fuerza era descomunal.
No hubo mosca que se atreviera a contradecirlo.


Lugar de Colibríes
Judith Bravo

Preguntaba Chito que por qué la gente que amamos no es inmortal, y lo único que se me ocurrió fue que quizás si fuesen inmortales no los amaríamos tanto; quizás la conciencia de que nos vamos a morir sea lo que nos hace muy amados...e inmortales.

Hasta la próxima marcha, Gerardo.

Cantando una misma rola, Lennon y Gerardo a la guitarra. Así te pienso, así te veo, así te quedas.


Foro Dinero
Luis David Contreras

El día viernes 21 de diciembre obtuvo su pase al reino de los inmortales mi querido amigo Gerardo María Aguilar Tagle, gran luchador y compañero entrañable de este foro en donde alguna vez puso en venta su alma y ahora encontró comprador.

Gerardo fue miembro fundador, junto con su gemelo precioso Agustín Aguilar Tagle, Octavio Herrero, Jorge Escalante y Óscar Fernández, del Laboratorio de Teatro Experimental y Taller de Autoayuda Mamá-Z, grupo esencial del rock mexicano de los ochenta (vetado en todas las estaciones decentes de la radio mexicana, por supuesto) y autor de rolas memorables como Ausencia, M'amor (no me dejes solo) y Morir de Amor (Parir chayotes), entre otras.

Gerado fue un dibujante notable, verdadero prodigio de la línea que bajo la firma de Tlacuiloco llenó nuestros espacios de la red y el suyo propio que cambió cuantas veces se le pegó la gana.

Un alma libre como la de Gerardo solo podía existir en un México como el nuestro, a través del compromiso con las mejores causas, y por eso fue un apasionado miembro de la resistencia que siempre acompañó sus andanzas con un gran sentido del humor.

Estés donde estés, querido Gerardo, sé que nos seguirás acompañando en la ruta e iluminando nuestro camino.

Descansa en paz, amigo.

...y siempre supo cómo hacer enojar a quienes amaba.

El Viaje de Lonjho
Andrés Tonini

Leyendo Navegaciones de Pedro Miguel, me entero que Gerardo María Aguilar Tagle, conocido en la red como Tlacuiloco, acaba de morir este viernes. Aunque no tuve la fortuna de conocerlo, como bien lo dijo Pedro Miguel, ese detalle no era necesario para quererlo.

Se le extrañará, no hay duda.

Estaba convencido de que su padre es la mitad de Dios.

Navegaciones

Pedro Miguel

¡Chau, Gerardo!

No hacía falta conocer en persona a Gerardo María Aguilar Tagle, Tlacuiloco, para quererlo. Dibujante, músico, bloguero, papá, marido, hermano, amigo, ciudadano, manifestante y hombre bueno, llegó, el viernes 21, a la mejor de las muertes: muy amado se nos fue, y en muchos corazones se nos queda.


Las mujeres de la casa sufrían su tiranía.
¡Pero, a la mera hora, todas reconocían que él era la Mosca!


La Página de Contreras
Luis David Contreras

Los amigos que conocemos son almas con las que convivimos en otras vidas.
Así que, qué importa si sólo
las vimos una vez.
George Harrison


Recuerdo que eran los tiempos heroicos de las batallas contra el desafuero de Andrés Manuel y la adrenalina política estaba a tope. Me inscribí en el foro Dinero de Enrique Galván Ochoa, de la Jornada, para subir un sesudo artículo que escribí como respuesta a un editorialista del Diario Milenio. Ya allí, me dediqué revisar lo que escribían los otros foristas y me llamó la atención uno de ellos que tenía nombre como de personaje de telenovela y que estaba en todas partes, participaba de manera muy activa y lo hacía de un modo bien divertido. Sus comentarios eran en extremo incisivos, gozaba haciendo rabiar a los pocos priistas o panistas (¿qué no es lo mismo?) que se atrevían a merodear por allí y lo hacía de forma implacable. Lo suyo suyo era chingar al prójimo.

Enrique quiso crear dentro del foro una especie de blog, donde algunos foristas escogidos podrían escribir sobre los temas de su predilección, tal vez alguna afición particular, y que no tratarían necesariamente de política. Por una razón medio nacionalista, un grupo de notables decidió que la palabra blog no expresaba algo concreto en español y entonces decidieron castellanizarla creando el neologismo belogía... que tampoco decía algo a los hispanoparlantes.

Pues bien, uno de los tres foristas destacados que fue elegido para escribir las primeras belogías fue Gerardo Ma. Aguilar Tagle, que se reventó un artículo titulado Eros y Rocanrol en el que hablaba de la carga erótica del rock tomando como paradigma la música de Frank Zappa (ya en los comentarios a su belogía, terminó entusiasmado hablando de la Sonora Santanera y recitando La Boa.)

Gerardo le entraba a todo y cuando alguien subió la pregunta sobre la existencia de Dios, se despachó con la cuchara grande haciendo rabiar a los creyentes. Ya en el paroxismo, uno de los participantes le dijo que cómo era posible que negara la existencia de Dios siendo músico si la música era un don divino. Gerardo le contestó que él no era músico y que lo más que sabía eran tres pisadas en la guitarra para tocar Página Blanca.

Era todo un personaje y yo quería ser su amigo.

Alguien lo quiso molestar diciéndole que no era muy original y que en la foto del perfil de su belogía había tratado de imitar una portada de U2. Gerardo respondió que U2 no era de sus grupos preferidos y que en todo caso se hubiera vestido de Sheik Yerbouti, como Zappa. Yo intervine para decirle que si él se vestía de Sheik, entonces yo me disfrazaría de la araña de ultratumba de Hot Rats. Allí nació la amistad.

Entonces empezamos a coincidir en nuestros debates y a dejarnos comentarios. Teníamos posiciones muy similares, así que era muy fácil estar de acuerdo, ponerme de su lado y apoyarlo en su cruzada contra la reacción. Porque lo suyo era como un apostolado.

Yo había iniciado La Página de Contreras para ir almacenando mis artículos y mis intervenciones en el foro. Al poco tiempo Gerardo y Agustín, su gemelo precioso, iniciaron los suyos y acostumbrábamos visitarnos para darnos mutuos guayabazos. Y la amistad fue creciendo.

El día 13 de diciembre del 2005 nació mi nietecito Karlo, y envié un correo a los amigos anunciando la buena nueva. Gerardo subió en el blog de Tlacuiloco una piñeta con un angelito de la guarda dedicado al bebé. Me enternecí hasta las lágrimas y le pedí el original a cambio de una paella en Tlaxcala. Accedió y lo más difícil fue encontrar la fecha propicia para el intercambio. Pasó más de medio año antes de que pudiéramos reunirnos y conocernos personalmente en persona.

Llegó acompañado del amor de su vida, la hermosa Marugenia, y fue como si ya nos conociéramos desde siempre. Platicamos, preparamos la paella y nos pasamos un fin de semana de antología. Luego me confesaría que le costó trabajo aceptar la invitación porque en esos días corría la noticia de un tipo en Hamburgo que invitó a su amigo a cenar y se lo comió.

Después vinieron las elecciones y el fraude electoral. Gerardo y yo nos organizamos para asistir juntos a las asambleas y marchamos y dormimos en el Paseo de la Reforma y asistimos al grito de los rebeldes y compartimos toda la jornada en compañía de Hilda, Elisa, Rovan, Gabba, Erosgod, Mar, Colibrí, Iván y una multitud interminable.

Y de un momento a otro todo cambió. Se hartó de sus valiosos blogs y los borró. A los pocos días pensó que no estaba tan harto y los volvió a hacer, pero ya no pudo rescatar los anteriores. Fue una temporada rara. Algo lo volvía inestable. De repente subió un dramático anuncio en su blog en el que nos avisaba que las cosas no estaban bien.

A partir de aquí, todo fue caos. Noticias confusas nos hacían temer lo peor. Gerardo necesitaba atención urgente. Gerardo fue a Acapulco para operarse. Gerardo, por fin, se operó y le costó mucho trabajo salir adelante. Sólo la compañía y los cuidados amorosos de Maru y sus hijos parecían ayudar. Aun así, su sentido del humor negro se mantenía vivo y se divertía aterrorizándonos con las fotografías de sus heridas.

El pasado 18 de noviembre, volvimos al Zócalo de la Ciudad de México para la Convención Nacional Democrática y quedamos de encontrarnos allí; pero ya no pudo ir. Su estado de salud estaba muy deteriorado, y no tenía la energía suficiente para estar en la bola.

Decidió regresar a Acapulco buscando un clima más benigno para sus dolencias y para refugiarse en el amor de su familia. Me escribió una carta muy cariñosa avisándome su decisión, y subió un post dónde parecía despedirse de todos. Agradecía la toalla de las Chivas que le regalé y que veneraba como al Manto Sagrado.

De pronto me enteré que mi querido amigo Gerardo había ganado su pase a la inmortalidad. Cuando hablé con Maru no pude evitar el llanto. Nos fuimos de volada a México con Iván y allá nos encontramos con Axel y la hermosa Monik, con Colibrí y el buen Serch, con Elisa y con Hilda... y se nos hizo conocer al escurridizo Agustín.

Ya lo lloramos. Acompañamos a Maru, Jerry y Ale. Platicamos y nos reimos con sus anécdotas. Cenamos unos riquísimos pambazos que preparan en la Escandón y que nos invitó Tino. Nos atendió Luce y pasamos toda la tarde y parte de la noche hablando del Tlacuilo. Fue todo un ritual que nos permitió despedirnos de él para poder enfrentar lo cotidiano de nuevo.

Hoy todos estamos dedicados a lo nuestro y quizás sea lo mejor, pero hay algo intrínsecamente perverso en todo esto: sigo creyendo que la gente a la que amamos debería ser inmortal. Tal vez él ya lo sea.

Descansa en paz, querido Gerardo.



In Memoriam
Luis David Contreras

Es que hoy estoy de luto...
Es tanto el dolor,
y tan poco el tiempo
para sentirlo.

Hay dolores que pudren el alma.
¿Pero cómo hacer para entenderlo,
si mañana va a salir el sol
y los días se van a suceder
uno a otro,
sin haberse enterado
de tu partida?

¿Y ante quién hay que protestar
por esto?

¿Y con quién voy a caminar
y a recorrer las calles,
si en la multitud faltas tú?

No sé que decir...
Es que hoy estoy de luto,
y no sé hacia dónde voltear.


Carta Abierta
Víctor Castillo



También puedes visitar a Lilith, a Yaoteka y a Ricardo

jueves, diciembre 27, 2007

Concierto para Gerardo

1955-2007

RUTA 61

Las Señoritas de Aviñón
y
Vieja Estación
rinden homenaje al amigo,
al artista
y a la leyenda.


Viernes 18 de enero de 2008
A partir de las nueve de la noche


A los mensajes enviados a esta bitacóra (Luz Elena, Ricardo, Elisa, Machy, María, Phoenix, Luis David, Gabriela, Antonio, La Dalia Negra, Zorro Viejo, Iván, Pedro Miguel, Sonny Boy, Yaoteka, Colibrí, Víctor, Lilith, Blanca, Beatrice y Rebeca), se suman los que he recibido en mi propio buzón.

De Gerardo Aguilar Sámano
Hijo primogénito de Gerardo

Bueno, ¿qué puedo decirte? Simplemente, agradecerte por todo lo que has hecho por nosotros. No nada más estos últimos días, sino digamos estos últimos 52 años. Así como tú y mi mamá nos presumen a mi hermana y a mí como el orgullo de mi papá, tú siempre fuiste y serás el orgullo de tu gemelo.

Ya hemos estado arreglando y acomodando lo que nos trajimos de casa de Pane y Nonna. Parecían ser poquitas cosas, pero ya nos llenaron la casa.

Hoy hablé al banco, para la cobertura que tengo por gastos funerarios o algo así. Mañana les envío unos documentos que nos pidieron, y nos darán respuesta en dos semanas, aproximadamente. No es mucho, pero servirá para algunos chuchulucos que quiera mi mamá.

Aunque estos días, sin duda, han sido los mas difíciles de mi vida, sonará extraño pero siento que mi papá nos ha llenado de una paz inmensa para continuar con todo. Tal vez te esté pasando lo mismo.

Mi mamá cree que el 18 en Ruta estará repleto. A mí me parece que muchos podrían quedar fuera. Pero que no se preocupen: si las condiciones tecnologicas lo permiten, Iguanas Suicidas transmitirá todo el evento.

En estos momentos es cuando sí me gustaría regresar en la maquina del tiempo, para que mi papá me enseñara un par de canciones en persona. Pero no importa, yo sé que despues de este homenaje, en algunos años vendrán más. Y, ahora sí, con la Gibson Ephiphone que con tu gemelo pienso comprar estaré acompañandote en algún escenario tocando Parir Chayotes.

Pues bien, mañana editaré las canciones que me pediste y a mas tardar te las estaré enviando el Viernes.

Besos y abrazos desde la Cueva de Las Moscas y Las Iguanas.

Ger

De Rebeca Alvarado
Amiga íntima de Agustín desde hace 25 años

Querido Agus, siento muchísimo lo que deben estar pasando. No hay palabras que llenen nunca el vacío ni que consuelen. Quiero decirte que cuentas conmigo. Si te sirve de algo hablar, gritar, llorar, quejarte o platicarme las aventuras al lado de Gerardo. Recibe un abrazo muy fuerte. Te quiero. Rebeca.

De Clara Huacuja
Amiga de Agustín y parroquiana de Ruta 61
Madre de Sabina y esposa de Fabrizio

Querido Amigo, no salgo de mi conmoción, te hago la pregunta más inútil y urgente: ¿qué pasó? Yo me quedé en que NO era nada malo. Cuando platicamos en Ruta, te vi ya muy tranquilo. Y me estaba preparando para darle mi terapia floral. Te iba a llamar llegando al DF. Ojalá puedas contestarme. Un abrazo. Clara.


De Gilles R. Aniorte
Amigo y parroquiano de Ruta 61

Difícil la perdida de alguien que sabía ocupar un lugar. ¡Cómo te entiendo, mi Agus! Me tomo un Glenlivet para ti. Gilles

De José Luis Aguilar Tagle
Hermano de Gerardo y capitán de Ruta 61

No sé cómo me veas a mí. Seguramente, en apariencia, muy sereno. Y quizá así estoy, pero te aseguro que siento una infinita tristeza. Tal vez, por el ajetreo en el que siempre ando, no he tenido el espacio y el momento para desahogarme. Mis primeras lágrimas por la ausencia de Lalo fueron el sábado al despedirme de Maru, Ger y Ale. Después, ha sido por intervalos, a veces de día y a veces de noche.

Yo, en realidad, aún no lo puedo creer. Es como si sintiera que sigue aquí, y la verdad es que debemos entender que sigue aquí. Sea cual sea tu creencia, yo pienso que Lalo, al igual que mamá, sigue entre nosotros, y será importante vivir así.

Tino, extraño mucho a Lalo. ¡No puedes imaginar cuánto lo extraño! Lalo fue para mí el hermano más querido. Con él, siempre pude hablar de cualquier cosa. Mejor me detengo, porque voy a empezar a llorar. Bueno, vamos a vernos no solamente un rato solos, sino varios ratos solos. Creo que ambos lo necesitamos.
¡Te quiero mucho Tino!


De Marie Álvaro-Díaz
Amiga y parroquiana de Ruta 61

Querido mío, apenas estoy leyendo mi correo. Tu querido hermano está en el Cielo, y yo contigo.

De Beatriz Aguilar Tagle
Hermana de Gerardo y Bruja Profesional

Estoy arreglando mi casa, así que creeme que cuando dije que necesito procesar la despedida buscando en los recuerdos.. Es literal: me puse a escuchar sus canciones e, incluso, las canciones que nos pasaba. Espero encontrar mañana sus cartas, y a ver si algo te parece como para meterlo en el blog o el el homenaje. Por cierto, abre un espacio en tu guión para que suene música que le gusta: por ejemplo, la de Cuidadito, con María Victoria.

También, he platicado con él. Voy a tratar de escribirlo, para que no se convierta en anécdota de una pinche loca.

Un abrazo. Busca lo momentos para que puedas hacer la catarsis necesaria y sane el dolor de la ausencia. Tú bien sabes que si de alguien está cerca es de ti. Confía en que está contigo. Y trata de hasta regañarlo por su partida tan intempestiva y llorar y negociar y hasta reírte con él. Bueno, ¿qué te puedo decir? Sé que ahorita estás en un diálogo permamente con esto de los arreglos del homenaje y de su blog. Yo ya le dije que ahora tiene que darme la razón. A ver cómo le hace, pero tiene que cargar los dados para ganarnos el Melate, para (censurado) y poder poner un invernadero que se llame Wichili Mc Coy.

Sí, he encontrado ilustraciones de sus cartas. Están muy padres. ¡Y autoretratos! Incluso, un inicio de canción. Luego te lo preparo.

Saludos y salut.


Luz Aurora Aguilar
Prima de Gerardo

Anoche fuimos a visitar a Pitié que cumplió años (creo que 87), y nos encontramos con la terrible y tristísima noticia de Lalo. Es algo tan pero tan triste que no encuentro las palabras para darles a todos, en especial a Maru y a mi tío Agustín, a todos y cada uno de los hermanos, así como a sus dos hijos (…). Me da una tristeza tremenda lo ocurrido, y quisiera que me dijeran que no es cierto; pero qué vamos a hacer (…). Pido muchísimo a Dios para que los ayude a tener una santa resignacion, que es tan difícil, pues de la partida de mi hermana Tere han pasado ya casi once años… y aún no logro entender por qué se la llevo Dios; y he llorado por ella tanto que mis ojos ya casi se secaron de tanto llorar.

Luz Aurora


De Jazmín Tenorio
Amiga íntima de Agustín

Agus, me acabo de enterar. Sé que nada de lo que escriba hará que te sientas bien. Tu hermano ya esta disfutando de algo mejor en esa otra vida que a todos nos espera. De entrada, qué mejor recibimiento que ver de nuevo a tu mamá, mientras escucha de fondo alguna canción que no conocemos de Jonh Lennon. Cuídate mucho, no te vengas para abajo. Y cualquier cosa que necesites, escríbeme porfa. Si quieres hablar o tomar whisky, también se vale.

Jaz



De Gabriela Marentes Garza
Amiga íntima de Gerardo y Marugenia
Madre de Nicolás y María Matínez Marentes

Yo sé que no merezco poner mi dolor junto al tuyo ni al de Maru. Lo que pasa es que la muerte de Gerardo me cayó en el lago del alma como una piedra y me revolvió los recuerdos, el estomago. Una llamada se llevó mi consuelo muy lejos, fuera de mi alcance. No quiero pensar que una culpa tan grande pueda caber en una rebanada de pastel de chocolate. No sé ni qué decir, ni como hablarte, ni como hablarle; pero lo soñé, y eso me reconfortó: los vi a todos, los de antes, los de siempre, tocando; y la vida valia la pena, y no habia distancia entre el cielo y la tierra; todos convivían sobre un escenario, haciendo música y alegría. Le quise decir algo, pero Gerardo estaba fascinado con su guitarra y no podía mirarme desde su muerte. Supongo que necesitaba despedirme. No se vale. Pero lo vi feliz, en paz. Y mi cama me devolvió mis alas para seguir. Abraza a Maru por mí. Y para ti pido al Cielo que te devuelva el rastro de su mano sobre tu mano, porque yo si sé.


De Tania Molina
Reportera de La Jornada y amiga de Ruta 61

Hola, Agustín. Te envío un abrazo muy fuerte. Tania

De Xavier Gaona
Bajista de Las Señoritas de Aviñón

Lo siento muchísimo, Agus. Estoy seguro que ahora él ya está mejor, fuera de sufrimientos. No puedo más que mandarte un fuerte abrazo y ofrecerme en lo que pueda ayudarte. Xavier Gaona.

Pedro Egea
Amigo íntimo de Agustín

Agus, acabo de meterme a mi cuenta. Estuve en casa de mis padres y llegué hoy a leer mis mails y me encuentro con las últimas noticias y me topo con esta tristeza. Mi querido Agus, lo siento muchísimo. No sé qué decirte. Tengo ganas de llamarte pero no tengo ningún teléfono para encontrarte. Me parece una noticia fuera de toda realidad. En principio, no sabía que tu hermano estaba enfermo. Tampoco sabía que además estaba delicado. Te mando un fuerte abrazo. Por pavor, mándame tu teléfono. Un beso sincero.

De Edouard Perromat y Alejandra
Bajista francés y escritora

Agus, estamos aquí Ale y yo. Estamos pensando en ti. Estamos aquí por cualquier cosa que necesites. Sabemos que está descansando en paz. Un abrazo grande. Ale y Ed.


De Héctor Fierro
Guitarrista de Las Señoritas de Aviñón

Cuando mi hermana falleció (junto con su hija, su esposo y su suegra: accidente de coches), después del Yo, que fue humilde y que fue íntimo, el más grande de mis dolores se instaló con la conciencia de aquel dolor incomprensible, absolutamente insondable, que sucedía en mis padres. La imposibilidad de hacer que desapareciera. La frustrante verdad de que yo no podía tragarme su dolor, de que no podía evitarlo. Agustín, de verdad, quisiera robarte el tuyo; como si yo fuera una madre sobreprotectora, quisiera privarte de él. Quisiera que me guardaras rencor por eso, como un niño sobreprotegido. No me importaría, de verdad. Pero es tuyo.

Adriana Bustamante
Amiga íntima de Agustín

Agus querido, no es la manera, pero no podía dejar pasar ni un segundo, me encuentro en Valle de Bravo y me topo con tu mensaje. Me duele el alma, no lo puedo creer. En unos días regreso a México y quiero estar contigo todo el tiempo que necesites y cuando lo quieras. Quizas no tengas cabeza, ni ganas, pero ojalá me puedas mandar un telefono en donde te pueda encontrar, he perdido mi agenda.
Te quiero mucho.


De Javier García
Baterista de Las Señoritas de Aviñón

Eduardo acaba de enterarme de Gerardo. La noticia me entristeció mucho, por él y por ustedes. Me quedo con la imagen de una persona que tuvo el mayor valor que yo pueda reconocer: vivir como se quiere.


Estoy con ustedes. Les mando un abrazo fraternal.


De José Luis Sánchez
Baterista de Vieja Estación

Lamento mucho lo de Gerardo. Sabés que hace poco tiempo pasé por la misma situación y sé de que se trata. Todas las palabras que te pueda decir, no ayudan ni un poquito a paliar el dolor; pero también sabés que en este momento no estás solo, y que hay una banda de amigos (te lo dije en argentino) que te van a hacer el aguante (sigo en la misma lengua). Te mando un abrazo muy grande, y contá conmigo para lo que sea.
Ger, Marugenia, Gerardo y Alita
La Sagrada Familia
Si apachurras las foto, se amplifica...
y descubres que se trata de Los Soprano.

sábado, diciembre 22, 2007

Gerardo María Aguilar Tagle

1955-2007
Se va una leyenda del rock 'n roll
¿Cómo le voy a hacer, Gerardo, dime cómo?

Ayer, viernes 21 de diciembre, mi hermano, mi gemelo precioso,
fue elevado al Cielo en cuerpo y alma,
y goza ahora de la plenitud gloriosa de nuestra Madre Luz.

Con Octavio Herrero (1994)
Con el mismo Octavio, durante el mismo concierto
(décimo aniversario de Mamá-Z)
Con Agus, esa misma noche.



En el Laboratorio de Teatro y Taller de Autoayuda Marisa Gristein, una de las sesiones que más éxito tuvo fue Morir de amor (parir chayotes), diseñada y dirigida por Gerardo Aguilar Tagle.

Veinte años después, Gerardo Aguilar Sámano, primogénito del autor, nos entrega un video compuesto con tomas de la presentación del álbum Esa viscosa manera de pegarme las ganas en El Altillo (que estaba donde hoy se encuentra la Panadería Santo Domingo, en Avenida Universidad y Miguel Ángel de Quevedo) y tomas del concierto ofrecido en el Hotel de México (el hoy World Trade Center de nuestra ciudad). En el video, es posible observar la formación original de la banda: Jorge Escalante, Óscar Fernández, Octavio Herrero, Gerardo Aguilar Tagle y -en franca pérdida de la compostura- Agustín Aguilar Tagle.
Si alguno de mis tres lectores no cuenta con conexión de banda ancha a la Internet y está experimentando problemas para visualizar los videos, recomiendo presionar el botón de mute (para no escuchar el audio) y esperar a que el video se descargue por completo antes de intentar visualizarlo. Mientras, puede ir a hacer pipí, besar a la novia, rezar el rosario o prepararse un chubi-dubi.

Ha muerto un artista

El pasado jueves 21 de diciembre, a las cuatro de la madrugada, Gerardo María Aguilar Tagle, guitarrista de la desaparecida banda de culto Mamá-Z, decidió realizar un viaje sin boleto de regreso hacia la eternidad y hacia el interior de los suyos. Muchos recordarán, seguramente, algunas de sus composiciones: Morir de amor (parir chayotes), Ayer, No me dejes solo, Concha y Yo ya no quiero contigo, entre otras. Además de músico, Gerardo fue un dibujante exquisito que dedicó los últimos años a concentrar sus viñetas en una bitácora electrónica (www.gerardomaria.blogspot.com), bajo el seudónimo de Tlacuiloco. No terminó de hacerlo, pero lo que hoy aparece en dicha bitácora es muestra de su gran talento y de su humor irreverente.

Durante los últimos meses, los dolores de Gerardo se volvieron invisibles, inaudibles, inexistentes, a la vez que –oximorones de la vida- muy pero muy presentes. La belleza constante se vuelve invisible. Algo semejante podemos decir del dolor crónico, animal mimético cuya inadvertida pero real presencia define nuestros sentimientos, nuestros pensamientos y nuestras ideas.

Entre las grandes virtudes de Gerardo, se destacan su magnetismo y su capacidad de encantamiento con la gente buena: durante el tiempo de Mamá-Z (los años ochenta), él fue el único miembro del grupo que logró establecer cariñosa amistad con los miembros de otras bandas: el Demex, el Pato y Choluis (Trolebús), Lalo Sax y Pacho Paredes (Maldita Vecindad), Francisco Barrios, el Mastuerzo (Botellita de Jérez), Memo Briseño, Jaime López, Armando Rosas, Rodrigo de Oryazabal, Roberto González, Alfonso André (Las Insólitas Imágenes de Aurora/Caifanes), Fernando Ábrego y José Cruz (Real de 14). Todos guardan de él el recuerdo de un hombre que supo vivir intensamente el movimiento del rock mexicano de los ochenta.

A principios de los setenta, Gerardo recorrió la colonia Roma en busca de un antro pseudo-académico que resistiera su irritante comportamiento (mofarse de los maestros, traer el pelo hasta los hombros, usar pantalones color mamey o rojo carmín, de terciopelo y a la cadera). ¡Y lo encontró! Se inscribió en El Instituto América Latina, donde conoció a un tipo con el que se avino inmediatamente. El entendimiento tuvo razones simples: a ambos les gustaba el rocanrol de los años cincuenta, la música de los sesenta y las cosas pesadas que empezaban a salir en los setenta. Ese tipo se llamaba (y se llama) Octavio Herrero, el actual líder y guitarrista de Las Señoritas de Aviñón. Con él y con otros amigos entrañables (Óscar Fernández, los hermanos Pasapera, Arturo Macías), así como con su compañera de toda la vida, María Eugenia Sámano, pasó la segunda mitad de los setenta y toda la década de los ochenta haciendo música, música y más música. Dos momentos fundamentales de su historia musical fueron Mamá-Z y Las Moscas de Metepec, esta última una banda fantasma creada por Octavio y Gerardo, quien deseaba componer un rocanrol a la altura de sus sueños (es muy probable que en este momento esté logrando ese rocanrol definitivo, pero ya no podremos escucharlo).

Gerardo Aguilar Tagle se fue. Nos dejó canciones hechas con el corazón y dibujos nacidos de una voluntad específica: resumir en unos cuantos trazos su amor a la vida.

A principios del año que viene será lanzado Yo soy la mosca, disco compacto que reunirá las canciones de Gerardo. El disco no saldrá a la venta, y sólo podrá adquirirse –de manera gratuita- a través de Tlacuiloco Records. Pronto habrá informes del lanzamiento.

Y el próximo viernes 18 de enero, el conocido bar de blues Ruta 61 rendirá un homenaje especial a Gerardo Aguilar Tagle, con la participación de dos extraordinarias bandas: Las Señoritas de Aviñón y Vieja Estación, cuyos miembros tuvieron fuertes lazos de fraternidad y cariño con este artista mexicano cuya obra tendrá que ser reconocida algún día.

sábado, diciembre 15, 2007

Karlheinz Stockhausen I

No quiero una sesión espiritista. ¡Quiero música!
Es decir, no busco misticismo sino algo totalmente directo,
una experiencia concreta.
K. Stockhausen

The way things are going,
they're gonna crucify me.
J.Lennon, 1969

Deja la escuela antes de que tu mente se pudra
por exponerla a nuesto mediocre sistema educativo.
Olvídate de las promociones académicas
y ve a la biblioteca: edúcate a ti mismo, si tienes agallas.
F. Zappa, 1966


John Lennon fue el más importante mediador del siglo
entre la música popular y la clásica.
K. Stockhausen, 2003


Supe de la existencia de Karlheinz Stockhausen a fines de los sesenta y principios de los setenta; pero mi trato con él se limitó entonces al respeto y al interés que me inspiraba todo aquello que tuviera relación con John Lennon, el ídolo central de mi paganismo, y con Frank Zappa, un Juan Bautista al que muchos Herodes Antipas hubieran querido decapitar.

El rostro de Stockhausen aparece en la portada de Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, entre Lenny Bruce y W.C. Fields (durante mucho tiempo pensé, por eso, que se trataba de un comediante europeo). Además, su nombre se encuentra en la lista de honor de Freak Out! el primer álbum de The Mothers of Invention (1966): estas personas han contribuido sustancialmente y de muchas maneras a hacer de nuestro música lo que es, escribe Frank Zappa sobre dicha lista.

Ya que Lennon conoció a Yoko Ono en noviembre de 1966, es muy probable que haya sido ella quien lo introdujo por vez primera en la música de Stockhausen (tanto el alemán como la japonesa estuvieron ligados a Fluxus, el movimiento artístico fundado en 1962 por George Maciunas).

En 2003, el compositor alemán declaró a la radio Deutsche Welle que el autor de Tomorow Never Knows lo llamó por teléfono en dos ocasiones, entusiasmado, después de escuchar Hymnen (1966) y Gesang der Jünglinge (1955), esta última considerada por la crítica especializada como la primera obra maestra de la música electrónica. Con esta información, muy justo sería que visitaramos de nuevo –después de cuarenta años- cuatro trabajos de John Lennon y Yoko Ono, cuatro experimentos musicales despreciados por buena parte de la crítica y el público de rock (una y otro sin grandes capacidades de discernimiento): Revolución 9, Unfinished Music I, Unfinished Music II y Wedding Album (nunca ha sido posible esperar mucho de la cultura del rock, y menos de sus amagos de intelectualidad: Rock journalism is people who can't write interviewing people who can't talk for people who can't read, dice Zappa).
Tuvo que llegar Octavio Herrero, en el verano de 1973 o de 1974, para que yo supiera y entendiera que Stockhausen no es sólo un nombre o un rostro, sino uno de las figuras fundacionales, fundamentales y definitorias de la música del siglo pasado. Treintaitantos años más tarde, seguimos pensando lo mismo. De hecho, hoy me siento tentado a afirmar que con su muerte acaba, ahora sí y definitivamente, el siglo XX.

Entre 1977 y 1978, Octavio se acercó a las lindes de la música concreta y de la música electrónica. No digo que haya entrado de lleno a esos territorios, porque apenas si realizó algunos experimentos; pero creo que su indagaciones prácticas estuvieron inspiradas, precisamente, en Stockhausen, en John Cage, en algunos otros compositores y en varias de sus lecturas.

Antes, en 1974, Octavio probó con formas y procedimientos más tradicionales, aunque igualmente complejos: de ese año es su Fuga #1, concebida para guitarra y publicada en Híper, una de nuestras primeras aventuras editoriales, revista mensual realizada en mimeógrafo.

¡El miméografo, el bondadoso mimeógrafo! Su uso era todo un ritual. Quitábamos a la máquina de escribir la cinta, limpiábamos con un viejo cepillo de dientes los residuos de tinta en los tipos, para que éstos perforaran directamente el esténcil (bajo el principio de la serigrafía). Entonces, ya contábamos con una página matriz que, ahogada en la tinta espesa del mimeógrafo, se multiplicaba en hojas de papel Bond (podía ser en otro tipo de papel, pero el idóneo para la palabra escrita era el Bond, por su resistencia y su nobleza).

O tempora, o mores! Pero volvamos a Fuga #1

Si alguien lee la partitura e intenta interpretarla, es muy probable que no encuentre en el compositor de 18 años de edad un nuevo J.S. Bach o una reencarnación de Dietrich Buxtehude. ¡O quién sabe, tal vez sí! Habría que escuchar la pieza (en una de ésas, resulta que acabo de descubrir un germen de genialidad). Sin embargo y aún sin escucharla, cualquiera puede reconocer en la precocidad de Octavio a uno de esos espíritus hambrientos con alma de exploradores omnívoros que tanta falta hacen en esta tierra de baladistas, paisajistas, latin american idols, gruperos, locutores y público que los acompaña (al menos en la Ciudad de México, llevamos varios años hundidos en lo que yo llamaría la Cultura Zafia, que se expande triunfante, patriotera, analfabeta, vivísima y fatalmente exogámica).

La ilustración a pie de partitura pertenece al mismo compositor, y está hecha sobre el esténcil con un estilete de aluminio que se usaba para el efecto. El dibujo parece referirse al viaje que realizó a Londres unos meses antes, acompañado de su primo Enrique.

En fin, que Octavio componía música mientras sus amigos aprendíamos los movimientos del huztle y del bumping. Bueno, no fue exactamente así. En honor a la verdad, sacaré del cajón una pequeña pieza compuesta por Miguelito.

En esos años, yo andaba locamente enamorado de Laura Maceiras, a quien reencontré treinta años más tarde (ella vive hoy con su segundo marido y sus hijas en Key Biscayne, Florida, y sigue tan hermosa como siempre). Durante tres décadas, Laura ha guardado el cuaderno de manuscritos que le regalé en 1979, a manera de despedida (porque ese año decidí autoimponerme una orden de restricción, y no volví a acercarme a su casa). En ese cuaderno, aparece Sencilla melodía para piano, una pieza que compuse desde mi deseo de amour fou y que Octavio plasmó en partitura (con mucho cuidado y con tinta roja, transcribí dicha partitura al cuaderno de Laura). No sé leerla (y no me acuerdo qué hay en ella), pero estoy seguro de que su declarada simplicidad es absolutamente cierta y de que contiene una idea ingenua y conmovedora de lo que es la música.

No sé si lo soñé, lo inventé o si realmente sucedió, pero recuerdo a Octavio haciendo, durante nuestra vertiginosa adolescencia, música concreta con aparatos caseros (el teléfono, el radio, el agua goteante del grifo, el excusado). En cuanto a la música electrónica, no la hizo desde sintetizadores, samplers, sinclavieres o computadoras. La hizo desde su guitarra eléctrica, y sólo en ella. Y este empeño sin límites me hace pensar que G.K. Chesterton tiene razón cuando dice, en el tercer capítulo de su libro Herejes (1905), lo siguiente:

"En el caso de Herrero, el nombre es tan poético que debe ser una tarea ardua y heroica para un hombre estar a su altura. Herrero es el nombre del único oficio que hasta los reyes respetaban, podía reclamar la mitad de la gloria de aquellos arma virumque que todas las epopeyas alaban. El espíritu del herrero está tan cerca del espíritu de la canción que se ha mezclado en un millón de poemas, y todo herrero es un herrero armonioso (...). Sería muy natural que todos aquellos que llevan el nombre de Herrrero se distinguieran por cierta altivez, cierto modo de erguir la cabeza, cierta curva del labio. Tal vez sea así; confío en que lo sea. Por muchos que sean los recién llegados, los Herrero no son recién llegados. Ese clan ha participado en la batalla desde el más remoto amanecer de la historia. Sus trofeos están en las manos de todos; su nombre está en todas partes; es más antiguo que todas las naciones, y su símbolo es el martillo de Thor."

Octavio es parte de ese clan de forjadores de la historia. Ya lo comprobaremos dentro de cien años.


Sin embargo y probablemente, Stockhausen no ejerció influencias decisivas sobre nosotros a través de su música. Quiero decir, no fuimos coleccionistas de su obra, como si lo hemos sido, en distintos grados, del rocanrol, del blues y del jazz. Pero lo cierto es que simpatizábamos con sus intenciones y sus riesgos.

Quién sabe si aún existen las cintas de Necrópolis I y Necrópolis II, que Octavio compuso en aquellos días, pero quienes hoy lo escuchan como músico de blues y de jazz, se sorprenderán al saber de la infinidad de aventuras musicales que ha realizado el líder de Las Señoritas de Aviñón (gurú, además, de la comunicación y la mercadotecnia). Porque para llegar a Muerte en abril y Sólo soy yo, sus más recientes composiciones en los ámbitos del jazz, Octavio ha tenido que recorrer, durante siete lustros, diversas y múltiples veredas de la expresión. Es decir, estamos ante productos no del azar sino de un tenaz y comprometido esfuerzo por llegar, en vía de mientras, a dos pequeñas piezas redondas (a buena hora decidió prescindir de las letras en ambas canciones, porque como piezas instrumentales son mejores; estamos ante dos momentos de esplendor instrumental cuya ejecución en vivo es bocatto di cardinale).

Mi caso fue ligeramente distinto. Me asomé por vez primera a la obra de Stockhausen cuando, cierta tarde de agosto de 1976, entré al diminuto y ya desaparecido teatro de la Facultad de Filosofía y Letras (no el Che Guevara, sino un pequeño recinto en el sótano del edificio) para ver y escuchar una obra de Yoko Ono (Strip Tease para Tres, de 1964) y una de Karlheinz Stockhausen (Ylem, de 1972).

Strip Tease para tres
Yoko Ono


Primera versión con telón. Se corrió el telón, y aparecieron tres sillas colocadas sobre el escenario. Cinco minutos más tarde, se cerró el telón.
Hay una segunda versión, para teatros sin telón: un único intérprete coloca tres sillas, de una en una, sobre el escenario. El intérprete se lleva las sillas de una en una.


Ylem
Karlheinz Stockhausen
En la Teoría del Universo Oscilante,
la palabra hace referencia a la explosión periódica del cosmos entero
(sucede cada ochocientos millones de años, según la misma teoría).


Obra para ser ejecutada por 19 músicos (diez de ellos situados alrededor del piano). El pequeño auditorio de la facultad no tenía capacidad para albergar en el escenario a diecinueve personas, así que el director decidió hacer una versión para orquesta mucho más pequeña (nueve músicos). Entonces, hablemos de cuatro músicos situados alrededor del piano. Después de una explosión de sonidos, esos cuatro músicos se distribuyeron en la sala, a derecha e izquierda del público (mientras lo hacían, tocaban sus respectivos instrumentos). Los cinco músicos restantes se mantuvieron en el escenario. Luego, los cuatro músicos ambulantes regresaron al escenario y se colocaron de nuevo alrededor del piano. Al final, sucedió una segunda explosión… y toda la orquesta abandonó el escenario y la facultad misma. Todo ello sin dejar de tocar sus instrumentos (la mayoría se dirigió a Las Islas, aunque vi a uno de los músicos más jóvenes –de mi edad- aprovechar ese final de fade out real para pedir una torta de salchicha y queso en el puesto de la Facultad de Derecho).

¿Qué pasa –cómo es la música- entre la primera y la segunda explosión? De eso hablaremos en otra entrega.

Tres años más tarde, asistí al Primer Foro de Música Nueva, organizado por Manuel Enríquez y llevado a cabo en el patio central del Colegio de México. No recuerdo si se ejecutó algo de Stockhausen (creo que no), pero fue entonces cuando más oí hablar de él.

De cualquier manera, pienso que nuestro gusto por el músico alemán tuvo dos motivaciones:

1. Pronunciar su nombre nos regalaba el derecho a pontificar sobre música y nos vestía con el manto de la Verdad Absoluta (¿quién iba a discutir con dos tipos que mencionaban a un tal Karlheinz Stockhausen?).

2. A esas alturas de la vida, ya no estábamos interesados en llevar la contraria a nuestros padres, porque ellos, por su parte, no estaban muy interesados en darle importancia a nuestras sandeces, patanerías y veleidades. ¡Haz lo que te venga en gana, pero no me interrumpas, que estoy viendo McMillan and Wife! Nuestros hermanos mayores –los del ‘68- ya los habían apaciguado, y con ellos aprendieron a evitar discusiones ideológicas…

-Si quieres poner un póster del Che Guevara en tu cuarto, hazlo; pero a mí eso me parece cosa de maricones. Más me gustaría que pusieras mujeres desnudas, aunque tu madre se enoje. Ai’ tú sabes.

El conflicto entre padres e hijos nos tocó ya en su fase de comedia. En cambio, descubrimos que el verdadero enemigo estaba en nuestras propias filas; peor aun, que la mayoría de nuestra generación no estaba dispuesta a escuchar la música ni a hacer tampoco muchas otras cosas fuera de los patrones tradicionales de conducta socialmente admitida. Dicho en términos del sociólogo francés Pierre Bourdieu, la mayoría de los adolescentes de los setenta asumió –inconscientemente, por supuesto- el mismo habitus de la mayoría de los adolescentes de los años treinta (es decir, los que se convertirían en nuestros padres entre los cincuenta y los sesenta). Se repitieron prejuicios y sorderas, se reprodujeron esquemas estéticos y morales, se validó el desprecio y hasta la negación de búsquedas alternativas de concebir el arte, la religión, el sexo y la familia (aún hay incomodidad y rechazo frente a los cuadros de Kandinsky y los poemas de Octavio Paz; todavía hay católicos, y algunos de nuestros hijos quieren casarse con la venia de esa iglesia; muchos siguen considerando que la homosexualidad es una práctica contra natura -y, sin embargo, no dudan en subirse a los elevadores y a las escaleras eléctricas-).

No estoy seguro. Habría que estudiar el asunto con profundidad. Sin embargo, tengo la ligera sospecha de que la reproducción de habitus se da con mucha frecuencia en sociedades donde pervive el monopolio de la comunicación, porque todo monopolio (incluso el del estado) esclerotiza y estanca.

Entonces, había que llevar la contraria a nuestros coetáneos. Karlheinz Stockhausen fue una buena manera de decirle a nuestros compañeros: Cuidado, no se confudan, tampoco somos tan iguales. A ustedes y a nosotros nos gusta Deep Purple y los Rolling Stones... pero por distintas razones.

No era tan cierto (el rocanrol nos gusta por las mismas razones que gusta a todo el mundo). Pero cuando las ideas de alguien te caen mal, hay que deslindarse con altanería, para que ese alguien se sienta chinche.

Escuchar a Stockhausen

Mientras que oír procede del latín audire, escuchar tiene su origen en el verbo auscultare. Escuchar es auscultar a través del oído, sondear y prestar atención minuciosa a la naturaleza o a la intención de las cosas sonoras. En este sentido, escuchar música es una ceremonia solitaria. Aunque no imposible, es muy difícil escuchar música de manera colectiva, porque siempre hay alguien que se siente obligado a romper el silencio, alguien que cree que tiene algo que decir… ¡y lo dice! No importa si es Voi che sapete che cosa è amor, de Las Bodas de Fígaro, o Strange Fruit, con Billie Holiday en 1939 (o India Arie en 2003), en cualquier caso seguir la música requiere de un compromiso que pocos están dispuestos a asumir. No es un encargo de la civilización ni una encomienda del buen gusto. Es simple y sencillamente un compromiso con el placer, con nuestro propio placer.

Por ejemplo: quiero escribir esta entrega y, al mismo tiempo escuchar música de Stockhausen, para hablar de ella in situ y rendirle así un homenaje póstumo. ¡No puedo! Tengo que dejar la computadora y sentarme a escuchar (claro, con un cuaderno al lado, para hacer notas de manera subrepticia –como quien tose a la sordina en un concierto de cámara-).

Termino de escuchar a Stockhausen. Han pasado una hora, un minuto y treintaitrés segundos. Ahora sí, veamos, ¿qué puedo decir, qué quiero decir de ese lapso de concentración en el placer? ¿Puedo escribirlo?

Me siento ante la computadora. Pero como soy medio necio, intento escribir con otra música (Verklärte NachtLa noche transfigurada-, de Arnold Schönberg). ¿Funciona Schönberg como muzak, como lift music?

No, tampoco. Es igualmente imposible. Schönberg también exige toda mi atención.

La música es una criatura demandante y pródiga, es una mujer insaciable y generosa: nos pide en la misma medida que nos da. Dormida, es un ángel; despierta, es una vagina canibalesca que nos quiere en su interior para convertirnos literalmente en papilla. ¡Quédate adentro, quédate adentro, desaparece poco a poco, quiero digerirte! Así es la música. Eso es la música.

Desisto, pues. Me dedico a la pieza para sexteto de cuerdas que Schönberg compuso en 1899 (¡A los 25 años de edad!).

Veintidós minutos y ocho segundos más tarde, apago el reproductor de discos… y escribo de memoria.

Continuará.

jueves, diciembre 13, 2007

In Memorian

Ike Turner
1931-2007

miércoles, diciembre 12, 2007

In Memoriam

Gabriel Careaga
1945-2007
















Fotografía dedicada al maestro Careaga
Adagio Nocturno para saxógrafo y orquesta ausente,
de A.A.T.

sábado, diciembre 08, 2007

In Memoriam

Karlheinz Stockhausen
1928-2007

martes, noviembre 20, 2007

¡Canned Heat en Ruta 61!

Boogie da cámera y Boogie da chiesa

Ya se cumplieron 31 años desde aquel día en que, con apenas veinte o veintún años de edad, hambrientos de música viva y héroes galáticos, asistimos al Teatro del Ferrocarrilero para escuchar a Canned Heat (dos años antes, en ese mismo recinto, vimos y escuchamos a Chuck Berry divertirse con sus propias canciones, que ya entonces eran para nosotros modelos rítmicos y melódicos, himnos paradigmáticos: Roll over Beethoven, Sweet Little Sixteen, Carol, Memphis, Rock ‘n roll Music, Maybellene, Johnny B. Goode; vivimos a un Chuck Berry de 48 años, ataviado con camisa floreada y pantalón color amarillo canario, enorme y en plenitud de facultades: descuidado, irresponsable, encantador, juguetón, momentáneamente desafinado, fuera de ritmo a veces).

Con Canned Heat quisimos acercarnos a otra de las formas rústicas del rock ‘n roll, y quienes asistimos quedamos satisfechos y complacidos por la fuerza rítmica de la banda, entonces aún conformada por Bob Hite, Fito de la Parra y Henry Vestine (no logro acordarme, pero si me fío de la formación de 1973, debieron haber estado, además de los mencionados, James Shine, Ed Beyer y Richard Hite, este último hermano de Bob).

¡Cómo no estar presentes ese 26 de octubre de 1976, si nuestra adolescencia, entonces inconclusa, olía a Delicados Ovalados, sabía a piel de colegiala y sonaba a Boogie Refrito!

En 1976, algunos iniciábamos ya nuestra tercera década en este planeta, y viendo brotar en nuestra conciencia el interés por la historia en curso, así como la indignación y la rabia por la injusticia, la barbarie y el terrorismo de estado; por la desigualdad y la aberrante concentración de la riqueza en manos de unos cuantos; por el cinismo y la hipocresía de los poderosos. Ese año, por ejemplo, el gobierno de Estados Unidos -asesino y cobarde, como casi siempre- hizo explotar en el aire un Douglas DC-8, correspondiente al vuelo 455 de Cubana de Aviación (el atentado provocó la muerte de 73 pasajeros). Unos meses antes, los militares argentinos instauraron una dictadura que duraría siete años y que, con la dictadura chilena, se convertiría en uno de los rostros más visibles del enemigo a vencer (quienes comenzábamos la universidad no desconocíamos lo que sucedía en Brasil, en Nicaragua y en otras partes de Latinoamérica; sin embargo, Chile y Argentina ocupaban el punto central de nuestra atención).

Ese mismo año, aparece uno de los mejores discos que he escuchado en mi corta vida, Wired, de Jeff Beck, con el Jan Hammer Group. Asimismo, llegan a nuestras colecciones de elepés Zoot Allures (Zappa), Radio Ethiopia (Patti Smith), el excelentísimo 801 en vivo (Phil Manzanera, Brian Eno et al) y Tales of Mistery and Imagination, el único álbum que me gusta de The Alan Parson Project.

En esos días murió gente a la que ya comenzábamos a admirar profundamente: Luchino Visconti, José Lezama Lima y Raymond Queneau (de este último, es indispensable leer Las flores azules), y Chico Buarque lanzó Meus caros amigos, álbum cimero que contiene, entre otras joyas, Olhos nos olhos (esta canción me serviría, veintiséis años después, para sobrellevar el dolor del abandono -la reiteración de la huella del abandono, como diría mi querida amiga y terapeuta Cecilia García-Robles). Al mismo año pertenecen dos acontecimientos más: la separación definitiva de Ike y Tina Turner, y el concierto de despedida de The Band, filmado espléndidamente por Martin Scorsese (The Last Waltz).

Sean los recuerdos que sean, venga a nuestra memoria lo que venga, lo cierto es que, si en 1976 gozamos el boogie en teatro de grandes dimensiones (el Ferrocarrilero), esta vez (jueves 22 y domingo 25 de noviembre) sabremos lo que es en realidad el calor enlatado, Boogie de Cámara en Ruta 61, con un verdadero ícono: Canned Heat.
Semblanza de una leyenda

Fue en 1966 cuando, inspirados en una canción de Tommy Jonhson (Canned Heat Blues), Alan Blind Owl Wilson y Bob The Bear Hite fundaron la hoy legendaria agrupación Canned Heat. Tanto Wilson como Hite eran devotos coleccionistas de blues, y a ellos se unieron Larry La Mole Taylor (experimentado músico de sesión que había tocado con Jerry Lee Lewis), Adolfo Fito de la Parra (quien venía de haber tocado con músicos de la talla de T-Bone Walker y Etta James) y Henry The Sunflower Vestine, otro ferviente coleccionista del género. La participación en el segundo día del Monterey Pop Festival (sábado 17 de junio de 1967) y en el segundo día del primer Woodstock (sábado 16 de agosto de 1969) dio a la banda, de manera casi inmediatamente, un número considerable de seguidores, no sólo en Estados Unidos sino en el mundo entero (de cualquier manera, Al Wilson ya era conocido como el armonicista de Father of Folk Blues, el disco que Son House grabó en 1965).

La singular mezcla de blues eléctrico, rock y boggie ha convertido a Canned Heat en una banda de culto, y varias de sus piezas (On the road again y Let’s work together, entre otras) se convirtieron en su momento en himnos de una generación. Por otro lado, son memorables sus colaboraciones con John Mayall, Little Richard y John Lee Hooker (cómo olvidar el álbum doble Hooker 'n Heat de 1971).

La muerte de Alan Wilson en 1970 provocó la necesaria recomposición de la banda, cuyos cambios de formación fueron una constante durante los siguientes veinte años (Bob Hite muere en 1981, y en 1997 fallece Henry Vestine). Pero Canned Heat sobrevive y cuenta con el aliento de toda una vida. De hecho, la crítica especializada y el público mismo aseguran que la alineación actual no sólo ha sabido mantener la gracia de los orígenes sino que, además, cuenta con la fuerza indispensable como para que todos afirmemos, sin lugar a dudas, que estamos ante el mejor Canned Heat que podría escucharse en la historia.

Las entradas para ver y escuchar el jueves 22 de noviembre a Canned Heat en Ruta 61, están agotadas. Sin embargo y por eso mismo, se ha abierto una segunda fecha: domingo 25 de noviembre.

¿El Festival de Blues en Ruta 61?

Esta semana, como muchas de las anteriores, será bondadosa en Ruta 61. Si el jueves y el domingo te damos un platillo fuereño (Canned Heat), el viernes se cocina en casa y comes igual de caliente: Vieja Estación y Las Señoritas de Aviñón, nuestro clásico de clásicos, nuestra noche materna, nuestra velada interior, nuestra garantía de calidad y buen blues.

Pero la cosa no termina ahí, porque el sábado -después de disfrutar de Claudia de la Concha y El Perro Andablues- podría darse, como por arte de magia, una festín de estrellas (como aquellos dos opíparos banquetes vividos en noviembre del año pasado): es muy probable que, terminada su presentación en el XI Festival de Blues, los músicos decidan viajar de Puebla a la Ciudad de México, para encontrarse en Ruta 61 y terminar la noche en una jam session memorable. ¿Puedes imaginarlo? Juntos, cerca de ti, listos para el blues sin condiciones: Peaches Staten, Mud Morganfield (primogénito de Muddy Waters), Guitar Shorty, Dave Specter, Sharon Lewis, Katherine Davis, Willie Big Eyes Smith, Mojo Buford...

Tú sabrás...

Ruta 61, Baja California 281, Colonia Hipódromo Condesa, entre Culiacán y Nuevo León, a dos cuadras del Metro Chilpancingo. Reservaciones: 5256 0667 y 5211 7602, eduardo@ruta61.com (cover de jueves y domingo: 400 pesos; viernes: 60 pesos; sábado: 100 pesos).