domingo, agosto 06, 2006

Carta de un renegado

Estimado Agustín:

La verdad, ayer no te ubiqué; lo hago ahora, que reviso las noticias sobre todo esto del plantón: de pronto, que veo unas fotos y me digo:
¡Caray, pues si es el que estaba en la Ruta 61!

Ya había leído la carta donde no se consideraba una buena medida el plantón, y después leí algunas críticas que se hicieron a esa carta. Sin embargo, después leí una nota tuya donde de alguna manera reconsiderabas tu posición al ver la actitud de doña Rosario Ibarra; y me dio gusto enterarme de eso. En lo personal, yo no estaba de acuerdo con la primera carta (la de Monsi et al), porque, al igual que doña Rosario, considero que este tipo de protesta temporal dará resultados importantes en la democracia de nuestro país.

Acudí a las dos marchas y las disfruté como no tienes idea, porque se convirtieron en una especie de fiesta. En ambas ocasiones, no pude llegar al Zócalo. En la primera, sólo llegué al Caballito; en la segunda, debido a la cantidad de gente, logré apenas llegar a la glorieta de Colón.

Estoy de acuerdo con el plantón. Estoy, como todos, a la espera de lo que decida el Tribunal.
Soy médico y trabajo en el Instituto Nacional de Rehabilitación, el cual es territorio blanquiazul. No ten imaginas la bronca que a veces ha sido lidiar con los compañeros, cuando se enteran de mi posición. Me dicen cosas como:

-¡Cómo puedes estar de acuerdo con ese loco! Su propuesta es sólo para los pobres, y no propone nada para la gente de clase media como nosotros.

No he recibido agresiones, pero sí cambios de actitud de algunas personas con quienes no tenía una mala relación. Ahora, el trato no es el mismo: me ven literalmente como un renegado –gracias a la definición hecha por nuestro señor presidente-; pero, la verdad, no me importa, y sólo espero que el saldo sea bueno para todos.

Quizá no le encuentres mucho sentido a esta nota, pero se me hizo buena onda escribirla, porque descubrí que estuvimos muy cerca, porque compartimos el mismo gusto por la buena música y porque yo también soy profesor barco.

Para que me ubiques, soy al que le tomaste la foto con
Vieja Estación. Iba en una magnífica silla de ruedas, la misma con la que recorrí Reforma durante las marchas.

Sonríe, ya nos odian.

Antonio Miranda Duarte


Sor Juana, un peligro para la Nueva España

Todo lo que mueve a los hombres
tiene que pasar necesariamente
por sus cabezas.
Engels
Conversaciones que escucho en la oficina:

Mujer habla por teléfono: ¡Ay, no me digas que eres perredista! ¿Era broma? ¡Ah! ¡Ya me estabas asustando! Te iba a echar un discurso, manita. ¡Ay, sí, ya, que nos deje en paz ese loco!

Mujer –cliente- que me habla por teléfono: Mira, Agustín, hay que entregar el disco con los archivos en Reforma 350, piso 16. ¡Uy, desde ahí tienes una vista muy bonita! Ahorita no, ya sabes, porque están los nacos ésos…

En ambos casos, sólo sonrío. Me estoy acostumbrando a la mezquindad de la gente. Sin embargo, no siempre logro resistir. Sobre todo cuando de amigos se trata. Entonces, por respeto y cariño, hablo, me expreso, defiendo mi posición, a sabiendas de una verdad universal: nadie va a cambiar, por ahora, sus ideas y su postura.

¿Qué hacer? ¡Nada! En cuanto a las divergencias propias de una democracia, no hay nada que hacer: sean bienvenidas y reconozcámonos en ellas.

De cualquier manera, Antonio, ¿cómo entender las inflamadas discusiones en las que nos hemos enfrascado todos, antes y sobre todo después del 2 de julio?

¿Todos?

Sí, todos. Porque el silencio es también un discurso, como bien y genialmente advierte Juana Inés de Asbaje en carta inmortal a Manuel Fernández de Santa Cruz, obispo de Puebla y desleal amigo de la jerónima.

Pero el asunto de sor Juana es otro, muy otro, muy siglo XVII.

Aunque quién sabe. Ahora que lo pienso, estamos ante la endémica biografía de los poderosos que se dan mañas mil para proteger sus intereses y sus privilegios.

¿De qué estoy hablando? De una biografía que llamaré, si me lo permites…

La Vida Iterativa de los Oligarcas

En ella, los señores del dinero, apenas ven amenazados sus lucrativos negocios y sus pingües fortunas, muestran fauces y exhiben baba espumosa, gruñen y ladran, lanzan a sus perros de prensa, radio y televisión y se lanzan ellos mismos a la yugular de quien osa poner en duda el valor y la bondad de sus instituciones y de la sagrada libertad guau guau que hemos conseguido a través grrrr mfff de la lucha pacífica de miles de hombres y mujeres de bla bla bla bla, guau, guau, guau, grrrrrr, atrás, atrás, no jueguen con fuego, nosotros generamos empleo, guau grrrrrfff, renegados, no están haciendo perder dinero mucho dinero, las campañas se ganan con dinero, dinero y dinero, irresponsables, violentos, los votos ya se contaron, nosotros somos grrrr guau guau los pacíficos, Juan el plomero hizo bien su trabajo, guau, mffff, tengo en la línea a grrrrr, y si a una monja enclaustrada la hicimos añicos hace más de tres siglos, ¡cuantimás a un tabasqueño que ni hablar sabe!, no se vaya, regresamos en un momento, después de estos comerciales.

Son los mismos de siempre. ¿O ya nos olvidamos de aquellos videos del 97, en los que se quiso ensuciar el trabajo de Cuauhtémoc Cárdenas con difamaciones? ¿Ya nos olvidamos de la manera en que, años más tarde, los medios quisieron linchar al ingeniero y hacerlo renunciar, cuando un cocainómano fue asesinado afuera de una taquería?

A mí no se me olvida: son los mismos.

Octavio Rodríguez Araujo nos recuerda que el 30 de julio de 1988, Héctor Aguilar Camín escribió en La Jornada que las elecciones de ese año habían sido las menos inventadas de mucho tiempo (…), las más limpias (…), las más verdaderas.

Dieciocho años más tarde, hace apenas unos días, en un desplegado publicado en Reforma, el mismo Aguilar Camín dictamina, antes que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TFPJF), que no hubo fraude, que la elección fue ejemplar.

¡Y ay de aquel que dude de la transparencia de las instituciones de nuestra democracia!

-Porque si dudas, me señala Fiodor en su casa –a la vez que me sirve un exquisito whisky-, si dudas, amigo mío, entonces eres un anarquista.

Dudar, sospechar (como ahora lo está haciendo el mismo Tribunal, al menos en cuanto al 9.07% de las casillas), es crimen de lesa democracia, de lesa civilidad.

Y en este trance, Antonio, ni te angusties, recibiremos insultos, mofas, acusaciones de estar hipnotizados por uno de los seres más perversos que ha dado este país, lector apasionado de Julio Cortázar, Jorge Luis Borges y Daniel Cosío Villegas, entre otros, pasión que no lo hace ni mejor ni peor... pero que siembra mucho en mi simpatía personal.

Seguramente ya te tocó recibir algún mensaje o leer alguna nota en el corcho de tu oficina: ¡Sonríe, perdieron!

Pienso, al leer y escuchar las poco creativas parodias...

Pienso, Antonio, que la dignidad y la lealtad a los principios
nunca es pérdida.


Así es que, sí, sonríe, porque ahí a donde vayamos seremos el hazmerreír y el objeto de indignación de nuestro círculos.

Recórcholis, a los mudos les va mejor.

Volvamos al tema de los mudos

Creo que muchos silencios se visten de noble imparcialidad, cuando en realidad están adoptando saludables evasiones y sabias indiferencias.

¡Ah, salud y sabiduría, cuánta falta me hacen! La vida es más fácil cuando navegamos con la bandera de yo no sé nada.

Pero, aunque envidio la frescura de los indolentes –que tanto contrasta con nuestras aflicciones-, prefiero, Antonio, la irritación y la vehemencia de quien –de un lado o de otro- decide expresarse, a riesgo de equivocarse, a riesgo de incomodar, a riesgo incluso de lastimar temporalmente a sus amigos, a riesgo de ensuciar la imagen que de él tiene su gente, a riesgo de descubrir que vive en medio de personas que no comparten sus preferencias políticas y menos su ideología (subrayo la palabra, y la pronuncio con la sospecha marxista de que se trata de una patología histórica, una enfermedad social a través de la cual la burguesía mantiene el control de los medios de producción).

Saquemos del paréntesis a Marx

Advertencia: soy un pésimo lector del filósofo alemán, a pesar de que en la adolescencia lo tuve muy de cerca, gracias a mi amigo y maestro el bachiller Fiodor Martinson Blacksmith, que me hizo leer el Manifiesto Comunista, Once tesis contra Feuerbach –donde viene eso de que dejemos de interpretar el mundo y dediquémonos a transformarlo-, y el primer volumen de El Capital, que por supuesto nunca terminé. Más tarde, mucho me ayudó don Adolfo Sánchez Vázquez (Cádiz, 1915), gigante de mil cabezas, tesoro que recibimos en 1939, de quien leí tres libros –por motivos académicos, en la Facultad de Filosofía y Letras-: La estética del marxismo, Cuestiones estéticas y artísticas contemporáneas y Valor del socialismo. Con eso y otras cosas, cometo el atrevimiento de pensar…

Subo a un estrado imaginario y pregunto a la multitud de renegados:

¡Renegados del país! ¿Vamos de veras a luchar contra la ideología imperante, ésa que promueven los medios de comunicación y los dueños del dinero?

La multitud responde al unísono: ¡Suponemos que sí!

Levanto la voz: ¡No es nuestra vocación, no es nuestra misión, acaso ni siquiera sea nuestro interés!

La multitud grita fuerte: ¡Pues…!

No paro, sigo: ¡Pero nos mantenemos en la lucha, porque estamos convencidos de que la naturaleza del sistema actual genera injusticia y desigualdad! Sin embargo, compañeros, ¿vamos a luchar contra esa ideología con otra ideología, aquella en la que nos inventamos –desde una formación judeo cristiana- la reconstrucción del paraíso perdido?

La multitud vocifera: ¡Repítenos la pregunta!

Me calmo, hablo pausado: Por muy emocionante que esto sea, ello significaría estancarnos en una idea del mundo, y toda idea del mundo es parcial, acrítica y radicalmente débil para modificar la realidad.

La multitud se voltea a ver entre sí, hasta que pregunta: ¿Y entonces?

Concluyo: Contra ideología, hay que oponer materialismo histórico, método científico, comprobaciones reales de las cosas.

La multitud brinca: ¡Sí, sí, es cierto, pero eso lo haremos después, apenas se cuente voto por voto, casilla por casilla!

Sonríe un 9.07%

Bueno, está bien: ganemos algo de lo perdido no sólo a través de una obstinación rebelde (que se explica por los resentimientos sociales, los agravios palpables y la existencia de un poder arrogante) sino también con la convicción de que hubo antes, durante y después de las elecciones una voluntad conjunta de obstruir las legítimas aspiraciones de un hombre –y de muchos que lo apoyamos- por obtener el gobierno del país para un proyecto de nación alternativo (un proyecto que, dicho sea de paso, no tiene entre sus tareas acabar con el capitalismo ni imponer la dictadura del proletariado).

Pero al mismo tiempo, creo, debemos preguntarnos quiénes somos (Fiodor se va a reír de mí por mi insistencia clasista).

No soy negro, no soy indio, no soy judío,
no soy árabe, no soy mujer,
no soy homosexual…
¡soy un simple trabajador!


Tú y yo –y muchos otros que lo han olvidado- pertenecemos al proletariado, porque no somos dueños del capital y nuestra única fuente de ingresos es la propia fuerza de trabajo.

Asumir conscientemente una posición de clase no es cosa fácil, desde el momento en que la burguesía no sólo controla los medios de producción sino que, para colmo, inocula en muchos trabajadores su propia ideología, a tal grado que parte del proletariado llega incluso a defender ideas que la envilecen.

El materialismo histórico busca ser una teoría científica capaz de vencer a las ideologías. Así, en mi caso, intento madurar mi posición de clase sobre una teoría y no sobre una idea, para contribuir a la interpretación del mundo a partir de una hipótesis: es en la economía y en los modos de posesión de los bienes materiales donde se encuentra la base de toda transformación social.

Sin embargo, en cuanto al momento que estamos viviendo, hay que recordar que el mismo Marx afirma que no son las voluntades individuales, ni las ideas, sino lo material, la vida económica y social reales del hombre, las necesidades económicas y los intereses económicos los que mueven al mundo.

En ese sentido, insisto, debemos considerar a los dos candidatos no como líderes sino como representantes de clase.

Con Felipe no hay problema: al no ser ni por asomo un líder, es fácil determinar su representatividad: los intereses de la oligarquía (representatividad voluntaria o involuntaria, consciente o inconsciente, no sé; en cualquier caso, evidente). Y la señora que sale en esta foto con el candidato de Acción Nacional, podrá decir que representa a los maestros; sin embargo, todos sabemos quién es y a quién representa.

Con Andrés Manuel es más difícil, pues su indudable liderazgo impide que muchos en la clase media no sólo no se sientan representados en su persona sino que, incluso, les parezca merecedor de su odio (un odio enfermizo que aún no logro entender muy bien); por otro lado, quienes sí nos sentimos representados por el Peje, caemos fácilmente en disculpar sus errores de liderazgo (porque todo liderazgo es catártico, y la pasión frecuentemente debilita la razón).

¿Qué hacer, entonces?

Uno de los mayores disgustos que mantengo en la vida se debe a la imposición musical de la mexicanidad. Alguien decidió, hace mucho tiempo, que los mariachis representan a la nación. Entonces, siempre me ha dado un pavor enorme salir del país y regresar envuelto en la fama internacional, porque segurito que mis compatriotas me recibirán en el aeropuerto con mariachis, que sigo siendo el rey, que los machos de Jalisco afamados por entrones… por eso traen pantalones.

Si llego a vivir tan desgraciada bienvenida, le diré al mariachi que calle y le pediré que se arranque con un tatachún, que yo traigo la letra, qué pues. Entro yo, maestro… y después de que diga No me…, se sueltan ustedes, señores, muy bravos, en gustan.

No
me
gustan los mariachis, no me gusta su cantar,
ay, ay, ay, aaaaaaay.
No es muy prieta mi paloma ni mi gallo es el mezcal,
ay, ay, ay, aaaaay.
Yo prefiero que se vayan todoooooooooooos…


Silencio, aullidos, albures y, sin cantar sino a grito pausado:

¡…a chingar mucho a su madre, señores!

Porque…
no
me…
gustan los mariachis,
no me gusta su cantar, ay, ay, ay, ay.
(y así hasta que la gente entienda).


Cada quien elige a su representante, y hacerlo es un derecho que nunca merecemos perder. Y en política, creo que no sólo debemos acudir a las urnas sino también mantener un diálogo constante con nuestro delegado, reflexionar sobre los programas de gobierno que propone, ver cuáles son viables y cuáles son perfectibles: hacer que mande obedeciendo.

Y ya que evoco a los zapatistas con la última frase, insisto en que es hora de unir fuerzas, llegar a acuerdos entre todos los grupos de izquierda. ¡Mucho bien le haría a Andrés Manuel López Obrador buscar encuentros y diálogo con personalidades mucho más fuertes que las que hasta ahora lo rodean! ¿Pues qué, no fue así como formamos el Frente Democrático Nacional, en 1988, antesala del Partido de la Revolución Democrática?

Bueno, Antonio, pero todo esto viene a cuento porque últimamente has experimentado (como muchos) la dolorosa distancia de compañeros y amigos.

¡Bah, no te preocupes!

Mira, tú sabes (porque la vida es rica en lecciones) que es muy fácil perder un amor por naderías; pero, también entiendes que un verdadero amigo se mantiene hasta en las peores condiciones y los más profundos desencuentros.

Es mi caso. Yo sé quiénes, al final de la tormenta, seguirán cerca de mí, aceptándome como soy. Los demás, qué bueno que estén enterados de que soy políticamente insoportable. A fin de cuentas, soy un tipo antisocial. Si me quedo con mi familia, con mi mejor amigo (Fiodor) y su familia, con dos grupos de blues que se alegren al verme... y con el dueño de Ruta 61, ya la hice.

Creo que si hoy me diera el patatús, aproximadamente cincuenta personas llorarían junto a mi tumba. ¿Para qué quiero más?

Por favor, rocíen mi cadáver con un whisky comprado por Fiodor... y préndanme fuego.

Además, creo que no es difícil convivir con alguien cuya posición política es contraria a la nuestra. Lo casi imposible es tolerar a los mudos que sólo abren la boca para lanzar consignas de escepticismo universal seguramente inspiradas en Jiddu Krishnamurti: ¡Todos los políticos son iguales, una bola de corruptos! ¡La única manera de cambiar el mundo es transformando el corazón de los individuos!

Si alguna vez escuchas a alguien decir tamaña tontería, pregúntale qué piensa acerca de la evolución de las especies. Estoy seguro de que te va a decir que no cree en ella, que todos venimos de Adán y Eva.

Volvamos a los desencuentros

Son diversas las motivaciones que nos lleva a cada uno a defender una u otra postura, y creo que ninguna de ellas se acerca a lo que entendemos por razón, entendida ésta como la serie lógica de argumentos objetivos que se aducen en apoyo a algo (René Drucker Colín dixit).

Y temo que nos estamos moviendo en un mar de opiniones: en aguas turbulentas, cuando en un mismo espacio nadan apreciaciones encontradas; y en aguas tranquilas, cuando nos bañamos en zonas donde flota el mismo sentir.

Y esto se da no sólo en medio de acontecimientos políticos como el que ahora vivimos, sino en la mayoría de los temas que nos incumben como seres humanos y que nos afectan como individuos. Sin embargo, la mayoría de las veces encontramos modos de convivencia o maneras de dejar a un lado nuestras divergencias de opinión: yo tengo amigos que se niegan a aceptar la homosexualidad como un fenómeno natural, y amigos homosexuales que se escandalizan al saber que alguien es bisexual; tengo amigos que no pueden entender que alguien dude de la existencia de Dios, y amigos que consideran la fe como una superstición; tengo amigos que consideran a Ricardo Arjona como un atentado al buen gusto y a la poesía, y otros amigos para quienes el problema no es Arjona sino la tiranía de escucharlo en la calle.

A ti y a mí –y a muchos otros- nos ha tocado movernos en océanos donde las opiniones contrarias a la nuestra se concentran: somos como sillaginopsis panijus (unos diminutos pececitos) que caen en dominios del paracentrotus lividus, erizo de mar cuyas lesiones son muy molestas porque al ser muy frágiles sus púas se parten y se quedan incrustadas en nuestra piel.

Termino citando a Carlos Monsiváis (que no está de acuerdo con la estrategia del bloqueo, pero sigue firme en su defensa del voto por voto, casilla por casilla):

No presumimos del monopolio de la verdad,
pero sí ratificamos las demandas jurídicas y la argumentación moral.


Un abrazo, Antonio.

14 comentarios:

ErosGod1 dijo...

Bien por Don Antonio Miranda que produjo en Usted tan acertado discernimiento que nos ayuda a algunos a reencontrarnos y reconocernos con nuestra esencia.

Siempre es sano levantar la mira y buscar causas y razones que cuestionen nuestra conducta, el oxigenar ideas es lo más sano que puede experimentar cualquier parroquiano venido a renegado. En mi caso vuestro escrito ha servido para la reflexión y la afirmación de mis posiciones políticas. Los nombres y los hombres han dejado de ser semidioses, sea cual fuere el apellido; si por razón natural los organísmos envejecen y se tornan anquilosados, ¿por que las posiciones, ideas y manifiestos de esos hombres tendrían una diversa evolución? Lo refiero por los ilustres: Aguilar Camín, Krause, Cardenas, Marcos y un extenso etc. donde irremediablemente estaré yo, humilde y casi anónimo peligro.

Felicidades por el escrito y gracias por la reflexión.

Adjunto un respetuoso saludo.

Mamá-Z dijo...

Temo, mi querido ErosGod, que no puedo estar de acuerdo con afirmar que los años vuelven a nuestras posiciones, ideas y manifiestos en indicios de la decrepitud y del anquilosamiento. ¡Al contrario!

En 2000, Krauze tenía 53 años.
Hoy tiene 59.
La lucidez de su pensamiento y la claridad de sus ideas me siguen pareciendo admirables, envidiables.

No creo que abone en nada descalificar a un hombre por su edad.

Te lo digo porque yo ya lo estoy sufriendo: si entre jóvenes se me ocurre estar en desacuerdo, lo primero que surge el ataque injusto y tonto:

¡Bueno, pero tú tienes 50 años!

¿Sabes qué respuesta se me antoja en esos casos?

-¿Y qué? Pregúntale a tu señora madre si no soy buen conversador, rápido de ideas y muy imaginativo.

Conforme Enrique Krauze crece en años, encuentro más razones para escucharlo y para tomar muy en cuenta su pensamiento.

Anónimo dijo...

Como siempre, un texto para reflexionar largo rato. Siempre me ha gustado el materialismo, aunque sin apellido.

Un abrazo.

Mamá-Z dijo...

Ícaro:

El otro día, soñé que Louis Althusser estrangulaba a mi difunta esposa, mientras yo leía en voz alta un ensayo escrito por Bacilio Macedonio Ruiz: Siete pruebas de que no estamos soñando, a la luz del materialismo eliminativo y la teoría de phlogiston.

A punto de concluir mi lectura y demostrar que no estábamos soñando, desperté con un intenso dolor en el cuello.

¡Gracias, Ícaro, gracias ErosGod, por gastar su tiempo en leerme! Sólo estoy cumpliendo la voluntad de mi Padre.

Luis David dijo...

Un enorme texto que no hayo la manera de plagiar enterito, verdad de Dios.

Gracias Agustín por tus palabras. Siempre es bueno merodear por aquí.

Un abrazo

Octavio Herrero dijo...

Perdona por favor a tu amigo, por insistir en recomendarte libros después de tantos años. Pero mucho me ayudaría que leyeras una breve introducción al Derecho, cualquiera, para entender el contexto de mi apelativo. Me refiero al "anarquista" que te avente el otro día.
¡Ah y por cierto! No tengo nada contra los anarquistas, nada tampoco contra los revolucionarios. De hecho, me he sentido siempre atraido por ellos. Los que me producen antipatía son los ambiguos, los que cabalgan rumbo a la revolución montados en las instituciones. Instituciones que sacrifican cuando contradicen a sus sueños. Como se hace con los jamelgos que ya no soportan la carga que les imponemos. Como hacen los asesinos seriales, que acaban con sus víctimas porque les angustia la realidad que irradian. Pero perdón, tengo que dejarte, no puedo escribir más. Me están purificando.

Un abrazo

tlacuiloco dijo...

No hay dudas...camino por el lado correcto.
Y ¿que mas quiere un hombre como yo?
Desayuno con Agustín y mi valiente María Eugenia, disfruto de la noche acompañado por Luis David, literalmente sentados a mitad de Reforma. Cantamos, reimos, discutimos.
Agustín, mientras toma su café, me explica y pregunta, yo le pregunto y le explico.
Luis david, con esa manera tan amena de platicar, nos descubre un proyecto de vivienda campesina con lujo de datalle, mientras Axel y María Eugenia intercambian recetas en base al queso Philadelphia.
Ivan se dedica a la cronica grafica, Judith aletea sin ruidos y su vocecita nos arrulla.
Son dias dificiles, pero no dejan de ser hermosos.

Mamá-Z dijo...

Ruth, rica señora (rica de ricura, no de riqueza):

Mientras te purificas (concepto utilizado por Daniel Cosío Villegas para referirse a la necesidad de la reconstrucción de las instituciones, y rehabilitado por el Peje en uno de sus más recientes discursos), platiquemos.

El pasado jueves 10 de agosto, la lectura de la primera plana de tres periódicos nacionales me llamó mucho la atención.

Milenio: "Rechazará el PRD todo el recuento".
Reforma: "Voto por voto… cambia poco".
La Jornada: "Hay anomalías en 60% de paquetes que se han abierto".

No dudé en comprar los tres periódicos. Así, me encontré con que el Reforma no dice sino hasta su página seis que "Va conteo con anomalías. Hallan en Chihuahua paquetes sin boletas: faltan listas nominales y abundan cajas abiertas." (Milenio suelta esa información hasta su página 5). También, adquirí con mi periodiquero la más reciente edición de Proceso, cuya portada dice: "Elecciones en duda".

Milenio y Reforma prefirieron -y estuvieron en su derecho- hacer relevante la aparente inmovilidad de las cifras, sin negar la existencia de anomalías (aunque dejando ese tema en segundo plano). Por su lado, Proceso y La Jornada subrayaron -con el mismo derecho de priorizar la información- lo que a su juicio es el tema central de la discusión: es falso que -como afirma el gobierno, el candidato de Acción Nacional y el mismo IFE- las pasadas elecciones hayan sido limpísimas, pulcrísimas… y que estén rechinantes de limpias.

La simple decisión del Tribunal de abrir el 9.07% de las casillas, deja en entredicho el cómputo previo del IFE, que daba como triunfador a Felipe Calderón con 0.58% de ventaja. ¿O es que acaso vamos a pensar que el Tribunal tiene un 9.07% de irrespeto a las instituciones? No, sino que el mensaje del tribunal es: a ver, señores, desde nuestro punto de vista, hay argumentos de peso por parte de los inconformes (renegados los llama Fox) para que abramos el 9.07%, así es que nada de que esto es un atentado a la democracia y a las instituciones.

Por supuesto, los inconformes decimos: las anomalías merecen un recuento total, así que seguiremos instistiendo en ese punto. ¿De veras piensas, Ruth, que en esta postura hay unatentado contra las instituciones?

A riesgo de equivocarme (seguirè tu recomendación de leer un buen libro de Derecho, y lo acompañaré de un libro de ética), pienso que la postura es absolutamente legítima. Y la resistencia civil también lo es, como arma política en un país donde ya sabemos cómo se las gastan los poseedores de la ley.

Vuelvo a los periódicos.

En general, las cuatro publicaciones me gustan y las leo con atención, aunque tú sabes que tengo una inclinación particular por La Jornada (cuya lectura no perdono desde 1984) y por Proceso (desde 1976).

De cualquier manera, al consultarlas, tengo muy claro que me hallo ante cuatro maneras diferentes de enfrentar la realidad. Así, de cada una de ellas elijo a los colaboradores de cuya independencia y de cuya libertad de conciencia no tengo dudas: Miguel Ángel Granados Chapa (Reforma y Proceso), Julio Hernández López (La Jornada), Denise Dresser (Proceso), Ciro Gómez Leyva (Milenio), Lorenzo Meyer (¿sigue en Reforma?), Carlos Montemayor (La Jornada), Octagvio Rodríguez Araujo (La Jornada), Soledad Loaeza (La Jornada) y otros que se me escapan de la memoria. Pero esto no quiere decir que los lea como sacerdotes de la verdad (no siempre estoy de acuerdo0 con Denise Dresser ni con Soledad Loaeza, siempre lo estoy con Meyer y con Granados Chapa, que no escriben en La Jornada). Los leo como luces que me permiten normar mi propio criterio.

También como una luz, Ruth, te escucho y pienso en cada una de tus palabras.

Te digo esto, porque creo que nuestras fuentes de información no están siendo las mismas y que, para colmo de males, todos (¡todos!) estamos practicando un peligroso filtro que impide dar el menor crédito a aquellas fuentes que no coinciden con nuestra percepción de la realidad.

Evitémoslo, abramos nuestra mente, escuchemos al otro (y hablo del otro en el profundo sentido que dio Octavio Paz a este concepto: pienso en el capítulo II de El Laberinto de la Soledad, y en todo el libro, que esta tarde volveré a leer con la misma pasión de hace treinta años). Yo te pido, Ruth, que me escuches, pero de veras, escúchame. Prometo hacer lo mismo, siempre y cuando no partamos de la descalificación de la persona, del movimiento o del modelo que defendemos y apoyamos.

No puedo dialogar si de entrada tú ya has definidido casi como dogma personal que el Peje es un psicótico que no merece el más mínimo de tus respetos. ¿De veras piensas eso, que Andrés Manuel es un psicótico, un vulgar ambicioso, un enfermo mesiánico? ¿No existe la posibilidad de que se trate simple y sencillamente de un hombre con una visión diferente a la tuya, un hombre cuyo pensamiento y su acciòn ha encontrado eco en muchos de nosotros (que a propósito no somos toooodos sino apenas unos cuantos), y que somos los suficientes como para hacer que nuestra voz se escuche?

Porque si lo vas a seguir odiando, mejor cambiemos de tema.

Dices: ¡Los que me producen antipatía son los ambiguos, los que cabalgan rumbo a la revolución montados en las instituciones, instituciones que sacrifican cuando contradicen a sus sueños!

1. ¿Te refieres a Vicente Fox? Puede ser, si recordamos palabras pronunciadas por él (el presidente de la República) dichas ante una multitud en 2005: ¡Quien sea que esté en la boleta electoral, tendrá que ser derrotado por el candidato de Acción Nacional!

2. ¿Te refieres a Ugalde? Puede ser, si recordamos que fue él quien no vio nada de malo en los spots que afirmaban que Andrés Manuel era un peligro para México (dejó de serlo cuando el candidato de Acción Nacional lo invitó a participar de su hipotético gobierno).

3. ¿Te refieres a Felipe Calderón? Puede ser, si recordamos que ante Loret de Mola exigió que los medios ya lo dieran por ganador de las elecciones.

4. ¿Te refieres a Elba Esther Gordillo, a Manuel Espino...?

¡No, tu antipatía es contra un hombre que se montó en las instituciones para desaforarse a sí mismo, que se montó en las instituciones para acusarse a sí mismo en los casos del paraje San Juan y El Encino, que se montó en las instituciones para autoincriminarse por los escándalos de Ahumada, que se montó en los medios electrónicos para presentarse como un peligro para México... y que hoy se monta en las instituciones para exigir lo que muchos exigimos:

Las instituciones y las leyes, Ruth, no son entidades divinas, son fórmulas humanas de convivencia, fórmulas que por humanas son también sujetos de abuso. Un caso innegable es ese abuso que le permite a Bush masacrar a un pueblo, son las instituciones y las leyes las que permiten a Israel exterminar a los libaneses.

Con tu lógica sobre el respeto a las instituciones, hoy no estarían abriéndose el 9.07% de las casillas. ¿O quieres decir que la apertura del 9.07% no fue un acto institucional sino un gesto arbitrario de cumplirle un poco su capricho a este hombre "ambiguo"?

El 28 de octubre de 1998, pudo escucharse por radio esta conversación entre los entonces presidentes del PAN y del PRD (Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador), cuando el tema del FOBAPROA concentraba la atención de todos:

Andrés Manuel: Ya vamos a ver por quién van a votar ustedes.
Felipe: Vamos...
Andrés Manuel: Es muy sencillo saberlo.
Felipe: No, no es muy sencillo, Andrés Manuel.
Andrés Manuel: Sí, sí. A mí me hablo Gurría y me dijo que ya hay un acuerdo con el PAN para resolver el asunto en diciembre.
Felipe: Muy bien...
Andrés Manuel: Ustedes acordaron con el gobierno el asunto del FOBAPROA sin castigo a los responsables, sin auditoría.
Felipe: Nosotros no vamos a aprobar el Fobaproba, Andrés Manuel.
Andrés Manuel: Vuelvo a insistir, aunque parezca reiterativo: ¿Van a aprobar el dictamen con el PRI a principios de diciembre? Sólo tienes que decirme sí o no...
Felipe: No.
Andrés Manuel: ¡Ah, perfecto, ya está!

EN DICIEMBRE, PAN Y PRI VOTARÍAN A FAVOR DE LA CREACIÓN DEL IPAB, QUE TRASLADO CIEN MIL MILLONES DE DÓLARES A LA DEUDA PÚBLICA.

Te recuerdo tu declaración, Ruth: ¡Los que me producen antipatía son los ambiguos, los que cabalgan rumbo a la revolución montados en las instituciones, instituciones que sacrifican cuando contradicen a sus sueños!

LO QUE YA NO PUEDE ESCONDERSE ES QUE SE TRATÓ DE UNA ELECCIÓN LLENA DE TURBIEDADES, turbiedades que nos dan el derecho a muchos a sospechar de fraude... ¡y a gritarlo!

1. Distrito 15, por lo menos tres paquetes fueron hallados semiabiertos en una bodega y con los sellos electorales violados.
2. Distrito 12, puertas y ventanas carentes de sellos, 28 paquetes abiertos por una de sus caras.
3. Distrito 24, puertas de entrada con restos de sellos. 20 paquetes abiertos o visiblemente manipulados.
4. Distrito 10, paquete abierto, lista nominal inexistente, faltante de 4 boletas.
5. DSistrito 8, 17 paquetes abiertos.
6. Distrito 5, falta de fiormas, paquetes abiertos.
7. Casilla 995 (Poza Rica) 75 votos de López Obrador equivocadamente contabilizados a fagvor de Campa
8. Casilla 690, 45 votos a favior del Peje que no habían sido contabilizados.
9. Distrito 8 (Laisco), casilla 667, 80 sufragios del Peje contabilizados a favor del Panal.
10. Casilla 136, 158 boletas marcas exactamente igual.
11. Distrito 10 *Michoacán), 50 votos no contabilizadoas al Peje.
12. Distrito 2 (Mexicali)? 90% de los paquetes abiertos, sin sellos ni firmas.
13. De acuerdo a una revisión general, hasta el momento hay 132 mil votos alterados.

¿Le sigo?
¿Qué va a pasar? Ya me sé la historia: medios de comunicación, gobierno y PAN dirán que esas anomalías no constituyen suficiente prueba de fraude.

Que Andrés Manuel es un peligro para México.

Octavio Herrero dijo...

Tienes razón. Nuestros gobernantes y nuestras figuras políticas parecen ser todas antinstucionales. Pero recuerda que cuando cuestiono a López Obrador no defiendo a Fox o a Calderón, simplemente cuestiono a López Obrador. Así que cuando quieras nos reunimos para hacer el recuento de las estupideces e ilegalidades de Don Vincente.

El Tribunal Federal Electoral es una institución que tiene entre sus muchas facultades la de cuestionar al IFE, de la misma manera que la Suprema Corte puede modificar el sentido de una sentencia a través de un juicio de amparo. Así que el asunto de que el TRIFE es 9.07% menos institucional cuando contradice al IFE es, con todo respeto, una tontería. Si mañana, el TRIFE confirma o niega el resultado de la elección, el IFE, Fox, tu difunta esposa y yo deberemos respetar esa decisión. ¡Es la ley!

Pero aquél que no acepte el veredicto caminará en contra de la ley.

Y sí, Fox y Calderón han caminado en contra de la ley.

Calderón no es mejor que López Obrador, Andrés Manuel no es mejor que Felipe.

Ninguno puede purificar a nadie.

Mamá-Z dijo...

Por respeto a ti, Fiodor, y a quien se le ocurra meterse en este blog, prometo ser breve.

1. No, no. Reunirnos para hacer el recuento de las "estupideces" y las "ilegalidades" de don Vicente, como que no... Eso lo hubiéramos pre-visto hace seis años. Pero hace seis años, cuando a mí se me ocurrió ponerme del lado de Cuauhtémoc... toooodos se me echaron encima. ¡Cómo es posible, si estás viendo que Cuauhtémoc es un inepto, un incapaz! En cambio, Fox está demostrando una gran capacidad de decisión democrática. Cuauhtémoc es el pasado, Agustín, ya olvídate de la izquierda. Guardé silencio.

2. ¡Claro que el Tribunal Federal Electoral tiene la facultad de cuestionar al IFE! No he dicho lo contrario. Pero es evidente que de no haber habido inconformidades, el TRIFE hubiera avalado las cuentas del IFE, porque no iba a actuar de oficio. Ahora bien, no sé si la ley le permite actuar de oficio; de lo que estoy convencido es que no lo hubiera hecho. Así, lo que está haciendo hoy es un acto que se incluye dentro de los procedimientos de justicia a los que ha recurrido la Coalición por el Bien de Todos (que feo nombre, a propósito, tan feo como el fascista de Partido de Acción Nacional, tan cursi como el Partido de la Revolución Democrática; sigo prefiriendo aquel viejo y desconocido Partido Mexicano de los Trabajadores, que no se las daba de ecuménico sino que se auto-definía como "partido" -somos una parte, no el todo-).

3. Lo de 9.07% menos institucional, lo sacas de una ironía mía, una pregunta retórica mía. Luego entonces, no vale como elemento de argumentación en contra. Lo que digo es: Antes de esa decisión, los jilgueros del poder se rasgaban las vestiduras ante el simple hecho de dudar del conteo del IFE. Y gritaban que el Peje y sus huestes insultaban a los ciudadanos que estuvieron en las casillas, que el Peje y sus huestes atentaban contra las instituciones y la ley, al desconocer los resultados del IFE. Ésa fue mi ironía: ¿9.07% de ciudadanos en casillas sí pueden ser insultados? ¿Sí es posible atentar un 9.07% contra las instituciones y la ley?

4. No, la ley no dice que debamos acatar la decisión de un juez a pie juntillas. La ley dice que, ante la decisión de un juez, es posible inconformarse y presentar nuevos recursos de apelación. No aceptar un veredicto no es caminar en contra de la ley, es simplemente eso: no aceptar un veredicto.

5. La resistencia civil es una acción paralela al intríngulis jurídico. Y condenarla y tratar de acabar con ella se llama -aquí y en Chile- fascismo.

6. Si Fox y Calderón han caminado en contra de la ley, bien haríamos todos en demandar acciones penales contra ellos. Si Andrés Manuel ha caminado contra la ley, bien haríamos todos en demandar acciones penales contra él (y sus huestes). Sin embargo, creo que no es por ahí por donde debemos irnos. Eso sólo generaría mayor resquebrajamiento de la sociedad. Ponernos de tiquis-miquis legales (con un conjunto de leyes que se interpretan al gusto del consumidor) sólo recrudecería la crispación en la que nos encontramos. Antes de ponernos a cumplir la ley, es necesario PURIFICAR las instituciones.

7. Sí, purificar. Sé que la palabra te causa cosa, como que suena a incienso y mirra, a dominus vobiscum. Yo, personalmente, no la hubiera usado. Cuando se la escuché a Andrés Manuel, dije: ¡Ya la cagó! De ahí se van a agarrar los krauzistas. Pero...

8. Nadie ha dicho que debamos purificar a los individuos (eso lo dice Krishnamurti y el Feng-Shui... o como se llame). Se habla de quitar a las instituciones aquello que les es extraño (su uso faccioso para, por ejemplo, destruir la carrera política de un ciudadano), dejándolas cada vez más limpias en su calidad de organismos de interés público.

10. Lo de purificate es un chiste tuyo, que acepto con agrado y que seguramente te escucharé muchas veces de aquí en adelante, para subrayar la formación religiosa y mística del Peje. Te entiendo: a mi difunta esposa le chocaba que yo, para todo, dijera ¡Dios mío! Me decía: ¡Carajo, ya manda a volar a ese dios tuyo que te impuso tu madre! Vaya, qué curioso, ese dios mío es menos peligroso que muchos de los dioses laicos que mataron a Alejandra.

11. Cierro con un comentario amoroso sobre tu afirmación de que "ninguno puede purificar a nadie". Pero antes, te digo: Me requetechoca no poder ir esta noche a tu casa (tengo que cuidar a mi papá, porque Gerardo y Maru ganaron el volado de quién se iba al campamento en Reforma -tú sabes que si yo hubiera ganado, me hubiera escapado del retiro espiritual para irme corriendo a tu casa a tomar whisky y platicar rico).

¡Ah, el comentario! YO SÍ PUEDO PURIFICARTE: voy a hacer que pruebes el dulce sabor de llevarle la contraria a quienes te rodean. ¡Hazlo! Elige uno de tus círculos y hazles saber que vas a unirte a los campamentos de Reforma, para exigir voto por voto. Puedo asegurarte que, después del espanto, poco a poco te seguirán hasta el precipicio de tu decisión.

Quiero demostrarte que, en asuntos de mesianismo, tú eres para muchos algo más que divino. No es tu culpa, así eres: un líder y un gran polemista. El problema es que muchos, al escucharte, creen que están recibiendo la palabra de Dios y que así SE PURIFICAN y son mejores. No me hagas darte nombres, pero ante muchos eres su Peje personal. Contigo no hay medias tintas: la veneración o el odio.

En cambio, yo sólo te amo.

Mamá-Z dijo...

Luis David:

En cuanto al plagio, puedes firmar como tuyos mis textos. Yo haré lo mismo con los tuyos, con los de mi hermano la doctora Ruth (¡todos somos, en el fondo, trasvestis! El obsipo de Puebla, ya sabes, era sor Filotea), con los de mi hermano Tlacuiloco, con los de Hilda, Colibrí, ErosGod, Ícaro...

De hecho, puedes firmar como tuyo el En busca del tiempo perdido, del que hasta ahora se ha adueñado Marcel Proust.

Porque dentro de quinientos años, nadie se va a acordar de nosotros, como personas: seremos sólo palabras, y de las palabras de los siglos XX y XXI concluirán cómo era el hombre (en singular) de estas primitivas centurias.

Bueno, acaso se acuerden de mí, que sólo hago la voluntad de mi Padre.

De profundis clamavi ad te, domine; domine, exaudi vocem meam.

Un abrazo, Luis.

Neónidas: dijo...

Muchas gracias por sus perspectivas del conflicto. Necesitamos nutrirnos de ese género de opiniones..

Mamá-Z dijo...

Muchas gracias a ti, Neonidas, por la paciencia y el tiempo.

La libertad de expresión y el encuentro de formas distintas de pensar siempre será nutritivo, pues hay en cada una de nuestras cabezas mucho Creci-Zinc y mucho Forti-Calcio.

Creo que fue Voltaire quien escribió: No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte mi derecho a romperte la madre.

Algo así, no me acuerdo muy bien.

tlacuiloco dijo...

No mas comentarios de mi parte.