jueves, diciembre 07, 2006

El Blues de Chicago en la Ciudad de México V

Importante

Visita, lector sediento, la
Galería I y la Galería II
de El blues de la estufa divina.

En ambos espacios virtuales hallarás las fotos que tomé entre el 23 y el 26 de noviembre de 2006.


A la mera hora y aunque Jaime López tuvo la amabilidad de ofrecerme un pase como invitado suyo, preferí ser decente y solicitar al guardia de la entrada que consultara la lista de invitados de Raúl de la Rosa

-Agustín Aguilar Tagle, Aguilar Tagle, Aguilar, Aguilar. No, señor, no está en la lista.
-Bueno, pues muchas gracias. Voy a Donceles, a ver si ahí estoy registrado.
-Ándele, señor. Sí, porque aquí no, mire, aquí no está.
-Buenas noches.

En Donceles, busqué a Daniela Beltrán, encargada de prensa. Ahí estaba, chulísima en todos sentidos.

-¡Hola, Agustín! Sí, mira, pégate en la solapa esta calcomanía de prensa y pásale. Sólo recuerda que no puedes usar flash durante el concierto.
-Oye, Daniela, pero es que me gustaría pasar a los camerinos.
-¿Quieres entrevistar a los músicos?

Piensa rápido, Agustín, piensa rápido. Miente, si es necesario.

-Sí, Daniela, me gustaría realizar algunas entrevistas.
-Bueno, entonces, deja le hablo a Xóchitl. ¡Xóchitl! Agustín…
-Hola, Xóchitl…
-Mira, Agustín piensa entrevistar a los músicos. Lo voy a llevar personalmente a los camerinos, ¿te parece?

Y ahí vamos, por los oscuros pasillos que llevan a los camerinos del Teatro de la Ciudad, apenas iluminados por el celular de Daniela.

-Mira, pásale, aquí está el camerino de Super Chikan. Pero no sé si James Johnson ya llegó. Creo que sólo están sus músicos.

Tres mujeres y un hombre, sonrientes, sin prisa, sin el mínimo asomo de arrogancia o de enfado porque alguien se atreve a visitarlos. El cuarteto disfruta de los alimentos puestos en platones, junto a los espejos de la pequeña estancia.

Daniela me presenta como fotógrafo de Ruta 61 interesado en realizar una entrevista.

-Hi! How are you? Do you need something?
-No, thanks, we’re fine…
-OK. He is Agustín Aguilar Tagle.
-Hi!
-Hi!
-Hi!
-Hola, ¿qué tal?

Pero le digo a Daniela que ni se preocupe, que no quiero molestar, que la entrevista puede ser otro día, que en este momento me basta con tomar algunas fotos. Las tomo. Me despido. Daniela se despide. El hombre pregunta:

-Your name is…
-Daniela. Call me Dani.
-Daniela. It’s a beautiful name!
-Oh, yeah… Thank you…

Le agradezco a Daniela sus atenciones, le doy un besito y me voy a escuchar al Grupo de Percusiones Tam’Bore, cuyo número ya va a comenzar. Noto que no hay mucho público. ¿Qué pasa? ¡Bueno, es la primera noche, no hay que desesperarse!

Los sonidos creados por Arístides Martínez, Bruno Martínez y Eduardo Garavito nos llevan a un mundo primigenio de ritmos y atmósferas sonoras donde la música es una herramienta de conciliación con la naturaleza y con sus espíritus. Es liturgia, es lenguaje religioso, es recreación del universo. Asistimos a una misa, y es la re-presentación del pasado lo que creo que debemos aplaudir.

Los sonidos de Tam'Bore (tambor amigo) no se apagan aún, los tres sacerdotes no salen todavía de escena. Se une a ellos, Montse Revah, a quien conocemos por su trabajo como baterista de Betsy Pecanins y como percusionista de Jaime López.

Tam'Bore hace mutis, se queda Montse y entra Jaime, cuyo trabajo admiro (sus letras, su música, su actitud, su voz aguardientosa, su dominio de la palabra y del fraseo) pero a quien no logro vincular con mi concepto del blues. ¡Pero es mi concepto, así es que no me hagan mucho caso!

Siempre disfruto a Jaime, incluso cuando no ensaya y se sube como el Borras (a ver qué pasa), valentía que en él es admisible, porque ya nos dio bastante, pero que hace veinte años era la constante del rock mexicano y que fue el huevo de la serpiente que hoy mastica y devora el gusto de mucha gente (aún es posible encontrar personas que creen que Alex Lora tiene algo que ver con la música, y hasta le aplauden o lo miran con simpatía).

Termina Jaime y entran Super Chikan y las Fighting Cocks. ¿Tres mujeres y un hombre? A ver, a ver. Sí. ¡Ah, claro! Es a James Johnson a quien fotografié con su hija Jamiesa, la baterista.

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