jueves, noviembre 16, 2006

La Vieja Estación, La Jornada y La Tania Molina

Si entramos a la página electrónica de La Jornada y buscamos la nota de Tania Molina sobre el concierto que Vieja Estación ofrecerá esta noche en Ruta 61, hallaremos una perla:

La Vieja Estación,
representantes de la esencia del rock.


Es claro que la frase no pertenece a nuestra querida reportera, porque ella conoce bien la forma correcta de llamar a esta banda argentina: Vieja Estación.

Por otro lado, sé que Tania no ignora la obligatoriedad de coherencia numérica en una oración: Vieja Estación nunca podrá ser representantes de nada. Si algo representa Vieja Estación, tiene que ser en singular: Vieja Estación es representante...

Pero, más allá de los tropiezos gramaticales (que todos experimentamos y padecemos, y de los cuales nos avergonzamos), mi pregunta es la siguiente: ¿Vieja Estación representa la esencia del rock?

¿Qué quiere decir con eso, señor Mussolini?

Cuando leo afirmaciones de este tipo, con definiciones metafísicas (¡la esencia, la substancia, la verdadera naturaleza!), llega a mis narices el tufo de varios cadáveres mal enterrados, esos cadáveres que de vez en vez (sobre todo en época de lluvias políticas, religiosas, morales o estéticas) emergen de la tierra mojada y hacen de nuestra vida comunitaria La noche de los muertos vivientes.

¡Ahí van los zombies,
en busca de carne humana!


El puritanismo, el fascismo, la intolerancia religiosa, la aristocracia, el orgullo proletario, el destino manifiesto, el sagrado mandato del pueblo, el sexo que Dios bendice, las buenas costumbres, las buenas conciencias, las bellas artes, la música clásica, la música popular, Viva la Gente -la hay donde quiera que vas-, el pueblo unido jamás será vencido, el machismo, la música romántica, el hembrismo, la homofobia, la música para hacer el amor, el racismo, el guanabí power, la chispa de la vida, Mozart para bebés, la verdadera izquierda, los pacíficos, la mexicanidad, la argentinidad, los himnos más bellos del mundo, la música folcloroide, el combate contra el narcotráfico, la música que llegó para quedarse...
Corro, me tropiezo, huyo de los muertos vivientes. La cámara se acerca a mi rostro desencajado y suduroso, cubierto de espinas y abrojos.

Apagada y desfalleciente, mi voz alcanza a decir:

Vieja Estación
es una banda que se representa a sí misma...
y a nadie más.



Escrito lo anterior, volvamos a La Vieja Estación.

Seguramente, el redactor de pies de foto de la versión electrónica de La Jornada tomó el asunto en sus manos y decidió -por sus pistolas- que a estos muchachos nacidos en Buenos Aires les anda faltando el artículo determinado, para que se sienta ese ambiente propio de Orfeón a Go- Go, donde la Nomenclatura Ye-Ye es prima hermana de misceláneas, pulquerías y expendios de cerveza tibia.

Al rato y con ánimo de subrayar la mitología tribal del rock -cuya génesis está en la beatlemanía (otro día hablaremos de ello)-, el mismo redactor decidirá que a estos jovencitos integrantes de un conjunto de música moderna hay que llamarlos por su verdadero nombre: Los Vieja Estación.

Termino esta entrega con la transcripción de la nota de Tania Molina.

Ante todo, Vieja Estación es una banda valiente y auténtica, que no claudica. Interpreta un rock cercano a sus raíces, el blues. Su música está "hecha desde el corazón y el alma", describe Ezequiel Espósito, vocalista del grupo, mejor conocido como Polaco.

Y, quizá por venir del corazón, el resultado es un rock vivo, limpio, sincero, directo, en el que "no hay vueltas". Grandes admiradores de The Allman Brothers, Led Zeppelin, The Rolling Stones, Johnny Winter y Black Crowes, entre otros, se mantienen firmes ante el oportunismo mercantil musical, en el que muchos músicos sienten que no tienen de otra más que acomodarse a las exigencias del consumidor.

No. Esto es rock que exhala blues. Ni más ni menos. Y hoy será una de las escasas ocasiones en las que podrá escuchar la creación propia de Vieja Estación.

Lo que suelen interpretar es blues y, por cierto, al lado de grandes maestros, cada vez lo hacen mejor. Son la banda de casa, junto con Señoritas de Aviñón, de Ruta 61, el oasis del blues en la Ciudad de México.

Vieja Estación ha tenido el privilegio de acompañar a grandes blueseros que han venido de Chicago a tocar a Ruta 61, como Billy Branch, Carlos Johnson, Dave Specter, Grana Louise, Deitra Farr y Markiss.

Además de presentar su blues en otros espacios del Distrito Federal, Vieja Estación lo hace en ciudades de la República, como Querétaro y Morelia.

Sin embargo, "llega el momento de que la necesidad de hacer tus propios temas es mucha", sigue Polaco. Las composiciones son hijas de los cinco integrantes argentinos de la banda: el baterista Ignacio Espósito, el tecladista José Luis Sánchez, el guitarrista Santiago Espósito, el bajista Mauro Bonamico y Polaco. Aunque la mayor parte de las letras las escribe Polaco, "la canción se define con los cinco". Ver la canción terminada, "lo ensayás y tocás... es impresionante. Esa es la necesidad que tenemos de tocar nuestros temas, que es en realidad para lo que venimos a México", cuenta Polaco.

Llegaron de Argentina hace más de tres años y, gracias a una tocada en el Multiforo Alicia, conocieron a Eduardo Serrano, el responsable de Ruta 61. En este espacio encontraron un refugio, un hogar, una familia, como lo han encontrado otros músicos y amantes del blues.

Una de las composiciones de Vieja Estación, 61 poemas borrachos (El blues de Juanelo), incluida en el disco Todo perro tiene su día (primera producción de Ruta 61), quizá hace referencia a este lugar. Es una amorosa canción, que recuerda aquellas nostalgias que se sienten por cosas que siguen ocurriendo: "Arde la ruta de los sueños, por donde viajo hoy, todo está tan claro, ni la lluvia apaga su pasión, 61 poemas borrachos me dan su calor".

Vieja Estación (www.viejaestacion.net), en Ruta 61 (www.ruta61.com), el jueves 16, a partir de las 21:30 horas. Entrada: 60 pesos. Baja California 281, entre Nuevo León y Culiacán, colonia Hipódromo Condesa. Tel. 3096-3021.

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