jueves, enero 18, 2007

Peaches en almíbar

Receta

Dentro de una Vieja Estación, coloca una Faye Staten en su punto y un Melvin Smith en su bajo, con tres o cuatro extraordinarios músicos argentinos. Vierte todo en el escenario de Ruta 61. Deja que hierva durante dos horas de amor y blues, hasta que todo se vuelva jarabe de Chicago en el sartén de la noche, o hasta que el Hoochie Coochie Bar adquiera un cierto aroma a Maxwell Street Flea Market.

Maxwell Street

Porque, a propósito, Peaches Staten nos cuenta, indignada y vehemente, lo sucedido con el histórico mercado de Chicago, el cual fue removido a Canal Street en 1994, para poder extender los espacios de la Universidad de Illinois at Chicago (UIC). Como es de suponerse, el hecho provocó la protesta de mucha gente. ¡Y a ver qué pasa este año, pues vuelven a moverlo de sitio, a Des Plaines Street!

¡Maxwell Street es Maxwell Street! -dice Peaches con la contundencia de quien ama su ciudad-. ¡Pero las autoridades han sido incapaces de entender y respetar una tradición, una historia, un modo de vivir, una cultura plural!

Para que entendamos a Peaches, señalemos que Maxwell Street Flea Market es –sigue siendo, aunque fuera de su cuna y como New Maxwell Street Market- el Tepito de Chicago, La Garra, como aún le dicen los mexicanos de allá, quienes lo visitan para comprar chiles de Zacatecas, sarapes de León y cobijas de Tlaxcala, y donde es posible disfrutar de una torta ahogada, de un tamal oaxaqueño, de la birria de Jalisco o de tacos chilangos (¡A huevo, güey!).

Por otro lado, es bueno recordar la importancia de Maxwell Street en la topografía histórica del blues de Chicago.

Seguramente alguno de mis 22 lectores recuerda la escena de la película The Blues Brothers donde John Lee Hoocker toca en la calle su fundacional Boom Boom.

No fue una ocurrencia loca de Dan Aykroyd, John Belushi o John Landis, ni es una traducción al blues del gusto por las calles que se detecta en los musicales de Broadway.

John Lee Hoocker es aquí la representación de un personaje real, al menos de las décadas treinta y cuarenta del siglo pasado: los músicos callejeros, aquellos que llegaban del campo a la ciudad, con su guitarra acústica, y se ponían a tocar precisamente en Maxwell Street, compitiendo con los ruidos propios de cualquier calle bulliciosa, lo que los obligó en poco tiempo a hacerse de aparatos eléctricos que amplificaran su espectáculo.

Me atrevo a decir, entonces, que ahí, en Maxwell Street, nació el sonido del blues de Chicago, ahí nacieron Muddy Waters y Howlin’ Wolf, digo yo, por mencionar sólo dos ejemplos. Y si mi especulación es acertada, entonces podemos afirmar que el mismo Rock&Roll le debe mucho a Maxwell Street, calle en la que también están escritas importantes páginas de la historia judía de Chicago y de la inmigración mexicana.

Es miércoles 17 de enero

Vamos en automóvil hacia Satélite, a encontrarnos con Vieja Estación, que esta noche toca en el Irish Pub. Maneja Lalo Serrano, y a su lado se encuentra Peaches Staten. Atrás, nos apiñamos Melvin Smith, Gilles Aniorte y el que esto escribe.

Melvin ha viajado con Peaches, porque los dos bajistas con los que pudo haberse contado para esta ocasión no están disponibles: Mauro Bonamico se encuentra en Italia, y Jorge Escalante está atendiendo la salud de su señora esposa, a quien desde esta bitácora enviamos nuestro mejores deseos de recuperación.

Es ésta una noche rica, una noche de clima templado y cielo abierto. Aunque no es posible divisar estrella alguna.

¡Sí, sí, acabo de ver una estrella! –anuncia Peaches

Entonces, la conversación da un giro extraño y se dirige hacia los Objetos Voladores No Identificados. Peaches asegura que ha visto más de uno, no ahora sino en otros momentos de su vida. Gilles hace una broma que no puedo repetir (porque siempre lo balconeo), y Lalo muestra dos de sus talentos: la maestría para contar chistes y la extraordinaria rapidez para traducirlos al inglés.

En español, el chiste dice:

-¿Sabes que si comes mucho chile habanero, terminas cagando pescado?
-¿De veras? ¿Cómo es eso?
-Digo, pescado de la toalla.

¿Cómo traducir eso al inglés?

Pues Lalo lo hace, y logra arrancar buenas risas a Peaches y a Melvin, quienes en este momento –ya en el Irish Pub- se deleitan con sendas cervezas Dos Equis ámbar y un plato de alitas de pollo adobado.

No nos quedamos mucho rato en el pub estilo irlandés, porque urge llegar a Ruta 61 y montar el espectáculo de jueves, viernes y sábado.

Santiago Espósito (guitarra), José Luis Sánchez (teclados) e Ignacio Espósito (batería), han estudiado ya las canciones de Peaches, con la ayuda de un CD; pero ahora la cosa es cerciorarse de lo más importante: que la Staten y los miembros de Vieja Estación se entienden. Melvin ya está listo, y eso es un punto a favor de la música. Este bajista se ha ganado un buen prestigio en la escena del blues de Chicago, y ha tocado con Koko Taylor, Carl Weathersby y muchas otras leyendas del blues. Pero los argentinos no se quedan atrás: traen varias medallas, que Peaches aprecia: han sido la banda de apoyo de muchos músicos maravillosos: Billy Branch, Dave Specter, John Markiss, Deitra Farr, Grana’ Louise

Buenos Aires y la Ciudad de los Vientos. Y en medio, Tonatzin como un dios.

Apenas comenzado el ensayo, Peaches queda no sólo satisfecha con el sonido de la banda sino también gratamente impresionada del profesionalismo y la destreza musical de Vieja Estación. ¡No hay nada fuera de lugar! Sólo falta pulir pequeños detalles, más de índole dramática que de naturaleza musical.

Se prueban las canciones, se conversa sobre esto y sobre aquello. Lalo Serrano insiste en que la banda ensaye su canción favorita. Se hacen referencias a un amigo común, Billy Branch. Surgen las anécdotas. Se pasa la noche. Salimos a las cuatro de la mañana.
¿Quieres conocer, lector, el fruto milagroso de este encuentro de músicos de Buenos Aires y Chicago en la Ciudad de México? Te espero, entonces, en Ruta 61, el jueves, el viernes o el sábado. Te garantizo uno de los mayores placeres del mundo: la buena música.

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