domingo, enero 13, 2008

Del Evangelio según Renato

Carta a Wichily McCoy
por Renato, Cazador de Tatuajes
Epístola ilustrada por Tlacuiloco

Querido Gerardo, escucho una melodía larga y caótica; las notas que la componen son tantas, que podría originar una infinidad de historias. A mi mente, sólo viene tu rostro.

Tlacuiloco, lo sabes bien, en esta enfermedad terminal de transmisión sexual que llamamos vida, nunca nos conocimos. No fuimos presentados, a pesar de que yo fui, soy y seré amigo de la mitad de tu esencia, tu partner in crime, tu gemelo Agustín (mi gurú y mecenas). Quiero pensar que esto implica que de alguna manera, nos conocimos.

Lloré mucho el día de tu muerte, Gerardo, como siempre que enfrento ese amargo y cochino sabor a irreversibilidad que los vivos sentimos en el fondo de la garganta al enterarnos de una partida. Lloré sin duda por el dolor que nuestro amigo y hermano transmitió en el momento de anunciarlo; sin embargo, admito que lloré también porque te fuiste... y yo no pude estrechar tu mano, no pude decirte que te admiro por una enorme cantidad de razones, porque no pude emborracharme contigo ni escuchar tus anécdotas del underground mexicano, si tal cosa existe. Te pido disculpas, los que aún respiramos somos unos egoístas.

Hoy, unos días después, creo que me sentiría triste si mientras estuviste con nosotros hubieras sido uno de tantos oficinistas grises, inmersos en una vida que asemeja la rueda de un ratón. Pero como mientras respirabas estuviste cantando, tocando, amando, pensando y creando, definitivamente vivir como tú viviste, es morir de amor (parir chayotes) y es estúpido llorar por alguien que vivió tanto y tan intensamente.

Ahora, mientras vuelve a comenzar la melodía, veo la escena final de todo western que se respete: al misterioso forastero que cabalga lentamente hacia el atardecer. Nunca nos dijo su nombre – piensan los que lo despiden - pero sin duda limpió este pueblo.

El nombre del forastero -explica el director en el comentario del DVD remasterizado - es Wichily McCoy, la voz más rasposa del Oeste: El está vivo, nosotros, aún no existimos.

Yo soy la Mosca, la Verdad y la Vida
Concierto para Gerardo María Aguilar Tagle
1955-2007
Misa de Blues y Rocanrol en Honor a un Hombre Indispensable
Viernes 18 de enero de 2008

Ruta 61
Celebran Las Señoritas de Aviñón y Vieja Estación


7 comentarios:

Darío Zetune dijo...

Bien, ahí nos vemos.

Llevaré amigos para que conozcan la historia de Gerardo.

Sergio.

Mamá-Z dijo...

Diversión garantizada, Sergio.

Jaime Holcombe dijo...

Agustín,

Recién recibí el mail masivo del Ruta 61 sobre el Concierto/Homenaje para nuestro querido Gerardo. Y me cayó el veinte de que sólo tenía 52 años de edad. Mi padre murió a los 53 años y siempre pensé que fue una injusticia que se lo llevaran tan pronto, cuando recién le había llegado un segundo aire y una segunda oportunidad de disfrutar de nuevo la vida. Mi madre no paraba de decir entre un mar de lágrimas "¡él quería vivir, él quería vivir!" Y sí, todos tenemos siempre algo inconcluso, un proyecto secreto que nunca nos da el tiempo para retomar o que vamos dejando para otro día, que al fin, debemos tener muchos por delante... A lo que voy es que me uno a tu rabia y la impotencia que sientes por la pérdida injusta adelantada de tu querido gemelo. No merecía irse con tanto por hacer...
Te acompaño mi queridísimo amigo en alma y con todo el corazón en esta, la primera de muchas despedidas de Gerardo María Aguilar Tagle, a quien me hubiera gustado conocer tanto como a ti, pero a quien sin lugar a duda se le extrañará su talento y alegría, hasta que nos toque a nosotros alcanzarlo donde quiera que esté. Un abrazo y que el concierto sea todo lo que él se merece y tú mi querido amigo, esperas que sea.

Jaime H.

Mamá-Z dijo...

Voy a recordar tus palabras y tu corazón este viernes, cuando me atreva a subir al escenario. Dame permiso de honrar a tu padre con mi propio dolor.

Anónimo dijo...

Agus:

Recién me entero por los mails colectivos del Ruta y pienso: ¿quién puede decir que ha muerto cuando su otra mitad se queda en la vida?
Y por lo que leo, tu hermano dejó muchas mitades de este lado.
Un abrazo bien fuerte.

Alma

Mamá-Z dijo...

Gracias, Alma. Y, sí, tienes razón: Gerardo, mi gemelo precioso, sigue vivo, muy vivo. ¿Tú sabes por qué nos decíamos mutuamente "gemelo precioso"? Sucede que Quetzalcótal no sólo se traduce como "serpiente emplumada" sino también como "cuate hermoso, gemelo precioso". Gerardo era y es Quetzalcóatl, ahora más que nunca. Su gemelo es Xólotl, es decir yo, un ajolote, una criatura a medio hacer. Pero este ajolote es capaz de resucitar a su hermano todos los días, todos los días. La prueba de ello son tus palabras, Alma querida.

JC dijo...

Poca acividad durante esta semana, hermano. Supongo que estarás preparando los acordes precisos y preciosos para este viernes. Bueno... mientras tu te has estado aistando, yo he extrañado cada día más a Lalo. No se si soy de efecto retardado y si apenas vengo reparando en que con cada despedida que sufrimos es también que vamos muriendonos a cachos. Hoy he subido un breve video al Blog que recientemente inauguré. Es quizá un rincón que me he preparado yo mismo para depositar las lágrimas que me ocupan hoy en día, aunque haya nacido con la intensión de ser un homenaje a Lalo. Espero que tu, como yo, lo disfrutes. Ye mando muchos besos.