domingo, julio 08, 2007

Vuelve Peaches...

Peaches en almíbar
Receta


Dentro de una Vieja Estación, coloca una Faye Staten en su punto, con tres o cuatro extraordinarios músicos argentinos. Vierte todo en el escenario. Deja que hierva durante dos horas de amor y blues, hasta que todo se vuelva jarabe de Chicago en el sartén de la noche, o hasta que el lugar adquiera cierto aroma a Maxwell Street Flea Market.

Quienes las noches del 24 y 25 de noviembre de 2006 tuvimos la fortuna de reunirnos en Ruta 61, fuimos entonces testigos de la presencia en el escenario de un cúmulo milagroso de músicos chicaguenses. Todos juntos, hicieron de la velada una de las más hermosas en la historia general del blues y en la historia nocturna de nuestra ciudad.

Entre esos músicos estuvo Peaches Staten.

Faye Peaches Staten
El blues desde la cuna

Hija legítima del Delta del Mississippi, Peaches estuvo rodeada, desde edad muy temprana, del blues de Chicago, porque su padrastro trabajaba como disc jockey en varios clubes de la ciudad, y su madre pertenecía a un club social a cuyas fiestas nunca faltaba algún buen músico de blues. Además, Peaches trabajó como mesera en el Rosa´s Lounge.

La versatilidad y la fuerza de su voz, en la que algunos encuentran influencias de Bessie Smith, Billie Holiday y Koko Taylor, la han llevado a compartir escenario con Buddy Guy, Junior Wells, la misma Koko Taylor, Dr. John, Billy Branch y muchos otros.

Conmovida, agradecida y encantada por la respuesta del público, la extraordinaria e inolvidable Peaches Staten volvió a la Ciudad de México los días 18, 19 y 20 de enero de este año. ¡Y el encanto se repitió! Por eso, ha aceptado una nueva invitación para cantar los días 12, 13 y 14 de julio, es decir... ¡esta misma semana!

Peaches en Regalía
Texto escrito el 20 de enero de 2006

Hay, para los parroquianos de Ruta 61, regalías, privilegios, gracias que se nos conceden por el simple hecho de llegar al lugar y vivir la noche como Dios manda (entregados al gozo mismo de la vida).

La mayor de esas regalías es la música.

Y vaya que la música ha estado presente en el lugar. En una misma noche, Peaches nos ha entregado su blues, salpicado de rocanrol, regaee y zydeco (y la evocación de Lousiana sirve para reafirmar lo que ya habían dicho en noviembre Zora Young y Shirley Johnson, y que ahora repite este sabroso melocotón hecho mujer: se escribe New Orleans, pero se pronuncia Now Orleans).

Quién sabe en qué sentido utiliza Frank Zappa la frase que da nombre a una de sus piezas más representativas y más hermosas; pero ahora y para quienes hemos pasado las noches recientes en Ruta 61, la Madre de todas las Regalías ha sido Peaches Staten, una mujer de belleza inefable y voz divina.

Estamos listos, pues, para revivir la experiencia y gozar de la música de Peaches, quien estará acompañada de los irrepetibles miembros de Vieja Estación, banda argentina que ha demostrado no sólo taslento y calidad sino, además, una sorprendente capacidad para sostener el alto nivel de los músicos de Chicago (de hecho, el armonicista Billy Branch afirma sonriente: Vieja Estación es mi banda en México). Seguramente, el lugar volverá a estallar de gozo con Mighty Gumbo, Mojo Boogie, Fever, Can´t you see, Hole in the wall... y todo el repertorio de este ángel exquisito, quien, no conforme con curarnos el alma con su blues, ejerce la medicina (como fisico-terapeuta) en un hospital de Chicago.

¡Gracias Doctora Durazno, necesitábamos otra vez de su atención!

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Peaches es una mujer simpatiquísima y muy carismática (aunque parezca pleonasmo). La velada de enero para mi es inolvidable, por que entre otras cosas tuve la fortuna de verla ¡bailar salsa!, y para cerrar con broche de oro, como haciendo una travesura se sentó en mis piernas cuando nos tomaron una fotografía, ¿recuerdas?. Así que sin duda alguna allí nos veremos para disfrutarla nuevamente.
Por otra parte, respecto a tu anterior entrega, creo que a Bacilio le gustaría saber que en un capitulo de Mi Bella Genio, Tony Nelson permite que Jeannie le conceda un deseo a Roger Healey, quien es su mejor amigo y supongo que son algo así como Bacilio y Fiodor. Roger después de dudar varias veces decide ser el hombre mas gracioso del mundo y Jeannie lo convierte en Groucho Marx. Y es realmente Groucho Marx quien aparece en escena y le da tremendo abrazo a la bellísima Bárbara Eden.
¿Es la foto de tu recamara la que aparece ahora para identificar al Blog?

Mamá-Z dijo...

¿Quién tiene esa foto, Antonio? Perfectamente recuerdo el momento. Por favor, Antonio, bueno sería que hablaras con Lalo y te diera un mejor lugar. Me choca que siempre te toque en sitios que no son los mejores. ¿Quieres que yo me encargue? Hazme saber qué día vas.

¡Maravilloso lo que me cuentas de MI Bella Genio! Ya me antojaste pedir por Amazon la serie completa. ¿Tú crees que esté a la venta?

Un abrazo, Antonio.

Mamá-Z dijo...

No, Antonio, no es mi recámara. Es mi alma (dicho lo anterior con voz de Vincent Price, Boris Karloff, Bela Lugosi o Vicente Fox).

Anónimo dijo...

Yo también quiero adquirir la serie completa, se que hasta ahora han sacado a la venta tres de las cinco temporadas que se realizaron (de 1965 a 1970) y si las encuentras en Amazon. El capitulo que te comento pertenece a la segunda temporada, lo sé y lo recordé por que hace poco la renté. Yo me regocijaba con la serie cuando la veía en TV, por que además estaba enamorado de Bárbara Eden y quería una botella igualita a la de Tony Nelson.
Te agradezco mucho el ofrecimiento, déjame intentar negociarlo antes con Lalo o con Pepe y estoy seguro de que no habrá problema.
Muy interesante tu alma, muy interesante. Me recuerda un poco al lugar donde bajan a platicar Talita y Horacio Oliveira, cuando este trabajaba en el manicomio.

Un abrazo, querido amigo.

Anónimo dijo...

Ah! y Agus, no, no se quien tiene la foto.

Mamá-Z dijo...

Uy, Antonio, qué maravilla. Me trajiste hermosos recuerdos de Rayuela. Has de saber que la segunda vez que leí la novela (con veinte años de distancia entre la primera y la segunda lectura) fue en voz alta, en la cocina del departamento en el que yo vivía -en la Nápoles-, mientras una mujer me preparaba la cena.

A propósito de lecturas. Hay una novela del español Gregorio Morales titulada LA CUARTA LOCURA. Una obra maestra. Perdí mi ejemplar en la guerra. ¿Tú, de casualidad, no la conoces? Porque resulta que ya no la editan, según me hizo saber mi corresponsal en Barcelona.