miércoles, abril 28, 2010

La Hora de la Hora

Ay, qué música tan rara…
La Rabia


Es medianoche del 22 de abril de 2010. Acabo de cenar en el Groove con Salvador y David Rodríguez, padre e hijo. Salvador llegó puntual y con un regalo: el álbum de La Hora de la Hora, la banda de David.

Ay, qué música tan hermosa.

Cumbia balcánico-chilanga, polka, bolero y vals, todo para bailarse en un antro de la Condesa o en una trajinera de Xochimilco (a la hora de la hora, es lo mismo:). Y puedo pensar en esto mientras Salvador me entrega el disco, porque hace algunos meses tuve la oportunidad de ver y escuchar a la banda en vivo (sí, en Ruta 61).

La Hora de la Hora sube al escenario con un dominio absoluto del ritmo y de las palabras, con absoluto control de los cuerpos (niñas de la primera fila: pupilas dilatadas y labios húmedos). ¿Sucede lo mismo en la grabación? Veamos, veamos, oigamos.

Sucede lo mismo. Sólo falta el temblor del piso, las niñas despeinadas y el coro de los locos seguidores (que cada vez son más).

No hay rubor, no hay vergüenza de asomarse al precipicio de la cursilería, cubierta de neblina azul, golondrinas en vuelo y cisnes de engañoso plumaje. ¿Qué quiero decir? A ver si me doy a entender...

Hay en La Hora de la Hora la exquisita poética del romanticismo y el modernismo decimonónicos que nos llega a través de la canción popular de la primera década del siglo pasado, y que adoptamos palpitante y aún jugosa. Y esta herencia se presenta en la banda con la fortuna de versos deliciosos y harto logrados. De hecho, es posible disculpar en ellos el ripio, el gazapo y el disparate metafórico porque la belleza de la melodía y el encanto del ritmo nos liberan del escrúpulo académico:

Mas hoy me aventé,
sin alas volé al lejano abismo
donde tus embrujos no amarguen mi ser.
Te dejo mi miedo, mi último aliento,
mi sangre y mi cuerpo
debajo del tren.

¡Puta madre! Me los llevo sin envolver -pienso, mientras regreso al principio de la estrofa, para escucharla de nuevo.


Cierro los ojos y escucho. Me siento en medio de la noche de un pueblo olvidado. El Diablo disfrazado de Arlequín. El acordeón sangrante que sale del armario. Sangra la rabia que te extraña. El manejo inteligente del humor y la dulzura de un México campirano con noches de ciudad lloviznada. Todo esto se mezcla en mi mente con la escena del Groove: el guajú a la plancha de Salvador, la enorme lasaña de David (que devora en un acto de prestidigitación –o prestibucalización). Mi espagueti al huevo en salsa putanesca. Whisky y cerveza Cosaco...

Pero volvamos al disco. Música dramática. El violín sufriente. Los muebles desvencijados. Vals para desgarrarse el alma. Voces teatralizadas. David Lynch borracho de tequila y vodka. Zappa sonríe. Música viva, metamúsica, con ska sabor vainilla. Amarilla es mi desolación. Y una guitarra rockera en La Duna. Todo tocado como si nos fuéramos a morir en una hora. Brinco brinco brinco. Y termina el disco con un guiño musical que nos hace sonreír. Nota Roja -aquella legendaria banda de principios de los ochenta- aplaudiría a estos mocosos irreverentes. Y yo, para no quedarme atrás, le entrego a David mi ejemplar de Último round. Qué hermosa noche. Con La Hora de la Hora, el mundo tiene esperanzas.

7 comentarios:

Unknown dijo...

¡Gracias Agus!...¡qué te puedo decir!, me has dejado sin palabras...ya lo has dicho tu... no sólo yo que soy papá cuervo ;)

Mamá-Z dijo...

Considera a David el orgullo de tu nepotismo.

Unknown dijo...

;)

ovejitaorejona dijo...

Mil gracias por las flores! Lo que nos da más gusto es poder gustar de esta manera. A la hora de la hora, eso es todo lo que importa. Nos vemos en la próxima tocada. Un abrazo!

Octavio Macchetto Jiménez

Mamá-Z dijo...

Bueno, Octavio, ¿qué te digo? Esto fue apenas la breve y humilde expresión de mi entusiasmo. Los voy a seguir, y seguiré escribiendo sobre La Hora de la Hora porque hay mucho que decir.

Victor Castillo dijo...

Agus:

No sé si te llegó mi comentario anterior (marco error). Pero en resumidas cuentas has despertado mi apetito por escuchar a esta banda.

Salud.

Mamá-Z dijo...

Insisto en que regresen a Ruta. Yo te aviso, Vic. Sigo debiéndote alguito.