sábado, julio 28, 2007

Rebeca meets Zappa

Ha llegado ya el mediodía del sábado, y mi desayuno es exquisito...

¡Huevos oaxaqueños!

Se trata de dos huevos estrellados montados sobre tortilla y bañados en salsa pasilla. Su origen se subraya con una protección bondadosa de queso Oaxaca, y el espectáculo es adornado con medialunas de aguacate.

Alrededor del plato, el meserito ha dejado un jugo de toronja fresca, un café con leche, un pan de dulce y un bolillo delicadamente tasajeado.

Mojo un codo de bolillo con la combinación perfecta de salsa y yema. Miro mi hazaña y sonrío. Por fin, rompo el ayuno. Al mismo tiempo, escribo la palabra comienzo...

Comienzo por lo que más me entusiasma en este preciso instante: el reciente mensaje de Rebeca Alvarado, nuestra corresponsal en Tulsa, Oklahoma:

Querido Agus, ¿cómo estás? Déjame contarte lo que acaba de pasarme. ¿Reconoces este cartel? Bueno, pues cuando lo vi por las calles de Tulsa, pensé: Mi precioso maestro viene a dar una tocada.

También pensé que tal vez te habías cambiado de nombre. Pero, triste decepción, se trata solamente de un clon.

Un beso.


Ay, Rebeca, qué cosas dices. Desde que leí tu mensaje, me ha dado por asomarme al espejo para decirme a mí mismo Moo-ahh! y arquear una de mis cejas. Moo-ahh! es la interjección-onomatopeya-ruido que hace Frank Zappa al inicio de Nena, quítate los dientes (del álbum Them or us, de 1984)... y en medio de otras canciones.

Has de saber, Rebeca, que en las extrañas entrañas de la melomanía existen, apenas iluminadas por agua de luz que se filtra del subconsciente, oscuras habitaciones donde se reúnen Exegetas de la Invención con el propósito de descifrar y analizar los más mínimos detalles de la obra del maestro Frank. Acabo de encontrarme, por ejemplo, un foro dedicado a explorar el sentido de Moo-ahh! en el corpus zappiano. El foro es divertidísimo, aunque a muchos podrá parecerles absolutamente vacuo (¿y qué no lo es en esta vida, Rebeca milagrosa?)…

-No dice Moo-ahh! Dice Poo-ahh!
-Es el sonido que suelta un french-poodle cuando habla dormido...
-No, es el nacimiento de Nanook, el esquimal…


A propósito, el rocanrol y el blues están llenos de vocablos proto-léxicos. Enlisto los que primero me vienen a la memoria: el guang dang dudul de Willie Dixon, el be bop a lula de Gene Vincent (¿pero quién compuso la canción?), el gu gu gu chub de Lennon, el du du du da da da de The Police, el aguambabaluba duambabum de Little Richard, el mu-aaa de Zappa… Habría que escribir un pequeño tratado sobre el tema, cosa que pienso hacer si la John Simon Guggenheim Memorial Foundation recibe mi propuesta y la toma en serio.

Zappa plays Zappa

Pero volvamos al cartel del que hablas, Rebeca. Para ello, tenemos que hacer un poco de historia.

Fue en 1966 cuando Zappa conoció a Adelaida Gail Sloatman, una jovencita de veintiún años que entonces trabajaba en el Whisky a Go Go, centro nocturno –hoy legendario y aún abierto- ubicado en el área de Sunset Strip de Sunset Boulevard, en el West Hollywood de Los Ángeles, California. Desde entonces y hasta 1993, año en que muere Frank, la pareja se mantuvo unida, y en el camino procrearon cuatro chamacos: Moon Unit (1967), Dweezil (1969), Ahmet Emuukha Rodan (1974) y Diva (1979).

Te cuento un detalle gracioso acerca del segundo hijo: el hospital donde nació se negó a registrarlo como Dweezil (así llamaba Zappa al dedo pequeño del pie izquierdo de Gail), por lo que el padre dictó a quien estaba redactando el acta lo primero que le vino a la cabeza: Donaldo Calvino Euclides. ¿Ese nombre sí vale? ¡Pues ya estuvo, vámonos!

A los siete años de edad, el niño exigió a sus padres que modificaran el acta y lo volvieran a registrar, ahora con el nombre que siempre desearon para él: Dweezil.

Bueno, pues sucede que, con el paso del tiempo, Dweezil se ha convertido en un excelente músico, capaz de reproducir con suficiente fidelidad el estilo zappiano. Su mismo padre pudo detectar las capacidades del muchacho en la guitarra, así que lo invitó en varias ocasiones al escenario y al estudio (podemos escucharlo, adolescente aún, en Them or us, Läther y Jazz from hell, entre otros muchos álbumes).

Creo que fue en 2005 cuando, apoyado por su madre y sus hermanos, Dweezil decidió formar una banda para ejecutar la música de su padre y difundir así la obra de uno de los compositores más importantes del siglo XX.

Actualmente, la orquesta básica está formada por Aaron Arntz (teclados y trompeta), Sheila Gonzalez (vientos, teclados y voz), Pete Griffin (bajo), Billy Hulting (marimba y otras percursiones), Jamie Kime (guitarra), Joe Travers (batería y voz) y, por supuesto, Dweezil en la guitarra. Además, en cada presentación aparecen como invitados músicos que alguna vez formaron parte de las bandas de Frank Zappa: Napoleon Murphy Brock, Terry Bozzio, Ray White, Steve Vai, etcétera. Con dicha banda, Dweezil ha organizado diversas giras alrededor del mundo, bajo un sugerente nombre: Zappa plays Zappa.

Asisitrás, pues, Rebeca, a una edición de este concierto el próximo lunes 13 de agosto, en el Cains Ballroom, lugar de tu ciudad tan legendario como el Whisky a Go Go de Los Ángeles. Y que vayas al concierto me alegra muchísimo, porque contigo va El Espíritu de la Estufa Divina.

Visita de doctor

Anoche estuvo Jaime Holcombe en Ruta 61. Vino a México a arreglar negocios personales, pero ya se regresa en unos cuantos días a su actual residencia: Houston, Texas. Y así como ya nos contó de su presencia en el concierto de The Police y de su palomazo en el bar Pearl, ahora nos presume del espectáculo al que asistirá: ¡Un concierto de Johnny Winter! Estaremos esperando su reseña.

Dos mexicanos en Chicago

Eduardo Serrano (dueño de Ruta 61) e Ignacio Espósito (baterista de Vieja Estación) andan desde el pasado miércoles en Chicago, supongo que con un objetivo central: cazar buenos músicos de Chicago y traerlos al escenario de nuestro querido bar.

Han aprovechado el viaje para asistir a algunas de las fiestas que en el Legends están celebrándose por los dieicoho años del club de Buddy Guy. Tal vez el mismo miércoles escucharon a Carl Weathersby. Probablemente, el jueves conocieron a Brian Lee. Quién sabe. Lo indudable es que hayan estado el viernes en el lugar, para disfrutar de Carlos Johnson y negociar con él una tercera visita a México. Y esta noche de sábado, seguro que ahí estarán Lalo e Ignacio para saludar a Lurrie Bell, gozar de su música e invitarlo a tocar por segunda vez en Ruta 61.

Esperemos buenas noticias.

No hay comentarios.: