miércoles, mayo 31, 2006

Ruta 61 en Imágenes

¡Albricias, hermanos, lanzad sonrisas de júbilo! Ya está a la vista Ruta 61 en Imágenes, el álbum fotográfico del Hoochie Coochie Bar.

Al entrar en él, es posible recorrerlo por mes o por nombre. El visitante puede elegir cualquier fotografía y bajarla a su computadora sin costo alguno (cosa que aquí también puede hacer, aunque la diferencia está en el tamaño de la descarga).

Todos los lunes, el blog será alimentado con nuevas imágenes (entre diez y veinte nuevas fotografías), así que si esta vez no consigues enriquecer tu egoteca, no pierdas el ánimo: casi es seguro que el banco de imágenes de Ruta 61 te tiene en sus archivos.

Por otro lado, tanto Raúl de la Rosa como Octavio Herrero han actualizado sus blogs. Ambos tratan esta vez un tema caro a los amantes del blues: Buddy Guy.

Lo mismo podemos decir de Gerardo Aguilar Tagle (Tlacuiloco), quien dedica sus más recientes entregas a El Atrio, lugar que, a fe de quienes lo conocen, merece visitarse (se encuentra en la calle de República de Uruguay).

Para terminar este mensaje, ofrezco una disculpa: hay muchos temas que aún siguen en el tintero (es decir, en el teclado). La visita al Zinco Bar, por ejemplo, donde Jaime Holcombe, Gabriela -su esposa-, Claudia Ostos, El Topo y un servidor tuvimos el placer de escuchar a The Dave's True Story. Bueno, pronto escribiré sobre ese día, y también sobre el DVD del retorno de Cream, que Javier García me recomendó ver. Ya lo hice y tengo en la mente mi opinión (sólo es cosa de sacarla de ahí).

Hay más: The Black Crowes, Sofía Loren, los Hermanos Marx, las sopas Campbell's, la amistad entre Bacilio Macedonio Ruiz y Fiodor Seasocks Blacksmith, el mezcal de Cecilia Buck, la insoportable soberbia de los panistas, el Meló de Alan Resnais, la extraña conducta del Subcomandante Marcos, la belleza de Desdémona Peniche, la nueva librería Rosario Castellanos, la reciente novela del joven Barry McCrea, y la del viejo Vargas Llosa... Todo tiene que salir, todo tiene que salir.

viernes, mayo 26, 2006

In memoriam

CARLOS SÁNCHEZ
9 DE JUNIO DE 1954
24 DE MAYO DE 2006


CARLOS, AHORA COMIENZA TU INMORTALIDAD.
PRONTO ESTAREMOS CONTIGO.
RUTA 61

jueves, mayo 25, 2006

¡Ruta 61 cumple dos años!

No me lo van a creer. Había escrito para esta ocasión un hermoso mensaje. De pronto, mis dedos apretaron una tecla que nunca debió existir... ¡y adiós mensaje! Trataba sobre la biblioteca de mi tío abuelo. Trataba sobre mi árbol genealógico. Trataba sobre la grandeza heroica de Eduardo Serrano y sobre la manera en que Octavio Herrero le calentó la cabeza hace dos años para que abriera un lugar de blues. Trataba sobre Enrique Suárez, cuya discreta confianza ha puesto en manos de un hombre bueno el sueño hecho realidad de muchos que llevábamos una vida entera esperando este sitio. Trataba sobre el cálculo de mi consumo en dos años (treinta botellas de whisky, quinientos dedos de pollo, treinta tostadas de cangrejo y nueve mil seiscientos besos de todos los colores y sabores).

¡Trataba de tantas cosas!

Pues desapareció mi mensaje. Sólo me queda un abrazo intenso a Lalo, y tres fotografías que incluyo ahora como humilde homenaje a la voluntad titánica de un empresario que sabe hacer las cosas sin dinero y sin poder.

Gracias, Lalo. Te debemos mucho. Que sea mi hijo Mauro quien te alcance el abrazo desmedido. Y ahora, a ver, por favor, Lalo, súbete al escenario con la banda argentino-mexicana de Grana' Louise. ¡Eso! Sonrían. Viendo el pajarito. Gracias.

sábado, mayo 20, 2006

Grana' Louise en El Imperio de los Sentidos

Mientras nos deleitamos con el blues de Grana' Louise, observo a Jaime Avilés en la penumbra colorida de Ruta 61, en la parte alta, junto a la cava (una alacena enrejada que Pablo Brontese, Mauro Bonamico y Lalo Serrano cuidan como si ahí guardaran a su propia madre -no les falta razón: en la cava duermen vinos exquisitos que la Tía Juanita no debe tomarse como si fueran agua-).

Todos sabemos que es hora de esconder los vinos -balbucea Santiago Espósito, que llora de la risa- cuando Juana empieza hablar en lenguas extrañas.

Observo, digo, al periodista y escritor, y recuerdo la última vez que nos habló de Serapio Bedoya, el sábado 16 de diciembre de 2000 (Serapio Bedoya, el tonto del pueblo, por si alguien no lo sabe, es uno de los más bien formados e inteligentes personajes de la literatura mexicana).

Ese día, me desayuné con la voz de Serapio, que decía y cantaba una canción de Chico Buarque.

Como casi todas sus canciones, ésta también tiene un ligero sabor a César Vallejo; aunque, a diferencia del genio peruano, la melancolía de Chico Buarque tiene ventanas, y el aire puede entrar en ella, en la melancolía: sus cortinas se mueven y uno, con sólo verlas, puede respirar. Pasa lo mismo con Grana' Louise, a propósito.

No me acuerdo cómo se llama la canción, pero habla del aire, precisamente: que un cuerpo vacío está lleno de aire, que el aire vacío de un bosque sombrío está lleno de dolor, que el aire en el cuerpo ocupa el lugar del vino, que el vino busca ocupar el lugar del dolor, que el dolor ocupa la mitad de la verdad.

Recuerdo con mucho cariño la época de Tecamacharco, utopía tenebrosa de Jaime Avilés cuya pulquería fue centro del universo al final del siglo pasado: El Imperio de los Sentidos.

Todos los sábados, sentado junto a la lavadora, muy temprano, yo leía en voz alta El tonto del pueblo, mientras mi difunta esposa preparaba el desayuno.

Por eso, ahora que veo a Jaime en Ruta 61 y leo su amoroso reportaje acerca de la primera presentación de Graná Louise, quiero preguntarle: ¿Es el Hoochie Coochie Bar un regreso a Tecamacharco, es un regreso milagroso a su pulquería fabulosa?

No pregunto, porque intuyo la respuesta napoleónica: ¡El Imperio soy!

O tal vez una respuesta juarista, cuando la República viajaba en un carruaje -o era el carruaje-: ¡Ahí donde me encuentré... ahí será Tecamacharco!

viernes, mayo 19, 2006

¡Bienvenida, Grana’ Louise!

¡Por fin llegó a la Ciudad de México
la portentosa y fenomenal Grana’ Louise!


El miércoles pasado, a puerta cerrada y con el propósito de montar su repertorio, la cantante y compositora de Chicago se reunió con los músicos que habrán de acompañarla durante su estancia en la ciudad (Ignacio Espósito, en la batería; Mauro Bonamico, en el bajo; Octavio Herrero y Santiago Espósito, en las guitarras).

Al otro día, comenzó el espectáculo, es decir, anoche. Sigue hoy, en Casa Talavera y en Ruta 61; y termina mañana, en el Hoochie Coochie Bar, segundo nombre del sueño hecho realidad por el talento, la inteligencia y el trabajo de Eduardo Serrano.

En Chicago, Grana’ lleva una vida muy activa dentro los mejores bares de blues de esa ciudad: el Blue Chicago, el Buddy Guy’s Legends, el Andy’s Jazz Club, el Shaw’s Crab House (en su Oyster Bar), el Redfish, el Koko Taylor’s Celebrity, el Kingston Mines… Y apenas hace un mes esta mujer milagrosa estuvo en Islandia, donde participó en el Blúsfélag Reykjavikur (el festival de blues de Reyjavik), con Deitra Farr y Zora Young.

Ahora, está con nosotros.
Quienes tuvimos la fortuna de asistir anoche a Ruta 61, fuimos testigos de lo que el blues puede hacer a nuestros corazones cuando lo interpreta una banda de excelentes músicos y una voz llena de gracia, una voz llena de Dios, bendita entre todas las voces y bendito el fruto glorioso de su alma.

Si, anoche, una cámara fantástica hubiera fotografiado los hilos invisibles que unían nuestras sustancias interiores (no sé cómo llamar a eso que vibra ante la belleza, ante el amor y ante la conjetura de lo eterno), ahora mismo estaría mostrando aquí el rostro de Dios. ¡Pero el alma colectiva es invisible, sólo se percibe, sólo se reconoce, sólo se entiende cuando uno está en ella!
Pero hubo, me consta, efectos y retroalimentaciones.

Tanta fue la energía y la belleza desplegadas durante dos horas por Grana’ Louise y su banda, que el público contagió su emoción a la misma cantante: apenas terminaba Summertime y se destejían los aplausos emocionados, cuando un sollozo de niña sustituyó al aullido de mujer y, entonces, quedamos todos con la ternura estrujada, al grado que eso terminó en ovación de pie, aplausos que era la súplica del amor: ¡Déjanos, abrazarte, mujer divina, déjanos abrazarte!

En ese momento, Ezequiel Espósito (guitarrista y voz principal de Vieja Estación) se descubrió el brazo izquierdo para enseñarme su carne de gallina. Ambos teníamos un nudo en nuestras gargantas y agüita en los ojos.

Casi al final, Grana’ invitó a Claudia Ostos a subirse al escenario y cantar con ella Sweet Home Chicago. ¡Entonces, rayamos en la locura! Dos voces milenarias, seguras de sí mismas, reales, absolutamente ciertas, nadaron en el mar de blues que la banda creó para mayor gloria de la música.

No me cabe duda: la noche de ayer será recordada en la historia de la ciudad como...
La Noche de Grana’ Louise.

lunes, mayo 15, 2006

La semana de Grana' Louise

Estos días serán recordados como
La semana de Grana’ Louise
,

mujer colosal y despampanante.

Ya tendremos una historia más que contarle a los nietos y a los bisnietos: sentaremos al más curioso y preguntón en nuestras rodillas y le recitaremos, para comenzar, los palabras que días antes de vivir a Grana’ encontramos en internet, además de las halladas en su propia página.

Por ejemplo, recordaremos el testimonio de Pieter ten Hoopen, fotógrafo alemán, algunas de cuyas fotos me he robado para este espacio; y reconstruiremos con gestos y frases en italiano el entusiasmo del Centro de Jazz de Turín, donde se presentó la Grana’ Louise Blues Band en noviembre de 2004.

También, le platicaremos al escuincle sobre CD Baby, esa pequeña tienda de discos de Portland, Oregon, que encuentra en Grana’ Louise la profunda herencia de Koko Taylor, Etta James, Denise Lasalle, Billie Holiday, Ruth Brown, Bessie Smith… y de la misma Tina Turner; esto, sin dejar de reconocer la singularidad de su estilo y la fuerza de su personalidad.

Vuelvo a L’Associazione Culturale Centro Jazz Torino, y transcribo parte de su hermosa y exaltada descripción de Grana’ Louise. Copio el texto original, para no perder el sabor con el que los italianos, incluso los del norte -como el piamontés Umberto Eco-, hablan de aquellas mujeres a las que aman (si se lee en voz alta, pausadamente, el texto se vuelve clarísimo, incluso para quienes no dominamos la lengua de Pavese y Calvino):

Giunonica e voluttuosa creatura da palcoscenico, Granà Louise è una delle più versatili intrattenitrici e persuasive raconteuses blues del nuovo secolo. Di fronte alla vasta platea di un festival o nell’ambiente raccolto di un club, Granà sa pilotare e modulare la sua bella voce castana, dalle ombreggiature seducenti e dalle imperiose asprezze, attraverso una grande ma compatibile varietà di registri espressivi - recitando l’antico “Long John Blues” di Dinah Washington con gusto e humor e sottolineandone astutamente (ma senza mai eccedere) ogni doppio senso erotico del testo, rendendo omaggio alla rauca e fosca potenza di Howlin’ Wolf e caricando il suo arcano e immaginifico “Smokestack Lightnin’” di accenti minacciosi e crudele tensione, esibendo pensosa eleganza e fluido swing in un “Summertime” coronato da un’improvvisazione in scat che conserva la concreta e verace eloquenza del suo raccontare in blues.

Erde di Dinah e di altre grandi ed eccentriche sciantose del passato, da Little Miss Cornshucks a LaVern Baker, Granà Louise è emersa come loro dal fertile terreno del Midwest urbano, tra Ohio, Minnesota e Illinois. Nativa di Cincinnati, è cresciuta a Columbus e si è poi rivelata sulla scena di Minneapolis, dove ha realizzato per la Diamond Blue il suo primo album, Hit the Big Time, e dove ha anche esercitato il suo talento di attrice-cantante in commedie e musical come The Sunshine Boys di Neil Simon e Blues in the Night. Sul finire degli anni Novanta si è stabilita nella capitale del blues, Chicago, dove la sua forte personalità le ha permesso di emergere da un fitto panorama di voci femminili.

viernes, mayo 12, 2006

Parroquianos III

Hablaba yo, en Florilegio de alborotos II, del viernes 28 de abril.

Esa noche, además de Nicolás Martínez, estuvo en Ruta 61 Alain Derbez, músico, productor y conductor de radio, poeta, sociólogo, historiador y promotor cultural. Por otro lado, llegó también Jaime Avilés, noctívago irredento y periodista extraordinario cuya pluma siempre ha sido instrumento a favor de las mejores causas y arma contra los embates de la ultraderecha, las torpezas de la clase política nacional y las estupideces de la izquierda.

Apenas detectó su presencia y al observar que traía su sax, Octavio Herrero invitó a Alain a subirse al escenario, para acompañar a Las Señoritas de Aviñón.

Por otro lado, Marie Álvaro Díaz, cubana cuyos ojos son el tsunami de nuestras apacibles costas, había llegado al bar acompañada de Mohinder Singh, músico virtuoso de origen indio –aunque nacido en Birmingham, Inglaterra- quien venía de acompañar en la tabla al maestro Shalil Shankar, en la Sala Ollin Yoliztli.

Y ahora que he mencionado a Alain, a Jaime y a Mohinder, me doy cuenta que, en los dos años de su existencia, Ruta 61 ha sentado en sus mesas a un buen número de personalidades: Pedro Meyer, considerado el primer artista multimedia en el mundo, fotógrafo genial, referencia obligada de la fotografía contemporánea; Edouard Perromat, jovencísimo músico francés que fue hasta hace poco miembro de Abracadaband, agrupación reconocida por sus interpretaciones de la obra de Frank Zappa; Pablo Gómez, diputado, periodista y figura clave de la izquierda histórica en México; la dramaturga Ximena Escalante, el polivalente Raúl de la Rosa y el legendario Óscar Chávez; también Pepe Stephens, Modesto López, Demián Bichir y el percusionista cubano Miguel Valdés.

A mediados de los ochenta, los miembros de Mamá-Z visitamos frecuentemente Radio Mexiquense. En una de esas ocasiones –la primera, supongo-, mantuvimos una entrevista al aire con un jovencísimo Ciro Gómez Leyva. Por ahí vi pasar a Alain Derbez –era, entonces, subdirector de producción de la emisora… o algo así-, y creo recordar que no le gustó nuestro trabajo. ¡No importa, no hay reclamo! Nuestro laboratorio de teatro y taller de autoayuda fue y es un gesto cultural absolutamente incomprendido. Sin embargo y a pesar de ello, pronto aparecerá, para deleite de la antropología occidental, el álbum definitivo de Mamá-Z. Su título tentativo es Siempre podemos hacerlo peor.

domingo, mayo 07, 2006

Florilegio de alborotos II

Hasta ayer, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) había recibido 150 quejas de habitantes de San Salvador Atenco, entre ellas 16 por abuso sexual y 7 por violaciones contra mujeres de entre 20 y 50 años de edad -a algunas les introdujeron objetos y los dedos por el recto-, todas cometidas por elementos policiacos durante el traslado de las detenidas al penal de Santiaguito.
Víctor Ballinas, La Jornada, 10 de mayo de 2006, página 3.

No acabo de llegar a la ciudad, y ya estoy otra vez en sus bullicios y algarabías, en sus pleitos y en sus sonrisas, en sus escondites y en sus balcones.

El viernes 28 de abril asistí, como es de rigor, a la indispensable velada en Ruta 61, para gozar de los regalos musicales que una vez a la semana ofrecen, cada banda a su manera, Vieja Estación y Las Señoritas de Aviñón.

¡A propósito, por fin encontré el blog de Jaime Holcombe! Te invito, curioso lector, a visitarlo (Señoritas a ritmo de blues). ¡Presionemos a su autor para que escriba más seguido, carambas! Por ahora, Jaime reflexiona sobre sus raíces y sobre la música que su padre le contagió.

martes, mayo 02, 2006

De la indiferencia como estado del alma

¡Lo que se nos pidió era tan sencillo! Se trataba de apoyar a quienes, por diversas razones –casi nunca por alegre voluntad-, han tenido que entrar a los Estados Unidos de Norteamérica en busca de trabajo y que, sin embargo, no pueden regularizar su situación migratoria y ser tratados como ciudadanos, ¡en un país donde los únicos que han llegado a la mala –matando a los pobladores anteriores- han sido los padres fundadores, los Pilgrims del siglo XVII, esos esforzados migrantes (admirables en muchos sentidos) a quienes se les recuerda durante el Thanksgiving Day, comiendo pájaros silvestres y pastel de calabaza.

¡Sí, claro! –como diría mi amigo Tomy…

Primero se comparte la comida con los ingenuos wampanoag, y luego… Lean ustedes lo que opina Linda Coombs, india wampanoag:

We’re still here. And our history is carried through the centuries to the present day. Typically the telling of that story has ended with the arrival of the Pilgrims or after King Philip’s War. This omission has served to erase us from history. [...] Until very recently, when it came to textbooks and historical thinking, we existed only in the 17th century—when Squanto showed the Pilgrims how to plant corn, when Massasoit befriended the Pilgrims...

¿Qué apoyo se nos pidió esta vez? ¡Algo muy sencillo! Evitar el consumo de marcas y productos estadounidenses durante todo el día, ausentarse de las filiales de tiendas de autoservicio de capital extranjero.

¿Para qué?

Por supuesto que no se trataba de hacer caer mortalmente al imperio (¡por favor!), ni de perjudicar a quienes laboran en dichos establecimientos. Se trataba, digo, de un simple gesto de solidaridad.

¿Qué pasó? ¡La indiferencia total! Wal-Mart, por ejemplo y a fe de los periódicos, contó con la asistencia normal en un día de asueto. Lo mismo sucedió, supongo, en McDonald’s, Kentucky Fried Chicken y Starbucks Coffe.

Confieso que a mí no me costó mucho trabajo unirme al boicot. En vez de Marlboro y Coca-Cola, le entré a los Delicados de mi hermano Gerardo y a un rico refresco de manzana Boing; en vez de ver las comedias de Sony Enterteinment, me eché por segunda vez Meló (1986), hermosa película de Alain Resnais, con la encantadora Sabine Azéma.

¿Dónde quedó la capacidad de convocatoria de Televisa y TV Azteca? ¿Dijeron algo, invitaron a la gente a manifestarse dentro de sus capacidades? No sé, porque yo no veo ni por error esos pinches canales. ¡Ah, pero qué buenos son para sacar a la gente a la calle cuando les conviene, vestirla de blanco para exigir seguridad, desgarrarse las vestiduras y culpar a un gobierno por la muerte de uno de sus conductores, cocainómano, a manos de sus proveedores!

De la película de Resnais hablaré en otra ocasión (porque quiero reinvindicar su valor y su estatura estética ante los críticos de cine que la califican de pieza menor). Por ahora, sólo busco recordar aquel conocido poema de Martin Niemöller (1982-1984), pastor alemán.

Muchos adjudican los siguientes versos a Bertolt Brecht (1898-1956) –y por ahí corre el rumor de que los escritos de Brecht son, en realidad, textos de Helen Weigel, su segunda esposa-. ¡No importa, por ahora! Lo que en este momentoi me interesa es recoger el contenido de sus palabras, sean de don Martin, de don Bertolt o de doña Helen:

Primero vinieron por los comunistas,
pero como yo no era comunista
no alcé la voz.

Luego vinieron por los socialistas y los sindicalistas,
pero como yo no era ninguna de las dos cosas,
tampoco alcé la voz.

Después vinieron por los judíos,
y como yo no soy judío,
tampoco alcé la voz.

Y cuando vinieron por mi,
ya no quedaba nadie que alzara la voz
para defenderme.